we can't be friends | Joe Burrow

Capítulo 57

| 18 DE JULIO, 2024 |

NARRATOR'S POV

En la sala de interrogatorios, Bea estaba sentada bajo una lámpara fluorescente de luz anaranjada que parecía intensificar la sensación de incomodidad en el ambiente. Sus manos descansaban sobre la mesa de metal, pero sus dedos temblorosos jugaban nerviosamente con la piel de sus uñas mientras relataba todo lo sucedido, desde el fin de su relación con Christian McCaffrey hasta los eventos de la noche anterior en su departamento.

Los dos policías que la escuchaban tomaban notas en silencio, asintiendo de vez en cuando para alentarla a continuar. Bea, aunque trataba de mantenerse firme, sentía el peso de revivir cada detalle.

—Gracias por compartir su testimonio —dijo finalmente uno de los oficiales, rompiendo el silencio que siguió a sus palabras—. Tenemos su declaración, la de su novio y la del portero, quien confirmó haber permitido el ingreso del señor McCaffrey al edificio.

Bea asintió levemente, esperando alguna señal de que estaban más cerca de solucionar todo.

—Sin embargo, hay algo que necesitamos informarle —continuó el otro oficial, adoptando un tono más serio—. Las cintas de las cámaras de seguridad del edificio no están. Parece que alguien las sustrajo antes de que pudiéramos recuperarlas.

—¿Cómo es eso posible? —preguntó Bea, con su voz quebrándose ligeramente. Su nerviosismo dio paso a una mezcla de incredulidad y frustración—. ¿Nadie supervisa esas grabaciones? ¿No hay copias de seguridad?

El oficial más joven suspiró, cruzando los brazos sobre la mesa.

—Las cámaras del edificio registraron actividad hasta hace tres días. Desde entonces, parece que el sistema fue alterado. La cinta que debería haber registrado los eventos de anoche no está. Es como si alguien la hubiera sacado del sistema manualmente.

Bea frunció el ceño y tragó saliva, tratando de mantener la calma mientras sus manos temblaban sobre la mesa.

—¿Entonces no tienen pruebas visuales de lo que ocurrió?

—No de las cámaras del edificio, señorita. Pero su testimonio, el de su novio y el del portero tienen peso —añadió el segundo oficial, inclinándose hacia adelante—. Además, el estado de su departamento es evidencia suficiente de que hubo una alteración violenta.

—Sin embargo —interrumpió el oficial más joven—, la falta de las cintas nos complica las cosas. Alguien no quiere que esta historia salga a la luz.

Bea respiró hondo, tratando de procesar lo que escuchaba.

—¿Creen que Christian está detrás de esto?

—Es una posibilidad —respondió el oficial más experimentado—. Tiene los medios para hacerlo y un motivo claro.

Ella cerró los ojos por un momento, sintiendo el peso de la situación sobre sus hombros. A pesar de todo, sabía que no podía dejarse intimidar.

—No importa. Él no va a silenciarme.

Los oficiales compartieron una mirada, impresionados por la determinación de la joven.

—Señorita, le recomendamos que considere su seguridad en estos días. No debe estar sola mientras el caso sigue su curso. Vamos a asegurarnos de que tenga el apoyo necesario.

—Estaremos en contacto para cualquier novedad. Por ahora, quédese cerca de quienes puedan protegerla.

—Eso es lo que pienso hacer —respondió ella con una leve sonrisa amarga, antes de levantarse y salir de la sala, con una mezcla de miedo y resolución ardiendo en su pecho.