Una Invitación.

1 1 0
                                    

Tercera persona pov.

—¡Los odio, ustedes apestan!— se quejó Kokonoi, mirando especialmente a Ran, Rindou y Sanzu.

—Callate, no es nuestra culpa.— respondió el ojiazul con molestia, no estaba del todo equivocado. Que ellos “apestaran” no era su culpa pues anoche no pudieron volver a sus casas para hacerse un baño y librarse del olor a sangre, humo, tierra y drogas que se habían ganado haciendo el trabajo sucio.

—No empiecen a pelear...— pidió Kakucho frotándose la frente en señal de cansancio, definitivamente dormir de pié no fue una buena opción y ahora estaba ganándose las consecuencias.

El jefe de Bonten seguía arreglando su desordenado escritorio, había montañas de documentos y eran tan altos que le tapaban la visual de su oficina.

Mientras ordenaba el papeleo en silencio encontró una carta.

—Una carta…— habló él ganándose, sin querer, la atención de todos sus ejecutivos quienes no tardaron en acercarse a su jefe con las miradas clavadas en la pequeña carta.

—¿Por qué hay una carta?— preguntó Mochi con sospecha hacia la pequeña cosa.

—Seguramente es de unas fans.— dijo Rindou con orgullo.

—Ojala no sea una carta de esos raritos.— habló Koko mirando hacia el techo en la esperanza de que Dios lo escuchara, no quería que la carta fuera de un acosador.

—Creo que es la carta de una de las conquistas de Sanzu.— sugirió Ran con una sonrisa traviesa, conociendo las múltiples conquistas de Sanzu por una noche.

—Puede ser, a ver.— dijo Sanzu agarrando la carta con la intención de leer su contenido aunque le fué arrebatada por la mujer pequeña detrás suyo.

—No jueguen con cosas así.— habló la mujer frunciendo el ceño para evidenciar el fastidio que los demás provocaban al jugar con cosas serias.

—Bien, calmados. Aiko va a abrir la carta.— anunció Mikey con firmeza pero en su interior estaba agradecido hacia Aiko por mantener la profesionalidad y calma en situaciones cómo ésta.

Ella abrió la carta con sumo cuidado y sin acercar demasiado el rostro a ella, nadie podía fiarse de nada. Esa era la verdad del mundo de la mafia.

Finalmente abierta, la pelinegra dejó el contenido en el escritorio de su jefe; los demás no tardaron en acercarse más y aplastando a su jefe en el proceso, ocasionalmente hasta golpeándose la cabeza.

—Una hoja de papel.— habló Ran queriendo acercar más su rostro para inspeccionar el objeto blanco, pero no pudo debido a que su cabeza chocó con la del pelirosa.

—¡Maldito idiota, ten cuidado o te cortaré en pedazos!— insultó y amenazó Sanzu empuñando su katana.

—Calmate psicópata.— volvió a hablar Ran con calma pero sin perder la oportunidad de burlarse de Sanzu quien gruñó con molestia pero volvió su mirada hacia el Haitani menor que estaba apoyando a su hermano con una risa.

—¿De que te ríes idiota?— preguntó Sanzu acercándose al peli morado con corte de medusa pero fué detenido por un brazo que reconoció.

—¡Dejen de pelear por un puto momento!— gritó Kokonoi ya cansado de las constantes peleas sin descanso del trío de Bonten.

—Por eso no tienen novia.— agregó el ejecutivo más viejo, bromeando con Mochi que contenía una risa.

—¡PODEMOS TENER MUY BIEN UNA NOVIA!— respondieron los tres en un grito mezclado entre rabia y ofensa por las insinuaciones del mayor, pero interiormente sabían que él tenía en parte razón. ¿Qué chica se iba a fijar en ellos y sus sentimientos sin probar miedo?

—Basta.— dijo Mikey frotándose el puente de la nariz, claramente irritado por la falta de profesionalidad, madurez y seriedad de sus ejecutivos.

—Mientras ustedes estaban taaaan ocupados en su disputa yo y Aiko leímos la carta.— avisó Mikey con seriedad, levantando la mirada hacia sus ejecutivos para ver sus expresiones entre avergonzadas, burlonas y seriedad.

Sanzu no pudo evitar entrecerrar los ojos al ver la mujer cerca del jefe, no sabía el porqué se sentía así pues ella y él siempre permanecían al lado del jefe así que decidió ignorar esos sentimientos y fijarse en el tema principal.

—¿Y que es?— preguntó el de cabello morado corto.

—Una invitación para un banquete…— intentó explicar el jefe.

—¡Comida gratis!—

—¡Alcohol gratis!—

—¡Mujeres buenas!—

Exclamaron los tres con una sonrisa de felicidad y emoción en sus rostros.

Mikey dió un largo y cansado suspiro, ya se había rendido de explicar los detalles.

—El banquete es esta noche, no tarden mucho, pueden ir a sus casas para cambiarse.— habló Mikey señalando hacia la salida de su oficina dándoles permiso para salir ya.

Only YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora