Capítulo 20

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BEATRICE'S POV

Durante el viaje en auto, nos detuvimos en un autoservicio. Observé cada uno de sus movimientos, notando el silencio que había marcado desde que dejamos su casa. Joe, con el rostro aún tenso, salió del auto y se dirigió hacia la bomba de gasolina. Su postura rígida y la manera en que mantenía su mirada hacia el suelo eran señales claras de que algo estaba pesando en su mente. El encuentro con Olivia había cambiado por completo su ánimo, y ahora su silencio parecía más elocuente que cualquier palabra.

Luego de cargar gasolina, Joe entró en la tienda del autoservicio. Lo miré desde el asiento, deseando poder decir algo que lo ayudara, pero no encontraba las palabras. Al regresar, llevaba una botella de tequila y una bolsa de papas en la mano. Ni siquiera hizo falta preguntar; estaba claro que estaba buscando una forma de escapar de lo que fuera que lo estuviera atormentando.

—Aquí tienes —dijo, pasándome la bolsa de papas mientras abría la botella de tequila—. Vamos a necesitarlas.

Se sentó nuevamente en el auto, dejándose caer en el asiento con un suspiro pesado.

—Gracias —respondí, intentando sonreír.

Joe asintió, tomando un sorbo de tequila.

—Joe, no deberías beber, tienes que manejar —dije, intentando sonar firme, aunque mi voz estaba llena de preocupación.

Joe no me miró, solo se encogió de hombros, una risa breve y amarga escapando de sus labios.

—¿Puedes hacerlo tú? —preguntó sin rodeos, levantando la botella de tequila como si fuera la respuesta a todos sus problemas.

—¿Me confías tu Porsche? —repliqué, sorprendida.

Joe miró su auto, luego a la botella de tequila, y finalmente a mí. Su expresión de conflicto parecía desvanecerse lentamente, como si estuviera cediendo ante la necesidad de desconectar por un momento.

—Hoy sí —respondió, dejando caer las palabras con un tono cansado—. Solo quiero olvidarme de todo por un rato.

Asentí y tomé las llaves, sintiendo el peso de la responsabilidad. No era solo una cuestión de manejar un coche caro, sino también de guiar a Joe en un momento en que claramente necesitaba un respiro.

Conduje el auto hasta una pizzería cercana, y mientras yo manejaba, Joe parecía estar en una búsqueda interminable de la canción perfecta. Cambió la música en la radio varias veces, frunciendo el ceño al no encontrar ninguna melodía que se ajustara a su estado de ánimo. Finalmente, decidió conectar su teléfono a través de Bluetooth a la bocina del auto.

Cuando la música comenzó a sonar, el interior del vehículo se llenó con los acordes de "Privilege" de The Weeknd. La canción parecía resonar profundamente con Joe, y lo vi cerrar los ojos mientras se recostaba en el asiento. A medida que la melodía avanzaba, noté que las lágrimas comenzaban a rodar por sus mejillas. La música tocaba una fibra sensible en él, y su expresión mostraba una mezcla de tristeza y un dolor latente dentro de él.

Joe subió el volumen lentamente, como si intentara sumergirse completamente en la canción. Se llevó la botella de tequila a los labios, pero su mano temblaba ligeramente. Era evidente que la canción había desatado emociones que había estado conteniendo.

Poco después, el sistema de pedidos de la pizzería nos notificó que nuestra orden estaba lista. Me dirigí a la ventana de servicio para recogerla, y al volver al auto, encontré a Joe visiblemente conmovido. La canción se repetía una y otra vez, y así lo hizo hasta que llegamos a mi edificio.

Joe estaba inmerso en sus pensamientos, las lágrimas en sus mejillas, y la repetición de la canción parecía ofrecerle un tipo de consuelo en medio de la noche complicada. Me limité a observar en silencio, comprendiendo que el momento era para él y que necesitaba procesar sus emociones a su propio ritmo.

we can't be friends | Joe BurrowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora