Kurogami. Vol# 2

12. Revuelta

Aquella mañana Shenry se encontraba en la cima de la capilla de Hoytt, pues suponía el punto más alto de la ciudad para tener una amplia visión de lo que sucedía a su alrededor. Así había pasado gran parte de su tiempo en los últimos tres días mientras que Renku buscaba información en la biblioteca y Kuroka, junto con Bum, recorrían las calles, hablaban con la gente y luego se largaban en las noches a la mansión. 

Pese a cubrir todos esos espacios, no estaba recibiendo casi nada de información que le fuera útil. 

Lo único que parecía tener cierta relevancia fue lo sucedido en relación a la noche en que se enfrentaron a los sectarios. Shenry creyó en un principio que la desaparición de tres guardias llamaría la atención, pero fue mucho peor de lo que imaginó. La noche siguiente de que cremaran los cuerpos se enteró de que también desaparecieron doce guardias más, cuyos cuerpos fueron encontrados a las afueras de la ciudad.

Esos hombres eran aquellos que debían vigilar los tejados y muros la noche que Shenry y Renku salieron, y cuya falta les facilitó el camino hacia la reunión. 

Aquel macabro descubrimiento pudo ser mantenido en secreto, pero aun así Shenry sentía que estaba en un callejón sin salida; ¿significaba eso que el brujo sabía que lo seguirían y él mismo despejó el camino? ¿Qué más sabía el brujo? Si podía controlar cuerpos de personas y animales a distancia entonces nunca podría estar seguro de quién es real o no. Incluso llegó a considerar la posibilidad de que habrían más traidores o cuerpos controlados en las filas de los Shizaku, y que probablemente el brujo tuviera ojos en toda la ciudad y en todo momento. 

Las posibilidades eran inmensas, y solo dejaban en claro que el brujo era mucho más peligroso de lo que creyó en un principio. Un paso en falso y la situación se le podría escapar de las manos.

De pronto, un graznido a la distancia llamó su atención. Bum volaba a toda velocidad hasta él, y una vez estuvo cerca se apresuró por comunicar lo que había visto. Entre graznidos, cacareos y picoteos ansiosos, el rostro del hombre cambió en una expresión exaltada.

— ¿Qué dices?

Entonces dirigió la mirada hacia la plaza principal de Hoytt, donde pudo divisar desde la distancia como un grupo de pocas personas parecía rodear algo. A su vez, algunos guardias hacían acto de presencia, y aunque no se alcanzaban a ver sus rostros con claridad, muchos parecían bastante acalorados. Casi aterrados. 

No era para menos, pues según la información de Bum, un cadáver desnudo y colgado boca abajo había aparecido en la plaza. Shenry reconoció la descripción que le dieron, y supo que se trataba de Kado, uno de los principales cabecillas de la casa Shizaku. 

No le costó mucho trabajo deducir quién podría ser el responsable. 

Desde aquel tejado pudo ver como más guardias se amontonaban junto al cuerpo, y como al mismo tiempo los curiosos iban aumentando. Muchas personas parecieron mirar tímidamente desde sus casas, mientras que algunos tomaban valor y salían para acercarse. No pasaron muchos minutos hasta que un amplio círculo de ciudadanos se aglomeraran alrededor del cadáver, siendo controlados por los guardias.

Están perdiendo los nervios, pensó Shenry al ver la actitud hostil de los soldados.  

Se dispuso a observar la situación desde allí, pues temía que algo más pudiera pasar cuando toda la atención estaba en la plaza. Su mirada estaba atenta a cualquier mínimo detalle o cambio que pudiera surgir en los alrededores, y se tardó en reaccionar a los graznidos de Bum.

— ¿Qué pasa? —gruñó, y cuando volteó hacia el cuervo pudo entenderlo. 

Desde la mansión de los Shizaku se abría paso otro grupo de guardias, los cuales parecían escoltar a unas cuantas personas. Pudo reconocer a Kuroka, quien avanzaba un tanto por detrás; más adelante estaban un par de capitanes importantes y el mismísimo lord Tera. No fue sorprendente que, dada la importancia de la víctima, el joven quisiera presentarse al lugar de los hechos personalmente, sin embargo, Shenry tuvo un mal presentimiento.