La Araña de la Reina

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Narra ciel

Corrí tras Lady Bennet pero con el alboroto que mantenían el mayordomo de lentes y el mensajero de la reina la perdí de vista. Ordené a Sebastián revisar si Elizabeth se había despertado mientras yo ubicaba a mi invitada. La busqué en todos los cuartos en los que podría haberse escondido e incluso pregunté a Finny, Mei-rin y a Bard sobré su ubicación pero nadie sabía nada. Creyendo que mi búsqueda no daría frutos volví al segundo piso y en uno de los pasillos logré ver dos siluetas que corrían de las manos. Intrigado traté de seguirlas pero me fue inútil. Lo único que logré conseguir de mi persecución fue un extraño sobre con el dibujo de una araña. Abrí el sobre intrigado y dentro me encontré una carta con un mensaje poco común.

Ciel:

Tengo a tu querida mariposa y si no te apresuras a liberarla de mi red la devoraré por completo.

El tiempo corre, tic-toc tic-toc.

La Araña de la Reina

-¡Sebastián!-llamé.
-¿Si, bocchan?-
-Necesito que averigües quien es la araña y que es lo que busca con este absurdo jueguito-
-Yes, My Lord-

Luego de que Sebastián saliera de la mansión me dirigí a mi cuarto. No podía creer lo que estaba pasando. Se suponía que solo me haría cargo de que Lady Bennet lograra resolver el caso de las niñas secuestradas pero lo único que hago es preocuparme de ella. Apenas si hemos hablado del caso y hemos tenido encuentros más allá de los que deberían tener dos "compañeros de trabajo". Me maldije a mi mismo al recordar esos roces que me habían hecho perder la compostura y olvidarme de que tengo prometida. Al llegar al cuarto me fijé que en mi mesa de noche había un sobre con el timbre del Visconde Druitt. Lo abrí y resultó ser, nada más ni nada menos, una invitación a una fiesta de disfraces que se realizaría en su mansión la noche siguiente. Suspiré al recordar la cantidad de obligaciones que tenía pendiente y que por culpa de los juegos de Elizabeth había descuidado. Si tan solo Lady Bennet no se hubiera ofrecido a enseñarme a bailar nada de esto estaría pasando.

A la mañana siguiente Sebastián me despertó temprano, y me sirvió el té. Me senté al borde de la cama mientras el me arreglaba y yo prestaba vaga atención a las noticias principales de Londres.

-Lady Elizabeth aún duerme ¿Quiere que la despierte para desayunar?-
-No, déjala descansar, primero quiero ir a mi despacho y revisar unas cosas-
-Por supuesto, usted es un amo ocupado bocchan-
-¿Y Lady Bennet aún duerme?-pregunté distraído.
-¿Disculpe?-Sebastián me pregunto confundido-Lady Bennet fue llevada anoche por "La Araña de la Reina" ¿Es que acaso no recuerda?-
-Ah, claro-trate de sonar indiferente-¿lograste averiguar lo que te pedí?-
-Por supuesto, los documentos están en su despacho junto a una carta que le llegó esta mañana-
-Iré a revisar-

Salí de mi habitación y caminé hacia mi despacho junto con Sebastián a mis espaldas. Al entrar no habían huellas de que la noche anterior dos tipos locos entraran destrozando la puerta y el ventanal. Me senté frente al escritorio y comencé a leer los documentos.

"Hijo del Conde Trancy...." "Vive en la mansión trancy junto con su mayordomo..." bla bla bla herencia bla bla bla matrimonio "Está en busca de una PROMETIDA digna de ser la esposa del cabeza de la familia Trancy".

-Asique eso es lo que planea con Lady Bennet-pensé en vos alta.
-También logré averiguar que el Conde Trancy fue invitado a la fiesta de dizfraces de esta noche y asistira con Lady Bennet como su compañera-
-Entonces nosotros no debemos defraudarlo-
-¿Quiere decir que asistirá?-
-Por supuesto-
-¿Tan importante es para usted la Señorita?-me miró extrañado y con un dejo de tristeza.
-¡¿Qué?!-pregunté confundido-no se trata de que me importe o no, es solo que... ella...-hice una pausa para ordenar mis pensamientos.
-¿Ella?-
-Ella...ella perdió una apuesta y debe cumplir con el castigo, además, quien me importa es Elizabeth, a fin y al cabo ella es mi prometida-

Durante el día Sebastian se encargó de preparar los disfraces para el baile y de informarme que los sirvientes de Lady Bennet ya se encontraban con ella. Eso último logró tranquilizarme de alguna forma puesto que estando ellos cerca el Conde Alois no sería capaz de hacerle daño.

Cuando el carruaje estuvo listo Sebastián ayudó a Lizzy a subir para así poder partir por fin. Fue una tarde agitada preparando todo para la noche lo que incluía la confección de los disfraces y además dejar el papeleo de 3 días terminado en una sola tarde. En el carruaje quien más emocionada iba era Elizabeth y por supuesto Finny, Mei-Rin y Bard, aunque este último no lo quisiera admitir.

Al llegar a la mansión del Visconde Druitt una chica de estatura similar a la mía nos estaba esperando. La observé confundido antes de entrar y noté un parecido a Lady Bennet. Sus ropas eran demasiado simples como para ser un disfraz puesto que era un vestido blanco largo con algunos vuelos  al final y en las mangas, además, su rostro se veía extrañamente deprimido. Entramos a la mansión y quien nos recibió fue el Visconde, tan animado como siempre. Tras el venía el Conde Trancy vestido de torero español y con una sonrisa de medio lado. Trate de acercarme a él para saber donde tenía a Lady Bennet pero Elizabeth me tomo del brazo para bailar. Por suerte aún recordaba como los pasos que mi invitada me había enseñado y pude seguirle el ritmo. Cuando comenzó el segundo vals noté que Alois se había unido al baile junto con la chica que nos había esperado a la entrada de la mansión. Lo miré extrañado puesto que generalmente los nobles no bailan con los sirvientes.

-Conde Phantomhive, ¿me permitiría cambiar de pareja?-me preguntó el rubio mientras le ofrecía la mano a Elizabeth y comenzaba el tercer vals.

Cambiamos de pareja y noté que las facciones de la muchacha eran demasiado finas y su piel estaba muy bien cuidada como para tratarse de una simple sirvienta. Se notaba tímida y con un dejo de miedo en su mirada. No pude evitar sentirme atraído por sus labios y sin querer recordé el roce que había tenido con Lady Bennet.

Los vals terminaron y cuando fui en busca de Lizzy la chica con la que había bailado me tomó de la mano, como queriéndose aferrar a mi.

-Disculpa, tengo que ir con mi prometida-
-Es que yo...-me pareció escuchar la vos de Lady Bennet.
-¡ELENA!-gritó el Conde Trancy enojado.
-S-sí-se acercó al rubio.
-Lo siento, la traje hoy al baile pensando en que podría tener un comportamiento decente pero parece que no entendió la parte de no socializar con los nobles-me aclaró el rubio.
-No hoy problema-me había confundido de persona.
-Ciel-me hablo Elizabeth mientras la muchacha y Alois se marchaban al otro lado del salón.
-Dime Lizzy-
-Esa chica...se parecía a la muchacha que estaba en la mansión contigo cuando llegué-
-No...*ah*-suspiré-ella se ve asustadiza y Lady Bennet...Lady Bennet no es así-desvié mi mirada en busca de ese rostro.

Nuestras miradas se cruzaron y el Conde Trancy al darse cuenta de esto, la abofeteó en frente de todos en el salón y se la llevó a quien sabe donde. En ese momento no pude evitar sentirme furioso. Quise ir a ayudar a la chica y alejarla de esa araña pero Lizzy me tomó del brazo para conducirme donde estaban Sebastián y los otros. Estaba entre la espada y la pared. Esa muchacha era muy parecida a Lady Bennet y quería ayudarla pero no podía rechazar a mi prometida. ¿Qué debería hacer?

Kuroshitsuji: El Destino de la Mariposa de la ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora