El Enemigo en las Sombras.

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La noche había caído nuevamente cuando el grupo se detuvo en una vieja estación de radio abandonada. Era un edificio frío y desolado, pero ofrecía un techo y la oportunidad de reagruparse tras la emboscada. Caesar y Zhenya inspeccionaban las habitaciones, asegurándose de que estuvieran solos, mientras Anton y Irina trataban de reparar un transmisor dañado que habían encontrado.

El silencio era opresivo, pero Anton, con su característico pragmatismo, lo rompió mientras examinaba el transmisor.

—Si conseguimos que esto funcione, podríamos interceptar alguna comunicación enemiga. Tal vez obtengamos algo útil.

Irina, todavía con desconfianza hacia él, arqueó una ceja. —¿Y qué te hace pensar que no están escuchándonos ahora mismo?

Anton sonrió con cansancio. —Porque si estuvieran escuchando, ya estaríamos muertos.

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Tras varias horas de trabajo, el transmisor cobró vida con un zumbido eléctrico. Anton ajustó los controles hasta que una voz distorsionada llenó el aire, emitiendo un mensaje en un código cifrado. Irina sacó su portátil, conectándolo al transmisor para descifrar la señal.

—Es una frecuencia que usan los contratistas privados —murmuró Anton, inclinándose hacia la pantalla—. Podría ser de ellos.

Irina tecleó con rapidez, mientras Caesar y Zhenya se acercaban para observar. La transmisión parecía un informe operativo, lleno de términos técnicos y coordenadas. Finalmente, una palabra resaltó en el flujo de datos descifrados: "Aurora."

Zhenya frunció el ceño. —¿Aurora? ¿Qué significa eso?

Anton intercambió una mirada con Irina, quien se detuvo un momento antes de responder. —Es el nombre clave de un proyecto ultrasecreto que desapareció de los registros hace años. Estaba relacionado con tecnología experimental y operaciones encubiertas a nivel global.

Caesar cruzó los brazos, su expresión endurecida. —¿Y cómo encaja eso con los hombres que nos persiguen?

Anton se inclinó hacia la pantalla, señalando un segmento del mensaje. —El contratista que nos persigue está vinculado a Aurora. Es más, el nombre que figura aquí como director de operaciones es alguien que no esperaba volver a ver.

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—¿Quién es? —preguntó Zhenya, con evidente preocupación.

Anton exhaló lentamente, como si las palabras pesaran. —Viktor Pavlov.

El silencio cayó como una losa sobre el grupo. Irina fue la primera en reaccionar. —¿El Viktor Pavlov? Pensé que había desaparecido después del escándalo del Cáucaso.

Zhenya miró a Anton, confundido. —¿Quién es exactamente?

Caesar respondió, su voz cargada de seriedad. —Pavlov era un estratega militar brillante, pero también despiadado. Después de ser acusado de crímenes de guerra, desapareció del radar. Según los rumores, comenzó a trabajar como contratista privado, vendiendo sus servicios al mejor postor.

Anton asintió. —No es solo un contratista. Es un hombre obsesionado con el control. Si está detrás de esto, no se detendrá hasta conseguir lo que quiere.

Zhenya sintió que un escalofrío le recorría la espalda. —¿Y qué quiere con nosotros?

Anton vaciló antes de responder. —Es probable que yo sea el objetivo principal. Pavlov y yo tenemos una historia. Trabajé para él durante un tiempo, antes de darme cuenta de lo que realmente era. Lo traicioné, y lo dejé sin algunos activos clave.

Caesar lo observó con desconfianza. —¿Y esperas que creamos que todo esto es solo por ti?

Anton negó con la cabeza. —No. Pavlov nunca persigue un solo objetivo. Siempre busca maximizar su beneficio. Si está interesado en ustedes, debe haber algo más.

Irina, que había permanecido en silencio mientras analizaba más datos, levantó la vista de la pantalla. —Creo que ya sé qué es.

Todos giraron hacia ella, expectantes.

—Hay menciones de un activo biológico en los informes de Aurora —dijo Irina, con el rostro pálido—. Algo que fue modificado genéticamente para sobrevivir en condiciones extremas. Los datos están incompletos, pero una de las coordenadas está muy cerca de nuestra posición actual.

Zhenya sintió que su respiración se aceleraba. —¿Crees que tienen algo que ver conmigo?

Irina asintió lentamente. —Es posible. Si Pavlov está interesado en ti, podría ser porque tienes un vínculo con Aurora que ni siquiera conoces.

Caesar colocó una mano en el hombro de Zhenya, su voz firme pero tranquilizadora. —Sea lo que sea, no dejaremos que te utilicen.

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Anton se puso de pie, tomando su arma. —Tenemos dos opciones: seguir huyendo y tratar de escondernos, o ir directamente a esas coordenadas y averiguar qué está pasando realmente.

Caesar lo miró fijamente. —Si vamos, será bajo nuestras condiciones. No más sorpresas.

Anton asintió. —De acuerdo. Pero si enfrentamos a Pavlov, prepárense para lo peor. Él no juega limpio.

Zhenya apretó los puños, su mirada decidida. —No importa lo que encontremos. Estoy cansado de huir. Es hora de obtener respuestas.

Con las coordenadas de Aurora como su próximo objetivo, el grupo se preparó para lo que sería su enfrentamiento más peligroso hasta ahora. Aunque las dudas y los miedos los acompañaban, una cosa estaba clara: estaban más cerca de la verdad que nunca.

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En La Sombra De La Obsesión. CAESAR X ZHENYA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora