¿Una amenaza de baile?

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NARRA CIEL

-Si mañana comienza nuestra lección de baile lo mejor será que vayamos a dormir pronto-dije tratando de tranquilizarme y disimular el color que mis mejillas tendrían en ese instante.
-Si-contestó nerviosa-que tenga una buena noche-salió de la habitación casi corriendo.

Miré por un momento, no se cuanto tiempo, la puerta de mi despacho recordando las sonrojadas mejillas de mi invitada y sus profundos ojos ____. Salí de mí ensimismamiento cuando Sebastián entró para decirme que el baño estaba listo. Me dirigí al baño esperando poder relajarme dentro del agua pero solo logré molestarme por mi reacción con Lady Bennet y Sebastián lo notó.

-¿Ocurre algo qué le moleste Bocchan?-
-Nada de tu interés-contesté molesto.
-Si es algo que moleste al joven amo, como su mayordomo, mi misión es mantener cómodo a mi amo-
-Si quieres mantenerme cómodo apresúrate en terminar, estoy cansado y quiero dormir-
-Como ordene-

Luego del baño Sebastián me preparó para dormir. Me recosté sobre mi almohada y pude sentir un extraño aroma en ella. Un aroma suave y dulce pero tentador y embriagante. Inspiré hondo, como queriendo mantener aquel aroma retenido en mi mente. Cuando me supe embriagado por completo con aquel dulce aroma recordé quien había estado anteriormente en mi habitación, descansando recostada sobre mi cama, sobre mi almohada: Lady Bennet. Me senté apresurado sobre el colchón como si retener aquel aroma en mi mente hubiese sido una falta grave. Cubrí mi nariz y boca con mi brazo sintiendo como la sangre de mis mejillas comenzaba a hervir. Recordé el rostro sonrojado de mi invitada y mi rostro se sintió aun más caliente. Recordé nuestra cercanía en el despacho y lo cerca que estuvieron nuestros labios debido a nuestras estaturas. ¡Maldición! ¿Qué hago pensando tanto en una compañera de "trabajo"? ¿En los labios de una chica que apenas conozco? y, por si fuera poco, ¿una chica que no es mi prometida? Nunca había tenido estos pensamientos con Elizabeth y mucho menos había pensado en besarla ¡¿BESARLA?! ¿Estaba pensando en besar a Lady Bennet? Esto estaba mal, sumamente mal, si Elizabeth se llagase a enterar de lo que pasó en el despacho seguramente me mataría y mejor a que ni se enterara que Lady Bennet me enseñaría a bailar.
Me vi rendido por el cansancio y por la cantidad de preguntas que llenaban mi cabeza y caí en el sueño sin darme cuenta.
A la mañana siguiente desperté al sentir unas manos delgadas sobre mi rostro. Unas manos finas y cálidas pero de alguna forma débiles. Inconscientemente lleve mi mano izquierda al encuentro con aquella misteriosa mano tratando de mantenerla junto a mi, como queriendo protegerla. Abrí mis ojos lentamente y me encontré con los ojos ______ de Lady Bennet. Recobré la conciencia y de un salto logré sentarme a la orilla de la cama para así poder buscar mi parche. Cuando lo tuve en mi mano quise atarlo para que la marca del contrato no se viera pero mis manos son bastante torpes cuando de nudos se trata.

-¿Conde quiere que le ayude?-
-No, estoy bien-mentí.
-Solo déjeme ayudarle-

Lady Bennet tomó el parche y lo ató tras mi cabello. Por algún motivo me sentí torpe e inútil. Normalmente Sebastián se encargaba de eso y nunca me había sentido de esta forma pero las manos de aquella chica eran diferentes, pequeñas y frágiles, tal como las alas de una mariposa.

-Listo-dijo sonriendo dulcemente.
-Gracias-respondí serio.

Sebastián llegó justo a tiempo para vestirme. Lady Bennet tuvo que esperar unos minutos para que pudiera estar listo. Cuando ya estaba arreglado Sebastián nos condujo a mi despacho junto a la charola del desayuno. Claro que no éramos solo tres, también venían los trillizos y la ama de llaves de mi compañera, ahora, de baile. Entramos y Sebastián buscó un disco de vals. La mujer de cabellos plateados preparaba el té y los trillizos desplazaban un par de muebles para lograr tener más espacio ¿Por qué practicaríamos en el despacho y no en el salón? Porque si Lizzy se llegase a enterar de que le pedí ayuda a otra chica (aunque la verdad es que Lady Bennet decidió por si misma) estaría frito y quedaría como un mujeriego a pesar de tener tan corta edad.

-Hannah procura que Lady Midflor no despierte y ustedes tres ayuden en la cocina-
-Yes, my Lady-contestaron al unísono.
-¿Sebastián podrías ayudarnos con los tiempos?-
-¿Esta segura de que quiere que el sea nuestro maestro?-pregunte preparado para el sufrimiento que nos esperaría.
-Sería un honor señorita _____-
-Muchas gracias-sonrío.

Sebastián puso el vals y Lady Bennet apoyó una de mis manos en su cintura y la otra la entrelazo junto a la suya. Al principio me costaba llevar el ritmo, el tiempo y la coordinación de los pasos debido al ¿nerviosismo? Sí, estaba nervioso. Nervioso de no poder contenerme y comenzar a pensar de nuevo en Lady Bennet como algo más que una compañera de trabajo pero poco a poco sentí que los nervios desaparecían y que se me hacía agradable bailar.
Cuando nuestra lección terminó se acercaba la hora del almuerzo. De alguna forma habían logrado mantener a Elizabeth tranquila en la mansión y sin buscarme. Cuando salimos del despacho me encontré con un salón decorado hasta el último rincón con lazos y cosas que Elizabeth llamaría "lindas".

-Ahora entiendo porque estaba todo tan tranquilo-dije analizando cada rincón del salón.
-Esta un poco sobrecargado-opinó mi compañera.
-¡Cieeeeeeeel!-
-Lizzy-dije con poco aire.
-¡Ciel! Recuerda que debes vestirte con el traje que escogí para ti-
-Sí, solo déjame respirar-
-Tú y yo seremos la pareja de este baile-
-Espero la paséis bien-dijo Lady Bennet con una sonrisa demasiado falsa para creerla.
-Tú puedes bailar con uno de los sirvientes-
-O simplemente podemos turnarnos-contestó desafiante mi ex-compañera de baile.
-¡¿QUEEEEEEEEEÉ?!-chilló Elizabeth.

¿Quien ganara la batalla por Ciel?
∑(Д)
Descúbranlo en el próximo capítulo de "La Mariposa de la Reina" (^o^)
Próximamente solo en cines
(^ω^)

Kuroshitsuji: El Destino de la Mariposa de la ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora