All I Want For Christmas Is You

20:25

Chiara se subió el tirante del vestido por tercera vez en la cocina, sintiendo la suave tela bajo sus dedos. Era un precioso vestido color esmeralda, con una abertura en la pierna derecha que le llegaba hasta el muslo. No tenía los zapatos indicados, así que se había vuelto a colocar sus viajes Nike, las mismas que había llevado todo el día con ella. Con el rostro limpio, se había aplicado algo de maquillaje que había traído en la maleta. Algo simple y sencillo, con el poco tiempo con el que contaba entre manos y con el mismo recogido que se había hecho para entrar a la ducha y así no mojarse el cabello. Incluso así, se sentía como una princesa, como en una película, a la espera de su heroína que bajara por las escaleras.

Quizás el vestido le quedaba algo holgado de caderas y los tirantes necesitaban algún ajuste que otro sobre sus hombros, pero Chiara no lo cambiaría por nada en el mundo. De hecho, no podía dejar de mirarse a sí misma, a pesar de que la comida que estaba calentando en dos ollas diferentes necesitarán de su atención.

La comida del catering las salvaría de cocinar aquella noche; Chiara agradeció mentalmente que su jefa le hubiera llenado de recados aquella misma mañana, porque sin saberlo, les había dado también una cena perfecta de Nochebuena para ambas. La menorquina removió la sopa y añadió los galets, para después bajar el fuego del rape y que no se cocinara de más.

Un primer y un segundo plato, ahora le faltaba decidir el vino y el postre.

Chiara abrió la nevera cuando escuchó unos pasos bajar por la escalera, primero giró la cabeza lentamente, para luego hacer lo mismo con el resto de su cuerpo. Instintivamente se movió por la cocina, sorteando la mesa de doce comensales y apareciendo en el salón en cuestión de pocos segundos.

Era el momento de verla a ella.

Lo primero que vio fueron los tacones de Violeta e hipnotizada siguió con la mirada puesta en la escalera, en aquellas piernas que bajaban con cuidado cada escalón. En cámara lenta, subió la mirada por ella, fijándose en la tela roja que se ajustaba a su piel con mimo y cuidado, el vestido la abrazaba con delicadeza por su abdomen y su pecho, para llegar a unos tirantes caídos a los lados de sus brazos y así dejar expuestos sus hombros.

Incluso, viéndola por segunda vez en aquel vestido rojo del diseñador, Chiara volvió a quedarse sin palabras. Sin embargo, fue aquel rostro que la miraba con timidez y una pequeña sonrisa en los labios, la que la dejó sin aire.

Estiró su mano, ofreciéndole a Violeta para ayudarla a bajar los últimos escalones.

–Estás preciosa–se sinceró Chiara, cuando pudo recuperar el habla.

La granadina se aferró a la mano de Chiara y se dejó ayudar, y solo cuando acabó de recortar la distancia entre ellas, besó su mejilla.

–Tu también Chiara, estás... so beautiful.

Durante unos segundos se quedaron en silencio, en aquella corta distancia al borde de las escaleras y a menos de un metro de las vistas de Madrid, con aquella tormenta que cada vez se hacía más fuerte. Durante unos segundos, tan solo se miraron a los ojos sonriendo mutuamente en aquellos vestidos elegantes.

No importaba nada más; no importaba el resto.

–Sabía que el rojo era el indicado...–Chiara guiñó uno de sus ojos–. Deberías disculparte, you know.

Y Violeta solo pudo soltar una carcajada, que rápidamente fue acompañada, solo Chiara era capaz de romper un momento como aquel:

–Quizás era el indicado para ti...–y en el silencio, se dio cuenta del peso de sus propias palabras–. Quiero decir, para hoy. Quiero decir que era el indicado para esta noche y no para la gala del...

–Lo entendí, Vivi. No te...

–¿Vivi?

Chiara borró lentamente la sonrisa de sus labios ante aquella duda en la pelirroja:

–¿No te gusta?

Aunque Violeta simplemente decidió no contestar, y caminando hacia la cocina, dio la espalda a Chiara quien por unos segundos se quedó hipnotizada con aquella imagen de la granadina alejándose de ella.

Si el vestido era impresionante por la parte delantera, por la trasera era una obra maestra.

–Oye que bien huele, ¿no?