El crucero

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Tercera persona pov

Mikey había llamado a Aiko y Sanzu en su oficina; cuando llegaron ambos se estaban jalando del cabello cómo dos niños. Al parecer, no muy sorprendentemente, se estaban peleando por lo cual soltó un suspiro de cansancio y exasperación, pues había terminado las ideas de como lidiar con ambos y con ellas también las esperanzas de que un día pudieran llevarse bien.

-Dios mío dame paciencia porque si me das fuerza, los mato- murmuró Manjiro en voz tan baja que ni siquiera ellos pudieron escuchar, tal vez estaban demasiado enfocados en su estúpida pelea.

-¡Deja de agarrarme el cabello!- se quejó la mujer con fuerza, Manjiro era consciente de que ella se podía liberar perfectamente del agarre de Sanzu pero no lo hacía por alguna extraña razón.

-¡Solo si tu sueltas el mío!- respondió el hombre con evidente enojo pero divertido también por la situación, se veía que le gustaba hacerla enojar a propósito.

-¡Maldito drogadicto!- respondió ella pisándole el pié con el tacón. Manjiro no podía evitar pensar en el dolor atroz que ese movimiento le había provocado a Sanzu y con solo ver su expresión de dolor pudo sentirlo al igual que él.

Manjiro estaba listo para hablar pero fue interrumpido cuando Sanzu cayó al piso por el dolor del pisotón de la mujer pero no se rindió y cuando ella empezó a caminar para acercarse a su jefe, él estiró su brazo para agarrarle el tobillo y hacerla caer al suelo con él. Para la sorpresa de Manjiro, ellos siguieron peleándose hasta estando en el suelo, lo cual le hacía dudar de su intelecto aunque no se demoraron en aburrirse y volver a incorporarse correctamente para mantener la compostura aunque él sabía que a sus espaldas se estaban apuntando con armas de diferentes tipos pero decidió pasarlo por alto.

-No necesitaba algo para aumentar mi dolor de cabeza...- Habló Manjiro frotándose la frente con gesto de dolor y cansancio al mismo tiempo.

-¡¿Ves lo que haces?! ¡Le provocas dolor de cabeza al jefe!- regañó Aiko mirando a Sanzu de manera molesta y desafiante con los ojos entrecerrados y el ceño fruncido.

-¿Yo? ¡Eres tu el dolor de cabeza!- respondió Sanzu sin escrúpulos y aparentemente queriendo volver a empezar una nueva pelea pero el sonido de aclaración de la garganta hecha por su jefe los hizo detenerse una vez más. Ambos quedaron en silencio, esperando a que su líder hablara.

-Les he llamado para una misión importante, recibimos información de un posible rival pero sabemos poco o nada. Lo único que sabemos es que quieren a uno de nosotros vivo o muerto, por lo que deben salir en este crucero y conseguir información.- ordenó Mikey con firmeza y seriedad mientras deslizaba su mano bajo el costado de su escritorio para abrir un cajón y sacar unos boletos para el crucero en cuestión hasta que los colocó ante los ojos de Sanzu y Aiko quienes miraban a ambos boletos de manera fija hasta que los agarraron y asintieron con la cabeza con firmeza. Estaban listos para llevar a cabo las órdenes de su jefe sin chistar. Pero antes necesitaban alistarse y por ello fueron a sus casas para preparar lo necesario y no llamar mucho la atención de las demás personas; trás unas horas ambos se encontraron frente al crucero, entregaron los boletos y los dejaron pasar. Pudieron admirar lo lujoso y grande que era su interior, parecía tener todo tipo de servicio.
Sanzu estaba perdido mirándose alrededor que casi no notó cuando Aiko se separó de él, su inmediata reacción fué ir trás ella a regañadientes y con un evidente gesto de fastidio.

-Joder, vete a la mierda. Espero terminar rápido esta misión para no soportarte todo el puto tiempo.- Habló Sanzu mirando la espalda de ella con curiosidad y una sonrisa traviesa, su mirada se deslizó en el trasero de ella, admirando lo hermoso que era y como le habría gustado apretarlo.

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