Lazo.

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— ¿De qué hablas? — preguntó el príncipe confundido.

— ¿Cumplirías tu promesa incluso si yo fuera un omega? — repitió Dazai.

— Pero no lo eres — afirmó al instante Chuuya.

Dazai soltó un suspiro y sonrió en dirección al príncipe dispuesto a confesarse, cuando la puerta fue azotada mostrando al contador con ojos de pánico y poco aliento.

— Su alteza — se disculpó al ver a Dazai — Es hora — apremió en dirección a Chuuya, que se levantó, guardo el acuerdo y la pluma dentro de su capa y salió.

— La reina Yosano insiste en acompañarlo — le susurró Ango a Dazai, quien negó rápidamente. — Pero — insistió Ango — Es su hermana y la monarca —

— Iremos juntos —

Ambos chicos voltearon hacia Chuuya que estaba en la entrada. — Es una situación no convencional, fue lo que dijiste — le recalcó al contador — Si no quieres — volteó a ver a Dazai — puedes caminar sólo, pero preferiría que fuéramos juntos — terminó de decir, haciendo que por un momento el príncipe sintiera que todos sus pesares se aliviaban, una linda ilusión de lo que el matrimonio podría ser, pensó Dazai.

— ¿Su alteza? — habló Ango.

— Iré contigo — respondió el castaño — Aun puedo conservar algo de dignidad —

— Bien — sonrió Chuuya, tomando la mano de Dazai, dejando a Ango detrás.

Chuuya no pensó mucho en sus acciones hasta después de realizarlas, fue cuando tomó la delgada mano del otro y lo tuvo a lado que pudo comprobar lo alto que era, un hecho que le molestó, aún más cuando el castaño volteó a sonreírle burlonamente.

El largo pasillo por el que hace apenas unas horas antes Yosano había desfilado a lado de sus hermanos estaba nuevamente adornado, pero la cantidad de asistentes se había reducido considerablemente, estando solo presentes la familia real, los miembros del consejo, la guardia del príncipe Chuuya y los representantes de las familias más importantes de la corte, todos de pie en espera de los novios, al fondo, una vez más estaba el sacerdote, Mori y la recién coronada Akiko.

El ambiente era extrañamente tenso, no había felicidad en la cara de los asistentes, ni la emoción por parte de ellos, sonreían cuando se encontraban con las miradas de los nobles a su alrededor, que por fortuna no eran muchos, recibiendo una sonrisa igual de forzada.

— Chuuya — susurró Dazai mientras comenzaban el recorrido — ¿Estás seguro de seguir con esto? —

— Es un poco tarde para parar — contestó entre dientes en un intento de sonrisa.

— Aún podrías salir corriendo — insistió Dazai.

— ¿Y luego qué? — contestó en el mismo tono — Por si no lo sabes tomaron mis pertenencias y las "guardaron" — era curioso que Dazai fuera el primero en mencionar algo sobre escapar, pues Chuuya también lo había considerado en cuanto entraron al salón. Toda esa frialdad melancólica con la que fueron recibidos lo estaba haciendo dudar una vez más.

— Pero seguro encontrarías una forma para escapar — le sugirió Dazai.

— Pero yo no quiero escapar — recalcó Chuuya antes de darse cuenta de lo que había dicho, un mejor argumento abría sido "no quiero dejarte en medio de todo esto" a demás de que su honor estaría en juego, sin contar las consecuencias que dejar a Dazai sólo en el altar traerían a ambos reinos.

Los chicos habían recorrido la mitad del pasillo, intentando mantener su conversación lo más baja posible, mientras sonreían viendo hacia los pocos invitados.

Laced [Soukoku-Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora