Capítulo 16: Los confines de la tierra 1.0

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En la penumbra de una noche cargada de preguntas, mis ojos recorrieron las líneas de aquel texto maldito. Al cerrarlo, el aire pareció más denso, y mi pecho, como si cargara siglos de silencio, exhaló un grito que rompió la quietud. La maldita nota no solo arrancó una risa sardónica de mis labios, sino que desató recuerdos que nunca debieron salir de las sombras. Mami Kelly, con su silencio afilado, me había negado mi verdad. "El jefe supremo así lo quiso", decía siempre. Pero yo sabía que las respuestas estaban ahí, aguardando en los bordes oscuros del camino que aún debía recorrer.

Alison, por su parte, con la mirada encendida por una mezcla de temor y fascinación, se inclinó sobre aquel aparato emisor de señales. Cada sonido crujiente de la antigua frecuencia era un eco del pasado, o quizás del futuro. Sus dedos trazaron las líneas del metal corroído, y la verdad la golpeó como un relámpago: aquel artefacto llevaba décadas ahí, quizá más de un siglo, desafiando el tiempo mismo. La lógica era un puente quebrado; alguien, o algo, había dominado el arte prohibido de viajar a través de las eras. La pregunta que se alzaba, oscura y desconcertante, era clara: ¿quién... o qué estaba detrás de todo esto?

El ambiente, bañado en una penumbra que parecía devorar la razón, guardaba un silencio pesado, casi fúnebre. Brianda, con los ojos clavados en el artefacto, dejó escapar un susurro cargado de inquietud:

—Cloe... este objeto... hay algo en él que me revuelve el alma. Es perturbador, como si estuviera vivo, como si ocultara una historia que clama desde el vacío. ¿Vinimos hasta aquí solo para encontrar esto? No lo creo. No llegamos tan lejos, desafiando lo que desafía la razón, para detenernos ante esto. Pero ahora que lo pienso... si Cloe Smith no es tu verdadero nombre... ¿cuál es? ¿Qué verdad yace enterrada en ese misterio? ¿Y por qué alguien, o algo, haría tanto para que no lo descubrieras?

Su voz se quebró un instante, como si algo oscuro la acechara desde las sombras. Continuó, esta vez con una gravedad que helaba la sangre:

—El jefe supremo... sabe mucho más de lo que deja entrever. No estás aquí por azar; eso es algo que ninguno de nosotros puede ignorar. Pero este artefacto... siento algo en él, una tristeza tan densa que casi puedo tocarla. Es como si alguien hubiera escapado de algo inimaginable, algo que no debería existir, y nunca lograra llegar a su destino. Algo o alguien lo detuvo, y esa historia quedó atrapada aquí, en este objeto maldito.

Sus palabras quedaron suspendidas en el aire, mientras el artefacto parecía pulsar levemente, como un corazón que late en agonía.

—Y si no fue un escape... —Brianda murmuró, casi como un pensamiento arrancado a la fuerza—. ¿Qué si este artefacto no fue el refugio de una víctima... sino la jaula de algo mucho más aterrador? Algo que jamás debió ser liberado.

La pregunta quedó allí, flotando como un espectro, mientras la oscuridad alrededor parecía cerrarse, más fría, más densa, más viva.

La atmósfera en aquel lugar era sofocante, como si algo invisible se aferrara a nuestros pulmones, impidiendo un respiro completo. Douglas, con su expresión endurecida y su voz baja, observaba el artefacto con un desasosiego palpable.

—Este mensaje... —murmuró, como si temiera que algo más estuviera escuchando—. Es demasiado extraño. El papel... no, no es papel. Es algo distinto, un material que no debería existir. Nunca he visto nada parecido. No deberíamos quedarnos aquí más tiempo del necesario. Algo en este lugar no quiere que estemos aquí.

Douglas intentó manipular la señal de radio, apagarla o incluso modificarla para transmitir un mensaje propio. Pero al momento de tocarlo, su rostro se tensó.

—Es inútil —dijo, casi en un susurro—. Está configurado para no ser alterado. Esta cosa... parece tener un propósito único, inquebrantable. Si pudo atravesar el límite a 3 kilómetros, podríamos usarla para enviar una señal y avisar que estamos vivos, pero... algo, o alguien, no lo permite.

Viaje hacia el corazón de la oscuridad (EN CURSO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora