Cap. XXVI: ¿Qué me ocurre?

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Las semanas seguían pasando, y perdía el contacto con Tito. Los exámenes finales se acercaban peligrosamente, eran al final de mayo. No estaba nervioso, los llevaba todos muy bien; pero me hacía pensar en otra cosa ¿Qué narices iba a estudiar? Hacía un año y medio, tenía una idea, pero había cambiado de opinión. El homófobo profesor de física de Estados Unidos me había hecho odiarla. Algo de ciencias, sí. Pero... ¿Y la música? Me seguía gustando, entonces más que nunca, gracias a Trevor. Por cierto. Hice las pruebas para entrar al conservatorio. Las clases con Felipe habían servido, y conseguí entrar. No obstante, empezaba a dar clase en septiembre.

Aaron y yo nos llevábamos cada vez mejor, como antes de salir, aunque Ainhoa nos odiara a Trevor y a mí.

Era otro día cualquiera, un 1 de abril, lunes. Aaron quería hablar conmigo, no entendía por qué. El caso es que conseguí que Trevor se fuera dar una vuelta, Aaron quería hablarlo en privado, decía que era muy importante.

Nos sentamos en mi sofá.

— ¿Quieres un café, un refresco o...? —pregunté amablemente.

—No gracias, solo era una cosa.

— ¿Qué pasa?

—Bueno, pues... A ver, últimamente he dejado de sentir unas cosas y...

— ¿Te ha dejado de gustar Ainhoa?

—Sí, pero... El caso es que...—dijo tembloroso.

— ¿Qué pasa?

—Creo que... Yo... O sea, yo... Sigo enamorado de ti.

— ¿Cómo?

—Nunca he dejado de sentirlo, pero... No aguanto más, el otro día, después de que cantaras con Trevor y os besarais, después yo... Me quería morir, me di cuenta de que te quería.

—Pero... Aaron, yo...

—Sé que te hice daño, pero... Por favor, recuerda cuando éramos felices y...

— ¡Pues habértelo pensado antes de ponerme los cuernos con esa harpía! —grité, evadiéndome de la situación.

—Vamos, Daniel... ¿No puedes perdonarme? Yo te perdonaría cualquier cosa.

— ¡Claro, y por eso te acostaste con Ainhoa! ¿¡NO!?

—Estaba hecho un lío, por favor, te quiero, de verdad. Haría cualquier cosa por ti.

—Vete de mi casa, Aaron—dije sin mirarle a los ojos.

—Dani...

—Vete, Aaron. Ya.

Aaron se fue. Me senté en el sofá. ¿Por qué a mí? ¿Por qué tenía que sufrir siempre tanto?

Trevor llegó a casa minutos después.

— ¿Qué te pasa, Tigre?

No podía dejar que notara nada.

—Hazme el amor—dije besándole apasionadamente, agarrando fuertemente sus genitales.

— ¡Vamos, vamos! —dijo Trevor muy excitado.

Trevor gemía impaciente.

Le desnudé completamente, sin quitarme yo ni una pieza de ropa. Pasé la mano sensualmente por su cuerpo desnudo, desde sus pectorales, pasando por abdominales y llegando a su zona sexual. Me quité la camiseta y empecé a chuparle el pene. Lo hice varios minutos, sin parar. Trevor no paraba de gemir.

—Tranquilo, Tigre, quiero durar—dijo casi a punto de correrse.

Me levanté y le besé, lo más apasionado que pude. Me sentía culpable, sí, y por eso lo hacía de esa manera, como si lo necesitara.

Baby, just say yes (Gay/Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora