𝐁𝘭𝘶𝘦 𝐄𝘺𝘦𝘴 || Radioapple ||

𝐗𝐗𝐈𝐕

Lucifer se levantó a regañadientes, realmente estaba cansado, pero aún así sentía que era el momento de despertar luego de haber intentado consolar el sueño por décima vez. Camino hacia la Sala y noto que el desayuno ya estaba hecho junto a Alastor quien estaba agregando algunos platos para desayunar. —“Justo a tiempo, querido“— Dijo Alastor acercándose a el y darle un fugaz beso en la frente. —“¿Como dormiste?“— preguntó el castaño. —“Dormí, como si la cama este hecha de nubes. Vaya cuidar a una niña si que te deja agotador.“— Alastor río por el comentario mientras arrastraba la silla para que el más bajo se siente.

—“¡QUE!“—

—“Vamos, Lucifer. No hay de que preocuparse, mis padres te adoran—

—“¿¡Pero que pasa si la cago de nuevo!?“—

—“Ay, vamos“—

Llevaron un rato discutiendo hasta que Charlie apareció haciendo un puchero con sus labios. Para ser honestos se habían olvidado de que tenían una hija y de que eran las 7:30 de la mañana, y eso preocupo más a Lucifer ¿¡Que pensaran de Charlie!? Lucifer colocó sus manos en su cabeza, apretando con fuerza su cabello, queriendo arrancar todos los pelos posibles, hasta que sintió una mano posar su hombro. —“Mira, mis padres vendrán igual, y quiero que estés ahí. Ya veras que nada malo pasará“— Alastor hizo una pausa antes de perder su mirada al suelo. —“Yo.. No veo a mis padres desde hace mucho. Es que. Ellos. Siempre están ocupados en su trabajo y casi nunca tienen tiempo para mi ¿ok?“—

Lucifer asintió con pena al escuchar la voz del chico apagada y triste, con la posibilidad de llorar. Así que suspiro y lo miro a los ojos. —“Ok, solo. Promete no dejarme a solas con ellos, o si no me desmayaré otra vez.“— Ambos rieron y se besaron con algo de lujuria, aunque ese apasionado beso fue interrumpido por "Wakala" por parte de Charlie quien miraba todo. —“Ay, Vamos, Char. No beso a tu padre desde hace mucho“— Dijo Lucifer con gracia.

—“Ire a comprar comida para la noche“— Avisó el rubio antes de salir por la puerta y del edificio. No tenía muchas ganas de ir en el auto, así que decidió caminar, ya que le parecía más cómodo. Era complicado estacionar en ese entonces, seguramente había mucha gente en la calle, así que el rubio pensaba que iba a encontrar estacionamiento en otro país. Aparte que era de su agrado caminar y observar los lugares.

Ir al supermercado fue lo más normal que había hecho en toda su rutina. Encontrar lo que compraría, esperar en la fila, encontrar a un pequeño niño hacer un berrinche y verlo patear todo, y por último pagar. Aunque por los precios tenía ganas de robar lo que había comprado por lo barato que estaba. Y la vuelta no había mucho que decir, básicamente era lo mismo que la ida solo que el recorrido era más corto, aunque no sabía por qué. Después de todo siempre tomaba el mismo camino.

Aunque al pasar por un pequeño callejón sin salida, algo lo tomó con fuerza del brazo ¿Por que siempre le pasaba esto a el? El más bajo se sorprendió y se asustó al mismo tiempo. Alguien está a punto de asaltarlo, pero lo que vio fue algo mucho peor.