Capítulo 2.

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-Justamente esa es la razón por la que estoy aquí. --respondió--


Bien, al menos no lo tomó mal.


-¿Te vas a casar?.

-No, me voy a divorciar.

-¿Y por qué tienes que venir a Los Ángeles?

-Verás, yo soy de Inglaterra, tus padres también, lo sabías, ¿no?.

-Claro.

-Pues, cuando yo era joven también conocí una chica llamada Elizabeth, empezamos a salir y lo nuestro se tornó más formal. Nos hicimos novios y duramos muchísimo, hasta que le pedí matrimonio cuando teníamos 25 y unos años después nos casamos. Fue un infierno vivir con ella, cambió mucho, estaba obsesionada, no me dejaba estar solo y siempre creía que la engañaba. Por eso un día le pedí el divorcio, ella empezó a gritarme y obviamente no quiso. Yo no encontraba la forma de liberarme de ella, hasta que un día hablé por teléfono con tu padre como siempre y me sugirió que me viniera a vivir con él aquí, que la casa era grande y no estorbaba y así Elizabeth no sabría en donde estoy. No creo que esté tan loca como para venir hasta Los Ángeles y bueno, pedí el divorcio necesario, aunque como estoy a distancia por obvias razones, va a tardar muchos años en divorciarnos.

-Wow, que feo. --fue lo único que pude responder--

-Así que tú pequeña, cuando vayas a casarte elige muy bien. --me sacudió el cabello--

-Yo no me voy a casar. --admití--

-¿Por?

-Bueno.. eso se me hace para estúpidos, sin ofender. ¿Para qué casarse? Pierdes todos los beneficios de la vida. Ya no iría a fiestas, ni podría patinar o salir con mis amigos por estar cuidando mocosos y atendiendo a un hombre. --respondí sincera--

-Cuando te enamoras no lo ves de esa forma. No te importa cuantos años tienes, ni quién es él o ella, si en verdad lo amas vas a querer unirte a esa persona para toda la vida.

-Para toda la vida es mucho.

-A veces no es suficiente.

-¿Y por qué vas a divorciarte si la amabas en serio?

-Era un espejismo solamente. Si yo la hubiese amado enserio no me estuviera divorciando de ella. Pensarás que ya estoy viejo para esto, pero supongo que la indicada va a llegar más adelante.

-Para el amor no hay edad --sonreí--


¿Yo dije eso?


-Vaya... has sacado tu lado romántico.

-Si. --me sonrojé--

-¿Y tú tienes novio?


¡Me preguntó si tenía novio!


-No. Supongo que el indicado va a llegar más adelante. --respondí guiñándole el ojo--


El rió.


-¿Y qué te gusta hacer?, ¿Cómo es tu vida aquí? --preguntó--

-Bueno... estudiar claramente no. La verdad voy por obligación. Me gusta hacer skate, estar con mis amigos y salir a fiestas, amo las fiestas.

-Y bueno, ¿cuál es tu mayor sueño?

-No tengo uno.

-¿En serio?

-Sí. --afirmé--

-Es ridículo, todo el mundo tiene un sueño.

-Yo no lo tengo. Simplemente vivo el momento.

-Es extraño que una adolescente no tenga sueños...

-Insinúas que soy rara --me hice la ofendida--

-No. --me guiñó un ojo--


M*erda. ¿Por qué tenía que ser tan mayor?


-Vicky, Tony, la cena está lista. --gritó mamá desde la cocina--

-Vamos --me tendió la mano--


Tomé su mano por alguna razón y nuestras manos permanecieron unidas hasta llegar al comedor. A él pareció no importarle.


Nos sentamos juntos y él jugaba con mi mano sobre la mesa. Ciertamente eso era extraño pero me agradaba.


-Cualquiera que no supiera que Tony es como tu tío, pensaría que son un par de enamorados. --apareció mi padre por la puerta del comedor--


Maldita sea. ¿Por qué tenían que interrumpir?


Anthony y yo nos soltamos ¿sonrojados?.

Mamá nos sirvió la cena, minutos después llegaron mis hermanos y empezamos a comer en silencio.

Terminamos, mamá recogió los platos y todos se fueron a sus habitaciones.


Yo también me levanté, pero antes de dar un paso sentí una mano sobre mi muñeca.


-Espera. --me dijo Anthony--

-¿Si?. --me giré pero lo tenía en frente, a escasos centímetros de mí. Era mucho más alto, pero yo me puse de puntitas a propósito--


Empezó a acerarse a mí lentamente. Sabía lo que eso significaba, así que yo también me acerqué. Vi como cerró sus ojos, yo también cerré los míos y sentí sus labios rozar con mis labios.


-Victoria...


M*erda. Había alucinado.


-¿Qué? --pregunté--

-Iba a decirte algo pero te quedaste ida.

-Dime..

-Bueno.. es que necesito que alguien me muestre Los Ángeles. En fin y al cabo, va a ser mi ciudad desde ahora en adelante. Así que te necesito.

-Claro.

-Bueno, ¿mañana a las 9 am?.

-Mañana a las 9 am. --afirmé--

-Genial. --me besó la mejilla y desapareció--


Toqué como una estúpida mi mejilla, sonreí tontamente y mordí mi labio inferior.

El beso que nos dimos fue un sueño, pero sentía su sabor. Lo que daría por besarle.


Me fui a mi habitación y me quedé dormida en segundos pensando en Anthony Santos. El hombre 15 años mayor que yo y mejor amigo de mi padre, que sencillamente me gustaba.



Romeo Santos, el mejor amigo de papá. [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora