Kuroka estaba muy segura de sí misma cuando se despidió de los demás, pero en cuanto se detuvo frente a la mansión de los Shizaku, simplemente se congeló.
Por cada paso que daba, más caía en el hecho de que tendría que volver a dormir en ese lugar, provocando que su ansiedad fuera en ascenso. Ni siquiera podía detenerse en pensar por qué lord Tera pidió algo así, pues toda su atención estaba enfocada en preguntarse cómo haría para sobrevivir esa noche. Si su miedo no la mataba, las miradas llenas de desdén de los demás seguramente lo harían.
Se quedó allí, de pie y en silencio, observando la gran puerta de entrada a una distancia segura.
De acuerdo, pensó en un intento por darse ánimos, no es tan malo... solo es entrar, ser cordial, ignorar las provocaciones, irme a dormir y listo, seré libre... al menos hasta la siguiente noche.
En ese momento estaba considerando que tal vez no sería capaz de cruzar las puertas, pero al mismo tiempo, no podía simplemente volver y decirle a Shenry que se había acobardado.
Pasaron otros dos minutos de puro silencio, y Kuroka atinó a darse unas palmaditas en el rostro para reaccionar.
— ¡Muy bien! ¡Aquí voy! —se dijo a sí misma en voz alta, esperando que eso le diera fuerzas.
Tan solo dio un paso antes de volver a congelarse.
El miedo y sensación de soledad eran abrumadores. Estaba temblando tenuemente y notaba como crecía en ella el impulso de simplemente encogerse, abrazar sus piernas y esconder el rostro. Haber pasado tanto tiempo fuera de esa mansión, experimentando una absoluta libertad para ser ella misma, le había hecho desarrollar una perspectiva de la vida diferente; por ello, ahora la casa de los Shizaku le parecía un lugar incluso más frío que antes. No iba a mentir, lo único que quería era volver con Renku y que ambos se alejaran lo más rápido posible de allí.
Pero... no podía hacerlo. Pese al infierno que vivió en esa casa, Hoytt seguía siendo su hogar; un lugar donde buenas personas estaban en peligro. No era por los Shizaku o Tera, sino por el pueblo por el que debía soportar ese calvario.
Estaba segura de eso, pero aun así sus piernas no se movían. No fue sino hasta que un agudo ruido hizo eco junto a su oído que pudo reaccionar.
Soltó un chillido de sobresalto, pues Bum se había posado en su hombro y, al ver que ella no se movía, emitió ese graznido.
Kuroka se estremeció y Bum elevó vuelo, posándose cerca de la puerta de la mansión.
— ¡Ya lo sé! —le recriminó ella—. Ya voy a entrar, ¡no vuelvas a hacer eso!
Bum hizo sonar su pico, casi como si le respondiera. Kuroka se sintió tonta por discutir con un pájaro, pero eso le brindó el respiro que necesitaba. Finalmente pudo pararse frente al gran portón y, luego de suspirar profundamente, hizo sonar el picaporte para anunciar su llegada.
Cuando el portero hizo presencia y ella se presentó bajo la premisa de que lord Tera la había invitado, le pareció sentir cierta hostilidad proviniendo desde el interior. No le sorprendía, pues ya sabía que la cortesía que le mostraron esa tarde no fue porque la respetaran, sino porque la presencia del imponente erradicador los obligó a ser lo más educados posibles. Ahora que Kuroka estaba sola, simplemente mostraron sus verdaderas caras.
—Sí, el joven lord dijo que vendrías —gruñó el portero con una expresión entre molesta y cansada. Seguramente llevaría varios turnos sin descansar apropiadamente—. Qué valor tiene al volver luego de todo lo que pasó, señorita.
—Lord Tera me llamó —resopló ella, haciendo lo posible por mantener la compostura.
—Sí, sí... y sus ordenes son ley.

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Kurogami Vol# 2
FantasyLuego de que Renku y Kuroka sobrevivieran a la sangrienta batalla de la villa oculta en el bosque, comenzaron su viaje juntos. En pocos días de convivencia, las interacciones y confianza entre ellos aumenta, sin embargo, Kuroka no deja de notar que...