Una simple misión acabará en una noche de pasión, antes de que él terminará involucrado con ese par de villanos más allá de lo debido.
¿Una relación sexual simplemente? Sí como no.
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→Ship principal; DabiShiga...
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—Arriba.
Shouto reacciona perezosamente, observando a Dab- Touya, delante suya, mirándolo directamente con ojos cansados.
Ambos la están pasando mal, y eso no alivia a Shouto.
—Necesitas un baño.
Parpadea lentamente, despabilando el sueño que lo domina. Cuando es consciente de su entorno, observa a Touya un momento, luego baja la mirada e inhala profundo.
Sabe que si lo rechaza, Touya respetará su decisión, pero en serio necesita un baño. Jamás fue el tipo de persona que puede soportar más de un día sin tomar una ducha, y ya han pasado varios días desde que se dió una. Con todo lo que ha pasado, se había olvidado totalmente de que no ha tomado un baño en un rato.
Touya rodea la silla y abre las esposas normales para darle una mayor libertad, pero no le quita las muñequeras cancela dones. Para ese punto ya no importa, se está acostumbrando a llevarlas puestas.
Mira el rostro de Dabi, en su mejilla derecha aún se nota un hematoma de tono café, el recuerdo de el golpe que le dió al tratar de escapar hace unos días atrás. No funcionó de mucho, pero mínimo lo golpeó.
—El agua está caliente —Tomura entra a la habitación, mirándolos a ambos—. Dejará de estarlo en diez minutos, dense prisa.
Touya asiente, toma su brazo y lo obliga a ponerse de pie. Su agarre es firme, pero no hay fuerza para lastimarlo, y Shouto solo lo sigue con pasos lentos y tambaleantes. Estar sentado tanto tiempo comienza a provocar un fallo en su cadera, o simplemente se está olvidando de cómo caminar.
Llegan a una habitación medio vacía, en donde solo hay una cama matrimonial, un sofá de dos plazas, una pequeña mesa de centro y un mueble de ropa de apenas un metro y medio de alto. Shouto mira que la ropa es de Dabi y confirma que es su habitación.
—Te daré algo de mi ropa, mientras lavo la que traes puesta.
No se molesta en responder, tan sólo mira hacia una de las ventanas sucias y quebradas, sin encontrar nada al otro lado más que una pared de ladrillos rojos. Ahora sabe que hay un edificio a su lado.
Dabi le extiende la ropa, y Shouto se ve obligado a tomarla de mala gana. Comienza a caminar hacia el baño en donde le indicó el mayor, pero no puede ni cerrar la puerta cuando Touya entra detrás suya, interrumpiendo su espacio personal y su privacidad.
—¿Por qué has entrado? —protesta, molesto.
—¿Ahora sí hablas? —Touya le da una sonrisa cansada, pero sexy. Shouto no entiende cómo ese maldito puede verse tan guapo todo el tiempo—. Me quedaré, solo por precaución.
—No puedo escapar —alza las manos para mostrar las muñequeras, recordando su falta de don—. Y aquí tampoco hay algo que logre ayudarme a hacerlo.