Capítulo X: Un agrio despertar

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—Trevor, soy yo... Daniel, tu Tigre...—respondí aún más asustado.

—Claro que sé quién eres, tonto, solo quería ver tu reacción—rio Trevor, sin energía.

— ¡Tú sí que eres tonto! ¡Me has dado un susto tremendo!—dije acariciándole el brazo, que estaba frío, infraoxigenado.

—Bueno hay algo que sí que no sé ¿A cuándo estamos?

—Es... 5 de mayo, aunque por poco tiempo.

—Mierda, me he perdido tu cumpleaños. Siento haber estado KO tanto, de veras—respondió Trevor muy apurado.

—No seas tonto, no es tu culpa—dije comprensivo a su cariñosa y desinteresada actitud. Solo quería hacerme feliz en mi cumpleaños, era tan tierno...

—Tenía el regalo perfecto—dijo enfurruñándose.

—Lo siento, tengo qué preguntar... ¿qué era?

—Un peluche de un tigre, una camiseta con un tigre y unos cupcakes de caritas de tigre.

—Qué romántico—respondí consolándole. Sus regalos eran tan originales, tan monos, tan cariñosos. Y el pobrecillo así, tumbado sin poder ni respirar, sin poder hacer nada por él mismo.

—Te he echado de menos.

—Yo pensaba que no lo contabas—dije también romántico.

Estuvimos hablando un buen rato. Pasaron las dos de la mañana. Se quedó profundamente dormido, yo lo hice poco después de él. Le dejé una nota. Me tuve que ir a casa. Dormiría allí, en el sofá del hospital se dormía fatal, y estaba agotado. Me quedé dormido en seguida. Me desperté a la mañana siguiente, por mis tíos, que me habían comprado una tarta, que al día anterior no pude tomar. Una deliciosa tarta, de crema de vainilla, dulce y suave. Me corté un trozo, por si Trevor quería. Lo cierto es que no llegué a pensar en que con el estado de Trevor, no podría tomar nada prácticamente...

Llegué al hospital, ya cercanas las 11:30. Bridget estaba allí.

—Buenos días, Daniel—saludó Bridget.

—Buenos días—saludé con algo de sueño.

—Bueno, yo me estaba yendo ya, en realidad, tengo que hacer unos recados, ¿te importa quedarte con Trevor? Está algo insoportable.

—Tranquila, venía a eso precisamente.

Entré en la habitación, Trevor tenía aspecto de estar harto de estar tumbado todo el día.

—Tigre—saludó Trevor, algo enfurruñado.

— ¿Cómo estás, cariño?

—Fatal. Me duele un montón. Es como un pinchazo intensísimo que para, y luego vuelve de repente; lo odio—respondió Trevor muy quejoso.

— ¿Quieres que llame a la enfermera y que te dé un calmante?

—No, no, no, no quiero estar drogado así nunca más—rogó Trevor, que no soportaba estar ahí.

— ¿El resto?

—No me dejan comer nada, me muero de hambre, y he tenido que hacer pis en una cuña... es horrible—volvió a quejarse Trevor.

—Pobrecillo—dije compadeciéndome.

—Además, me obligan a dormirme... después de "comer" (porque no me dan nada) me tengo que dormir.

—Deberías descansar.

—Espero volver a nadar pronto, me gusta el agua.

—Ahora tienes que mejorar, y volver a respirar.

Baby, just say yes (Gay/Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora