Hace unos días
El bar estaba lleno de risas y conversaciones, el sonido de la música ligera de fondo creando una atmósfera relajada. Zephyr se encontraba en una esquina del lugar, tomando su bebida con una actitud despreocupada, disfrutando del momento. El joven, hijo de Dionisio, nunca pasaba desapercibido, pero su energía era tan vibrante que a veces no necesitaba mucho más que estar en su propio mundo.
De repente, un leve mareo lo atravesó, casi imperceptible. Miró su vaso, y un ligero resplandor dorado pasó por su mente. Su intuición, esa conexión especial con los dioses, lo alertó. Un susurro recorrió su cuerpo, diciéndole que algo no estaba bien.
A lo lejos, entre la multitud, vio una figura que le parecía familiar, una mujer que había estado observando desde hacía rato. La cazadora. Su mirada estaba fija en él, sin disimulo.
Zephyr, sintiendo el peligro, trató de mantenerse tranquilo y se levantó, pero un vértigo repentino lo golpeó como un martillo. Sus pasos se tambalearon, y su visión se volvió borrosa. El alcohol comenzaba a nublarle la mente, pero sabía que algo estaba fuera de lugar.
Sin pensarlo más, dio un paso hacia atrás, cayendo de forma torpe hacia la salida del bar, intentando tomar el control de su cuerpo. La cazadora, al darse cuenta de que su veneno estaba surtiendo efecto, se levantó rápidamente.
- ¡No te escaparás, hijo de Dionisio! - Gritó, mientras cruzaba la distancia entre ellos con una velocidad impresionante.
Zephyr, aún luchando contra la niebla en su cabeza, alcanzó la puerta del bar y salió al aire frío de la calle. Sin embargo, antes de que pudiera dar más de dos pasos, el mundo a su alrededor comenzó a girar y sus piernas flaquearon. Se desplomó a un lado, sintiendo cómo la amnesia temporal lo invadía.
Los recuerdos de quién era y de lo que estaba ocurriendo se desvanecían lentamente. Solo podía ver el rostro de la cazadora acercándose, su espada lista para acabar con él. La sensación de peligro se intensificaba.
En ese momento, un coche pasó a toda velocidad por la calle, deslizándose con una fuerza desmesurada. El conductor, demasiado tarde para frenar, soltó un grito mientras el coche se desvió hacia Zephyr.
El semidiós, desorientado, apenas logró apartarse a tiempo, rodando sobre el asfalto con la agilidad propia de su linaje. El coche pasó rozando su pierna, pero él logró evadirlo.
La cazadora, al ver la oportunidad, intentó acercarse mientras él estaba en el suelo, pero Zephyr, con la mente nublada, se incorporó lentamente.
- ¿Quién eres tú? ¿Por qué... por qué me persigues? -preguntó con la voz temblorosa, sin recuerdos claros.
La cazadora lo miró con furia, su espada brillando a la luz de la calle.
- Soy quien caza a los que no deberían existir, y tú eres uno de esos.
Zephyr frunció el ceño, aún incapaz de entender por completo su situación.
- ¿Cazarme? -dijo, tratando de levantarse con dificultad-. No tengo ni idea de qué estás hablando.
La cazadora dio un paso más hacia él, pero un destello de algo más grande en los ojos de Zephyr pareció despertarse. Quizás su instinto divino, su sangre de Dionisio, se estaba recuperando lentamente.
- Vas a desear no haberme conocido... -susurró la cazadora, preparándose para el siguiente movimiento.
Pero Zephyr no estaba dispuesto a dejarse atrapar tan fácilmente. Mientras sus recuerdos volvían lentamente, una chispa de poder se encendió en su interior.
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Charmed: The Bloodline - Temporada 8
FanfictionOctavo libro de Charmed: The Bloodline ⚠️ Atención: para leer este libro, lean las anteriores primero • Tras los últimos acontecimientos, los hijos de las Embrujadas tratan de sobrevivir y continuar sus caminos. Una oscuridad acecha, unos enemigos...