Dos minutos de reloj había tardado Violeta en asustarse con la ausencia de Chiara; dos minutos que había tardado en bombardear en llamadas el teléfono de la asistente, en mitad de aquella tormenta; dos minutos que había tardado en preguntar dónde cojones estaba;
Dos minutos más tarde, Chiara había contestado de forma escueta de que estaba bien y que en unos minutos volvía al ático. Sin esperar respuesta por parte de su jefa, la inglesa había colgado la llamada, ganándose un gruñido por parte de la granadina.
Violeta tuvo que esperar quince minutos más después de la llamada; los quince minutos más largos en aquel día para la actriz, esperando a Chiara en su ático, sin saber dónde estaba, sin saber si estaba bien...
Tenía unas tremendas ganas de... de... de matar a su asistente.
Justo en aquel momento, mientras se mordía la uña del dedo índice y miraba la copa vacía de vino, escuchó nuevamente la puerta principal del ático abrirse. Y haciendo el mismo proceso que minutos antes, sorteó aquella distancia en pocos pasos encontrando aquella vez a Chiara en la puerta con cuatro bolsas en sus manos. Al verla, otra vez mojada y helada en el umbral de su hogar, Violeta tan solo pudo respirar con tranquilidad, aunque no sin antes gritarle una reprimenda:
La mato, la mato, la mato. Te juro que...
–¡Joder, Chiara! ¡¿Dónde cojones estabas?!
La menorquina sonrió de lado, mientras su cuerpo reaccionaba ante el calor del ático y sufría algún que otro escalofrío. Muy diferente a la forma que antes había entrado, casi llorando, parecía feliz por el frío y todo. Dio un par de pequeños saltitos, desprendiéndose de los copos de nieve que se habían posado sobre sus hombros:
–My God, it is so cold outside.
–¡Chiara!
–Violeta, estoy bien–puso los ojos en blanco con burla y diversión–. ¿Puedo soltarlo todo, quitarme la chaqueta y te lo explico?
No.
Y a pesar de que quería una respuesta, ya de ya, Violeta se mordió la lengua mientras veía otra vez aquel proceso de Chiara de deshacerse de sus prendas de abrigo de cualquier forma sobre el sofá blanco del salón. Solo en el momento en el que Chiara escogió una de las bolsas y la ponía sobre la mesa del comedor, la granadina volvió a la carga con sus preguntas:
–¿Qué es todo eso?
–Esto, querida Violeta son...–hizo una pausa dramática, ganándose una mirada asesina–. Son adornos de Navidad. Tu casa necesita algo de color, necesitamos que te metas de lleno en...
–¿Has robado a mis vecinos sus decoraciones de Navidad?
Sino, no entendía de dónde había sacado cuatro bolsas hasta arriba de adornos; Violeta fue abriendo una a una, solo observando el interior y realmente Chiara tenía de todo en aquellas bolsas de rafia. Vio muchas bolas de navidad, estrellas, spray de nieve, luces de diferentes colores, hasta incluso una caja que contenía un pequeño árbol desmontable.
–No, pero podría hacerlo–la menorquina en aquel momento ladeó una sonrisa con maldad, pero ante el levantamiento de ceja de la actriz concretó mucho más la respuesta–. Iba a pasar estos días con mi familia en una casa rural, llevaba algunos adornos para...
–¿Algunos? ¿Ibas a decorar el barrio entero?
–Bueno, quería ir bien preparada, ¿sabes?–se defendió rápidamente–. Mi hermana Lauren es una despistada, ¿y si se había olvidado de algo...? No quería que mis sobrinos pasaran una Navidad sin la decoración adecuada...
Violeta negó con la cabeza mordiéndose el labio inferior, mientras volvía a bajar la mirada al interior de las bolsas y luego a aquellos ojos verdes.
–No quiero esas...–mierdas– cosas en mi casa, Oliver.
No.
Me niego.
Violeta bajó aquella bolsa de su mesa del comedor, y la dejó en el suelo con el resto en un claro gesto de que ella no iba a permitir que mancillaran su hogar con aquellas decoraciones.
–¿Qué daño puede hacerte decorar un poco?
–¿Qué bien puede hacerme?–replicó con el mismo tono, imitando aquella ceja que se había elevado en el rostro de Chiara.
–Es color, es ambiente, es poner algo de alma en esta casa.
Era la segunda vez que hablaba sobre la decoración de su casa, aquello ya era algo personal.
–¿Tienes algún problema con mi decoración?
–No, pero es Navidad–replicó con rapidez.
–Odio la Navidad.
En aquellos momentos vio cómo la asistente, al lado de la mesa del comedor, miró todo a su alrededor; Violeta se imaginó que aquella cabecita estaba tramando algún plan alocado. Casi de forma inconsciente clavó sus pies en el suelo, intentando clavar también su decisión:
–Mira, déjate llevar solo esta noche–propuso acercándose a Violeta, para poner su mano encima de su hombro con cariño y sin dejar tiempo a respuesta, siguió hablando:–. Yo lo prepararé todo y lo recogeré todo. Ya que no me has hecho ninguna cesta navideña, como jefa, hazme este regalo como tu empleada–la jefa puso nuevamente los ojos en blanco, pero aquello era verdad–. Por favor, no soporto la idea de no estar con mi familia y... Violeta, nunca te pido nada. Esto me distraerá por las siguientes horas... y con la tormenta...
Me cago en to'.
Durante unos segundos Violeta se quedó pensativa, la mano de Chiara bajo por su hombro llegando hasta su mano con un ligero roce, para luego volver cada una a su espacio personal. Fue tan ligero y tan efímero, que ni siquiera notó que su asistente ya no la estaba tocando.
Tragó saliva notándose contra la espada y la pared.
Tenía dos opciones: seguir negándose y seguir discutiendo con ella y que las horas pasaran lentas en aquel ático o sacar algo bueno de todo aquello.
Total, seguiré odiando la Navidad después de esto.
–Quiero algo a cambio–propuso con una idea en mente, si Chiara iba a ganar en algo, ella también quería su regalo–, y me dejaré llevar en tu idea loca de que celebremos "Navidad"–hizo las comillas con los dedos.
–Whatever you want.
Chiara saltó sobre sus pies con alegría y con una sonrisa enorme entre sus labios.
–Quiero que te comprometas con este trabajo, sé que lo que quieres hacer en tu vida es dedicarte a la música...–los ojos verdes se abrieron de la sorpresa y la mandíbula de Chiara se desencajó un poco–. No me mires, eres amiga de Martin y él es amigo mío, sé muchas cosas de ti, pero te necesito en mi equipo mientras estés conmigo. Necesito que yo también sea tu prioridad..., laboralmente hablando. Sé que centrada no cometerás tantos errores, todos somos humanos pero...
Joder, no puedo ser yo la que lo haga todo y lo arregle todo.
–Hecho–aceptó al instante.
–No es un juego, Chiara.
–La Navidad no es un juego para mí y si te estoy tendiendo la mano es por algo–Violeta la estrechó, aceptando aquel pacto–. Tu y yo en otra vida hemos hecho más tratos, lo sé.
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All I Want For Christmas Is You
FanfictionI won't even wish for snow I'm just gonna keep on waiting underneath the mistletoe. 'Cause I just want you here tonight Holding on to me so tight What more can I do? Oh, baby, all I want for Christmas is you.