SIENNA
Secuestro: Día 1
Nunca pensé que un alto rango podría caer tan bajo. Pero así fue. La primera misión que hacía con la UICT en Estados Unidos. La primera. Y la mafia rusa ya me había drogado y secuestrado. ¿A quién quería engañar? Era un fraude. Un completo y absoluto fraude. Me gané el título con honor, con sangre, sudor y lágrimas. Había hecho muchas misiones, muchas con éxito, otras las conseguí a base de pequeños errores que resultaron ser la clave para el éxito. Pero jamás me había ocurrido algo semejante. Ser atada y amordazada por el enemigo. Aún seguía bastante adormilada, pero debía defenderme. Tenía que hacerlo. Era una teniente jefe, joder.
—Vaya... ¿tan pronto despiertas?
Tenía los oídos un poco taponados y no escuchaba las palabras con claridad, pero lo que sí oía perfectamente era el sonido de unas hélices sobre mí. Tenía la boca amordazada y la lengua dormida. Si hubiera querido hablar tampoco habría podido. Un chico rubio, alto y fuerte con barba se acercó para acariciarme la cara.
—Novikov, mira quién se ha despertado.
Me agarraron la mandíbula y pasaron la lengua por mis labios de forma repugnante.
—Voy a divertirme mucho contigo, querida.
Elevé mi cara un poco hacia atrás para pegarle un cabezazo en la nariz y hacerle sangrar. Se sostuvo la cara con una mano mirándome con rabia, para después pegarme una bofetada insultándome en ruso. Me volvió la cara de un revés. Me ardía la mejilla de una forma inimaginable. Le ordenó al otro delincuente algo en ruso que no conseguí entender. Iba a tener que ponerme a aprender el idioma enseguida. Aún con la boca amordazada, intenté morder al matón que me tenía atada y que me acercaba un paño a la cara. El hijo de puta me agarró por las mejillas con fuerza, haciéndome daño en el golpe que Alek Novikov me había propinado anteriormente. El muy cabrón estaba de pie, riéndose, mientras su secuaz intentaba drogarme de nuevo.
—Se resiste la muy zorra... —dijo el que estaba arrodillado delante de mí—. Me encanta. ¿Puedo divertirme con ella antes de dejarla inconsciente?
Novikov le miró, encongiéndose de hombros. Le miré con terror. ¿No iba a parar al macabro que quería violarme antes de drogarme? Una tercera voz se metió en la conversación, murmurando algo que hizo que ambos se mirasen con disgusto. Se levantaron no sin antes irse de la cabina de avión donde me habían metido. Pero entonces, el tipo que estaba arrodillado ante mí se giró rápidamente hacia mí con el paño en la mano y me lo puso en el rostro. Perdí el conocimiento poco después y... si me hicieron algo, no sentí absolutamente nada.
Abrí los ojos como pude, aunque la cabeza me palpitaba y dolía como nunca. Me encontraba recostada en una cama con sábanas de seda rojas, ningún tipo de ventana y una sola puerta. Hacía un poco de frío y allí estaba yo, con un vestido de tirantes, espalda abierta y una raja que me llegaba casi al nacimiento del muslo. Carraspeé para aclarar un poco mi garganta, completamente seca. Inspeccioné el lugar, intentando buscar algo con lo que desatarme. Mi respiración se agitaba con el paso del tiempo. Apoyé la cabeza contra el cabecero de la cama, cerré los ojos e intenté pensar con claridad. Pero todo estaba muy nublado, lo último que recuerdo en Las Vegas fue esperar a que Killian me diera un vaso de agua. Y ahora solo esperaba que viniera a por mí.
La saliva se me escurría por los labios mientras respiraba. Tosí al atragantarme y maldecir entre dientes a los que me tenían retenida. Escuché voces al otro lado de la puerta. Mis oídos se empezaban a acostumbrar al ambiente y mi cabeza captó el sonido amortiguado de la música bajo mi cuerpo. ¿Me habían metido en un club nocturno? De repente, la puerta se abrió dando paso al hombre que me empezaba a tener harta. Me dirigió una sonrisa burlona mientras se encendía un cigarro y se sentaba del revés en una silla de escritorio que había allí.
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SIENNA CARUSO ©
Teen FictionLibro II de la saga "Tentación Italiana". Teniente Sienna Caruso. Hija del mafioso más temido de la Sacra Corona Unitá, cosa que ella no sabe. A su parecer, solo es la hija del multimillonario más poderoso de Italia. Decidió cumplir su sueño: formar...