Capítulo 2: "De regreso"

16 0 0
                                    

"En unos cuantos minutos estaremos aterrizando en Mullingar, favor de abrochar sus cinturones" dijo la voz del piloto. Me abroché el cinturón y seguí viendo por la ventana del Avión. Ya era hora, estaba lista para volver. Y no sólo estaba dispuesta a terminar la universidad, si no que estaba dispuesta a cumplir el compromiso que hice con mi padre.

Mientras estaba dentro del taxi que me llevaría a la casa de mi abuela, dónde viviría en mi estadía allí, pensaba en cómo encontraría al hijo de Bobby Horan. Lo único que sabía de él era que tenía el cabello castaño y ojos azules, y tenía un vago recuerdo de su rostro. Y quien sabe si sigue así, ya que algunas personas cambian con el tiempo.

—¡Mi niña! —dijo emocionada mi abuela en el momento en que el taxi llegó a su puerta. Saqué mi bolsa de mano, ya que mis maletas mi mamá las había enviado un día antes. Le pagué al conductor y le di las gracias, luego volví a ver a mi abuela.— ¡Has crecido demasiado desde la última vez que te vi! —me apretó los cachetes cual típica abuela.

—¡Te he extrañado tanto, abue! —dije dándole un fuerte abrazo. Hacía más de 5 años que no la veía, y de verdad la extrañaba demasiado.

Honestamente, siempre he admirado a las abuelas. Esas personas que a pesar de todo te aman, que su mayor felicidad es verte crecer, esa personas que cada que vas a su casa regresas con un regalo y con el estomago lleno. Esa persona a la cual le puedes pedir un consejo, y sabes que ella no te juzgará. Esas personas que les ocultan tus travesuras a tus padres. Esa persona que a pesar de tus errores te ama incondicionalmente.

—Oh, pasa, pasa —me guió hasta la puerta.

La casa era pequeña, demasiado rustica, lo cual me encantaba.

—¡Wao! —dije—. ¡Casi olvidaba como era este lugar!

—Está como siempre —dijo la abuela— la verdad, ha estado muy silencioso sin ti ni Charlie por acá.

Podían haber pasado los años, pero la partida de Charlie aún me dolía. Yo sé que a la abuela también, pero ella es de esas personas que prefieren guardar sus penas y sonreír. Eso es algo que había heredado de ella.

—¿Quieres que te muestre tu habitación? —cuestionó.

—No, gracias —le sonreí—. Recuerdo perfectamente donde está. Y si me permites, me gustaría tomar una pequeña siesta.

—Duerme todo lo que quieras, pequeña —acarició un mechón de mi cabello—. Estoy tan feliz de que estés aquí.

—Yo igual, abuela —confesé.

Subí las escaleras en dirección a mi antigua habitación.

La habitación era de un color celeste, con una cama con sábanas blancas, un escritorio para hacer tareas y una laptop en el, un armario y una mesita de noche justo al lado de mi cama. También, un balcón del lado derecho de la cama con vista a las calles. Siempre he amado los balcones, cuando no puedo dormir, simplemente voy al balcón a ver la luna y respirar aire puro. Ahí es donde yo me inspiro, donde medito, y cuando estoy triste o enojada, veo la Luna y me siento tranquila, siento que no tengo nada por lo cual no estar feliz.

Ese cuarto me trae recuerdos, unos más buenos que otros, y otros recuerdos que quisiera olvidar. Pero al fin y al cabo, son recuerdos.

—¿Me amas? —preguntó él.

No podía ver a nadie ahí, sólo una silueta a lo lejos. Pero por alguna razón sentí algo por él, sentí un fuerte sentimiento dentro de mí, sentía los latidos de mi corazón chocar contra mi pecho, aunque no sabía porque razón.

—Yo... —me quedé sin palabras. Simplemente no sabía que decir; sabía que si decía que sí, nos estaba condenando a los dos.

—Dímelo, _______, dime que no me amas y te dejaré y no te molestaré jamás. Pero si dices que sí, me quedaré a pesar de los riesgos que corremos.

No tuve tiempo de responder a su pregunta, porque en ese momento, un fuerte estruendo se oyó y abrí los ojos de repente, encontrándome con el techo blanco de mi habitación.

Ese, sin duda alguna, fue un sueño extraño.

Recuerdo que mamá siempre me decía que los sueños significan algo, que son una visión de lo que podría pasar. Pero dudaba mucho encontrarme en esa situación. ¡Dios, es sólo un sueño! No tiene por qué tener significado alguno.

—Abuela, saldré a dar una vuelta por el parque —dije bajando las escaleras. Mi abuela desvió la vista de la televisión y me miró.

—Está bien, pero no vuelvas tarde —me sonrío. Yo sólo asentí con la cabeza y salí de la casa.

La fría brisa de Mullingar me envolvió e hizo que temblara. Seguí caminando hasta llegar al parque que estaba a una cuadra de la casa y me senté bajo un árbol. A pasar que eran sólo las 7:00 p.m., podía ver la luna en el cielo.

Muchos creen que es aburrido, quedarse sentado sin hacer nada, pero para mí es maravilloso. Sólo veía a los demás, jugando felices en el parque, y en ese momento me doy cuenta de sus sonrisas en sus rostros, y me pregunto: "¿Acaso siempre tendrán esa sonrisa? ¿O sólo es una máscara que oculta su verdadera tristeza?". Y me doy cuenta de que en realidad a las personas sólo las conocemos de vista, y nunca llegamos a saber de verdad lo que sienten o sus problemas que guardan. A veces me gustaría poder saber los problemas de las personas que veo en este preciso momento, pero no puedo.

Unos acordes de guitarra interrumpieron mis pensamientos. Busqué con la mirada al responsable de esa hermosa melodía, pero no pude encontrar a nadie. Así que me rendí y me dediqué a escuchar esa melodía. Cerré los ojos, y disfruté de la música. Era tranquilizante, perfecta para escuchar después de un ajetreado día. Luego de unos minutos esa melodía se detuvo, y yo volví a la realidad.

Novela escrita por Meetzly Espinosa (wattpad: Meeetzly)

Kill or die of love [ADAPTADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora