❛9. Gente extraña❜

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❝4 de enero de 194419:54 pmHogwarts, Escocia❞

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❝4 de enero de 1944
19:54 pm
Hogwarts, Escocia❞

Si había algo que Harry odiara más que a Voldemort, era despertar en la enfermería del castillo con hambre. Había pasado —sin mentir— la mayoría de los cursos escolares internado en ella, hasta el punto de que Madame Pomfrey había considerado grabar su nombre en una de las camillas. Al menos entonces entendía por qué estaba allí: algún duelo, alguna locura que casi lo mataba, algún desastre propio de su absurda vida.

Hasta hoy.

Hoy no tenía idea de por qué estaba allí, y eso lo odiaba. La estancia estaba fría, con un aire helado que le mordía la piel. ¿En esta época aún no existen los hechizos de calefacción? Se preguntó mientras se acurrucaba sobre sí mismo, el malhumor creciendo con cada segundo. Pero lo peor, lo que más le molestaba, era la visión que lo esperaba al abrir los ojos: una extraña copia de Draco Malfoy mirándolo con preocupación.

Más bonita, pero eso nunca lo diría en voz alta.

—Gracias a Merlín, al fin despertaste —dijo el chico de cabello platinado, su voz alegre como si hubieran estado esperando un milagro.

Harry pestañeó al verlo, tratando de convencer a su cerebro de que no era una broma. Ay, no... Pensó mientras volvía a cerrar los ojos, como si al hacerlo pudiera hacer desaparecer la escena. ¿Qué tanta mala suerte debo tener? Espera...¿Sabes qué? No respondas eso.

Cuando abrió los ojos de nuevo, el chico seguía allí, demasiado cerca para su comodidad, con una sonrisa que irradiaba una mezcla extraña de alivio y... ¿curiosidad?

¿Por qué el prometido de Riddle está aquí? ¿Y por qué me estaba mirando dormir? Había algo profundamente inquietante en eso. Dios, cada chico que conozco tiene manías más raras. –A Corvus le gustaba apretar los dedos de Harry cuando este le daba la mano, no se quejaba. Pero era extraño–

Pero el Malfoy no pareció notar su incomodidad, o quizás decidió ignorarla. En lugar de eso, se levantó con gracia, su túnica ondeando ligeramente con el movimiento.

—Debes estar confundido. No te preocupes, Madame Oolfee llegará en poco tiempo —dijo con una amabilidad que no encajaba con lo que Harry esperaba de un Malfoy.

Harry no respondió. Su garganta ardía como si hubiera gritado durante horas, y su espalda estaba demasiado rígida, esa clase de incomodidad que te hace querer llorar de frustración. Aun así, intentó moverse, apoyando la mano en el colchón para enderezarse. Pero apenas había comenzado a hacerlo cuando unas manos suaves tocaron su espalda, deteniendo su esfuerzo.

El contacto lo sobresaltó, y Harry reaccionó instintivamente, tensándose como un resorte. Las manos se apartaron inmediatamente, aunque no del todo. Todavía podía sentir su calor, lo suficientemente cerca como para ser reconfortante, pero no invasivo.

❛Tiempo Pasado❜      . . . . . HpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora