Capítulo 51

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Maryjo Lilac - Insanity

Luca

—¡HANAEE! —grité mientras Hakeem se alejaba con su familia.

¡HANAEEEEEE! —volví a gritar tratando de llegar a ella pero era imposible porque mi padre y mi tío me lo impidieron.

¡SUÉLTENME! —ordené

—No Luca, no te vamos a soltar hasta que te tranquilices —espetó mi padre

Le fulminé con la mirada y en un ataque de furia, logré librarme.

—Tu mejor cállate, que la culpa de todo esto es tuya.
Samuelle Lombardo no podía dejar a un lado su clasismo, ni por la felicidad de su hijo. ¡Bravooo! ¡Bravooo! —aplaudí

—Luca, lo dejaré pasar porque sé que estás enfadado pero no sigas o si no...

—¿Si no qué papá? ¿Qué más harás?
¿Qué más puedes hacer?... Posiblemente nunca más la vuelva a ver —murmuré mientras el aire parecía haberse ido de mis pulmones.

De repente sentí como me faltaba el aire, mi pecho subía y bajaba desesperadamente. Me apoyé a la pared mientras trataba de respirar, pero no podía, era como si una presión abrumadora me estuviera cortando la respiración.

—¡Luca! ¡Hijo! ¿Qué te pasa? —preguntó mi madre con la voz temblorosa
—¡Hermano! ¿Qué te pasa? —preguntó Lucrezia con una voz angustiada

—¡No puedo respirar! ¡No puedo! —grité cayendo al suelo, con las manos en el pecho.

Mi visión se nubló y el pánico se apoderó de mí.

—¡Luca! ¡Tranquilízate! —gritó mi madre, pero sus palabras no me llegaban.

Mi madre, Lucrezia y Niccolo estaban preocupados, pero mi padre ni se inmutó y me miró con desafío.

Dicha mirada hizo desparecer la desesperación que sentía y la convirtió en furia.

Me levanté de golpe, al principio tambaleé pero me estabilice y lo primero que hice fue lanzar el jarrón  que estaba en la mesa contra la pared.
Dicho jarrón estalló en mil pedazos, dejando sus fragmentos rotos por todo el suelo.

—¡Luca! cálmate por favor —dijo con la voz temblorosa

—¡No Lucrezia!... Papá no es el único culpable
¡Esto también es culpa de ustedes! ¡Os odio! —mi puño impactó con fuerza la mesa de cristal, dejando mis nudillos ensangrentados.

La adrenalina corría por mis venas, cegándome por completo. Comencé a romper cosas pero sentía que no era suficiente.

—¡Vosotros lo permitisteis! ¡Dejasteis que se la llevaran! —grité, señalándolos con un dedo tembloroso mientras mis ojos ardían de rabia.

Tomé una silla y la lancé contra la ventana.

Mi tío trató de detenerme pero yo era un huracán.

—¡Os odio! ¡Os odio! —repetí otra vez entre gritos, con la voz rota.
Ahora mismo iré a buscarla.

—No vas a ir a ningún lado, Luca. No voy a permitir que sigas destruyendo tu vida por alguien así, alguien mediocre que no pertenece a nuestro mundo.

—¡Cállate papá! —le grité, perdiendo cualquier rastro de respeto o control

¡Ella es mi mundo! ¿Escuchas? —grité y después tiré del mantel de la mesa con toda mi fuerza, haciendo que los vasos y platos cayeran al suelo.

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⏰ Última actualización: Jan 12 ⏰

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