Capítulo 12.

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Cuerpos entrelazados haciendo fricción el uno con el otro. Unidos por sólo una cosa, amándose entre las sábanas tan rojas como la mismísima sangre. Bajo la luna llena de octubre hacían el amor de la manera más salvaje y descarada, pero a la vez demostrándose cuanto se amaban.


El sudor recorría la frente de ella, mientras se movía rítmicamente bajo el fuerte e impotente cuerpo de él. Ella tomó su corto y oscuro cabello, y entre sus dedos lo entrelazó y tiró de él, mientras sentía que el hombre se hundía cada vez más y más en ella. Ambos soltaron un poderoso y frustrado grito de placer cuando llegaron a la cumbre del orgasmo.


Él, después de haberse comportado como un animal mientras hacían el amor, con las yemas de sus dedos, quitó la pequeña capa de sudor de la frente de la chica y luego le dio un pequeño y tierno beso.


Ella sonrió con los ojos cerrados, estaba cansada, nunca nadie la había dejado así de exhausta.


-Te amo Vicky, eres esa persona, la que siempre he soñado. --susurró él en su oído--

-También te amo Anthony. --justo cuando dijo eso las lágrimas salieron de sus ojos--

-Cariño, ¿por qué lloras?. --Anthony la miró extrañado--

-Tengo miedo de que te vayas, porque nunca había amado a nadie como te amo a ti. --admitió-- Sinceramente nunca he amado a nadie.


Anthony sonrió.


-Te prometo que nunca te dejaré.


Abrí los ojos de golpe ¿Qué había sido eso?

Estaba en mi habitación, no en aquel jardín místico con una cama de sábanas rojas pasión cubriéndola. Estaba sola en el sofocante calor de junio.


¿Yo le había dicho ''Te Amo''?

Todo se había sentido tan real, cuando él me hizo suya, cuando llegamos a la cima y cuando le dije que lo amaba... realmente lo había sentido.


Aunque después de todo era sólo un sueño y yo no amaba a Anthony Santos.


Miré el reloj sobre la mesita de noche, marcaba las 2:34 am. No traía ropa puesta más que la interior de color negra. La verdad hacía calor y mi cuerpo debido al sueño, tenía una fina capa de sudor cubriéndolo.

Necesitaba una ducha fría.


Entré a mi baño, pero cuando giré la perilla de la regadera, no salió ni una gota de agua.


-Joder. --susurré--


A veces se iba el agua, casualmente sólo en mi baño.


Salí de mi habitación en ropa interior, de todas maneras todos estarían durmiendo.

Pero creo que me equivoqué cuando choqué contra un torso fuerte.


Alcé la mirada y Anthony me miraba atónito ¿Ya me había visto con menos ropa, no?


Romeo Santos, el mejor amigo de papá. [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora