---Sirius cerró la puerta de la habitación de Regulus con cuidado, asegurándose de no despertar a ningún elfo o atraer la atención de su padre. Sabía que cualquier sonido fuera de lugar en la casa Black podía tener consecuencias indeseadas. Se quedó unos segundos en el pasillo, la luz de las velas proyectando sombras alargadas en las paredes, y suspiró. Aunque Regulus solía ser insoportable, no podía evitar sentir una necesidad casi instintiva de protegerlo.
Sin embargo, no podía quitarse de la cabeza a James. Había algo en su primo que era distinto a todo lo que había experimentado antes. Su sonrisa, su risa despreocupada, esa manera de ignorar las reglas implícitas de la familia Black... Sirius no recordaba la última vez que alguien había iluminado la casa como James lo había hecho en tan poco tiempo.
Al volver hacia su habitación, pasó de nuevo por el pasillo donde estaba la puerta prohibida. Sin quererlo, sus pasos se detuvieron. Esa puerta... ¿Por qué James había mostrado tanto interés en ella? Pensó en los recuerdos que esa habitación encerraba, en las discusiones acaloradas de sus padres, en los castigos, en la sensación de que aquel lugar no pertenecía al presente, sino a algo mucho más oscuro y antiguo.
Sacudió la cabeza, apartando esos pensamientos. Lo mejor sería olvidarlo, como siempre hacía. Pero entonces, escuchó un leve crujido. Sirius se giró rápidamente, y para su sorpresa, vio la figura de James al final del pasillo, con una vela en mano.
—¿James? —susurró, acercándose rápidamente—. ¿Qué haces aquí?
—No podía dormir —respondió James con una sonrisa culpable—. Esta casa es demasiado silenciosa, casi parece un mausoleo. Además, no podía dejar de pensar en esa puerta.
Sirius rodó los ojos. Sabía que James era obstinado, pero no esperaba que se atreviera a salir de su habitación en medio de la noche para satisfacer su curiosidad.
—Te lo dije antes, James. Esa habitación no es un lugar al que quieras entrar.
—Eso solo me hace querer entrar más —respondió James con una chispa traviesa en los ojos—. Vamos, Sirius, ¿qué es lo peor que podría pasar?
Sirius se frotó la cara con las manos, frustrado. Sabía que no iba a ganar esta batalla. James era imparable cuando se lo proponía.
—Está bien, pero si algo sale mal, será tu culpa —dijo Sirius, resignado—. Aunque te advierto que no es nada emocionante, solo una habitación llena de... recuerdos desagradables.
James sonrió, satisfecho, y se acercó a la puerta. Sirius se quedó un paso atrás, observando cómo su primo tanteaba la pesada madera. Había algo en la forma en que James enfrentaba lo desconocido que lo fascinaba y lo aterraba al mismo tiempo. Finalmente, James giró el pomo, que emitió un leve chirrido antes de abrirse.
La habitación estaba sumida en la penumbra, pero la tenue luz de la vela reveló muebles cubiertos por sábanas polvorientas, paredes adornadas con tapices descoloridos y un gran baúl en el centro. Sirius se tensó al verlo.
—¿Qué es eso? —preguntó James, señalando el baúl.
—Es mejor que no lo toques —respondió Sirius rápidamente—. Ese baúl pertenece a mi madre. Nadie sabe qué guarda ahí, pero... —Se detuvo, incapaz de continuar. Recordaba demasiado bien las veces que había visto a Walburga inclinarse sobre el baúl, murmurando hechizos que Sirius no comprendía del todo.
—¿Y si lo abrimos? —preguntó James, ya avanzando hacia él.
—¡No! —exclamó Sirius, agarrándolo del brazo—. No tienes idea de lo que podrías desatar. Esta casa está llena de magia oscura, James. No es un juego.
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THE ROYAL TRIO
FanficLos Prince estaban acabados. La huida de Eileen Prince fue una noticia que estuvo en boca de todo el mundo mágico, nadie podría creer que la heredera de los Prince se fugara con un muggle. Sin su primogénita no habría descendencia pura, lo que equiv...