Capítulo 11

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BEATRICE'S POV

Ambos ingresamos a mi departamento, y el ambiente se volvió acogedor. Joe caminaba detrás de mí, en silencio, pero con una presencia que lo decía todo. Me dirigí directamente hacia la sala, donde me dejé caer en el lado derecho del sofá, estirándome con una sensación de alivio tras la larga noche.

Joe, sin decir una palabra, se acomodó en el lado contrario, estirándose también pero de manera más relajada, con sus ojos fijos en los míos. Había algo diferente en su mirada, una mezcla de cansancio y satisfacción que me hizo sentir extrañamente cómoda.

—¿Quieres ver una película? —propuse, tratando de llenar el espacio con algo que no fuera solo silencio. No se me ocurría algo más entretenido, no después de haber vivido aquel momento incómodo con Christian minutos atrás.

Joe me miró con curiosidad, levantando una ceja mientras sonreía de lado.

—¿Estás segura de que no te quedarás dormida a mitad? —preguntó en tono burlón.

—Probablemente, pero al menos lo intentaré. —Me encogí de hombros, sonriendo de vuelta.

Me levanté del sofá y fui hacia el mueble donde guardaba los controles. Necesitaba despejar mi mente, y una película parecía la mejor distracción.

—¿Algún género en especial? —pregunté mientras buscaba opciones en la pantalla.

—Cualquiera, siempre y cuando sea algo que no nos haga pensar mucho. —respondió él, acomodándose mejor en el sofá, como si estuviera listo para quedarse toda la noche.

—American Pie. —Joe levantó las cejas con una expresión traviesa justo cuando yo propuse mi opción.

—¿Y dónde están las rubias? —dije casi al mismo tiempo, cruzando los brazos con una sonrisa desafiante.

—Clásico contra clásico. —respondió él, soltando una risa. Sus ojos brillaban con una diversión que empezaba a contagiarme.

—No sé si pueda tomar en serio a un hombre que elige American Pie para relajarse. —bromeé, acomodándome nuevamente en el sofá.

—Y yo no sé si pueda confiar en alguien que prefiera ver a dos agentes del FBI disfrazados de chicas rubias. —replicó él, haciéndome reír.

—A ver, admito que esa película es lo máximo para una noche como esta. —contesté, rodando los ojos—. Así que, mi elección gana.

Joe puso las manos en alto en señal de rendición.

—Está bien, me rindo. Tú mandas.

—Creí que había quedado claro eso. —bromeé, levantando una ceja, disfrutando el pequeño juego de poder entre nosotros.

—Admito que emanas cierto poderío en algunas situaciones, —dijo con esa sonrisa que le iluminaba los ojos—, pero cuando yo tomo el control de la situación, créeme, no querrás que me detenga.

El tono en su voz cambió ligeramente, volviéndose más bajo y cargado de intención. Sentí un escalofrío recorrerme, pero no iba a ceder tan fácilmente.

—¿Ah, sí? —respondí, mirándolo fijamente, sin parpadear—. Eso suena a promesa, Joe.

—Lo es. —susurró, acercándose un poco más, sin apartar la vista de mí.

La atmósfera cambió en un instante, el aire entre nosotros se cargó de algo más profundo. Podía sentir la intensidad de su mirada, pero me negaba a romper ese contacto primero.

—Bueno, por ahora, seguiré mandando yo. —dije, sonriendo para aliviar la tensión mientras le tiraba el control remoto—. Pon la película.

Joe soltó una carcajada y se acomodó mejor en el sofá, pero no pude evitar notar la chispa que quedó suspendida en el aire entre nosotros. 

we can't be friends | Joe BurrowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora