22. Por favor.

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Jimin

Podía escuchar mis latidos tronar en mis oídos mientras entraba desesperadamente por las puertas de la sede del club. Caminé hacia el salón donde la música estaba sonando muy fuerte en los altavoces masivos. Abrí la puerta y de inmediato busqué en la habitación soltando un quejido de frustración.

No estaba Taehyung.

Miré a los alrededores y vi que Yoongi estaba sentado en una silla con una cuchilla afilada en mano, haciendo un corte en su brazo izquierdo y sonriendo mientras miraba la sangre que goteaba.

Corriendo en su dirección, me detuve delante de él pero estaba demasiado distraído. Haciendo una mueca a lo que estaba haciendo sin darse cuenta de mi presencia.

–¡Yoongi! -grité después de tomar una respiración profunda mientras trataba de ignorar el olor metálico.

Un chorro de sangre brotó de su muñeca en mi chaqueta y su cabeza se echó hacia atrás con un siseo de éxtasis de su boca.

Armándome de valor empujé sus hombros.

–¡YOONGI!

Yoongi abrió sus ojos negros, y agarrando mis muñecas con fuerza, me tiró hacia delante, con el ceño fruncido y soltando un gruñido molesto. Al instante el reconocimiento inundó sus facciones y rápidamente soltó mis muñecas.

–¿Jimin? -medio preguntó, medio dijo, con sus ojos ablandándose una fracción.

–¿Dónde está Taehyung? -pregunté frotándome mis muñecas adoloridas.

Yoongi se puso de pie, sin camisa en su pecho llenó con tinta. Quité inmediatamente mi mirada de su torso desnudo con cicatrices de todos los tamaños y texturas, y de algunas marcas de quemaduras que las cubrían. Cientos de ellas por todo su cuerpo.

Mi Dios. ¿Qué le había sucedido a Yoongi?

–Su habitación es la tercera a la derecha -dijo roncamente, haciéndome salir de mi trance.

Asintiendo, aparté de nuevo mi mirada de su pecho y me fui para la habitación. Di varios toques frenéticos en la oscura puerta de madera pero la música de Taehyung estaba demasiado fuerte.

Demasiado impaciente para esperar educadamente una respuesta, empujé la puerta y al instante me congelé cuando vi lo que estaba haciendo.

Desnudo.

Taehyung estaba de espaldas observando como Jennie montaba su longitud erguida. Y Lisa, con todo su cuerpo al descubierto chupaba los pechos y besaba todo su cuerpo. Era un antro de pecado del hedonismo y ninguno de ellos tenía la más mínima advertencia de mi presciencia mientras estaba allí mirándolos con incredulidad. La música unida a sus ruidos, habían ahogado los golpes en la puerta.

–¡Taehyung! -traté de gritar sobre la bulla, pero él no se detuvo.

Detectando el equipo de música junto a la cama, corrí, casi tropezando con una gran variedad de juguetes de plástico de aspecto peculiar. Algunos estaban vibrando y girando a medida que se movían a lo largo del piso de madera.

Asegurándome de no mirar a las figuras retorciéndose en la cama, empecé a golpear el equipo de música y después de varios golpes, me las arreglé para silenciar el volumen. Como en un sueño Jennie me miró primero.

Hades ‣Kookmin. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora