Cap. XXIX: Conducta execrable

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Nos volvimos a besar fogosamente en la cama. Los dos estábamos enardecidos con lo que íbamos a hacer: nuestros cuerpos se rozaban, y la fricción hacía que nos excitásemos aún más. Aaron comenzó a desnudarme. Me quitó la camiseta.

—Me encantas—susurró, pasando su mano por mi cuerpo.

Desvestí a Aaron con destemplanza y respiré hondamente. Echaba en falta sus abdominales, su pecho, sus brazos... Hacía tiempo que no se depilaba, lo que hacía que me pusiera aún más caliente.

Me bajé los pantalones, quedándome en calzoncillos.

—Joder, esto es lo que más echaba de menos—dijo Aaron metiéndose mi pene erecto en su boca. Entonces, me vino un pensamiento a la cabeza: ¿Aaron y Ainhoa habían cortado? A ver, tenían que haber cortado, sino, Aaron no me la estaría chupando. Pero... A mí me puso los cuernos, ¿Por qué no a Ainhoa?

—Aaron—dije cogiéndole la cabeza.

— ¿Qué pasa? —dijo soltando mi pene.

— ¿Has...? ¿Has cortado con Ainhoa?

—Pues claro—dijo metiéndose mi pene de nuevo en su boca.

Me estaba encantando. Aunque hacía un año que no me acostaba con Aaron, este no había perdido práctica. Lo hacía mejor que nadie.

—Me toca—dije tocando su pelo sensualmente.

Le bajé hábilmente los pantalones a mi acompañante. Su pene erecto abultaba notablemente en sus sexys calzoncillos.

—Buah, es enorme—dije masajeándolo, aún en calzoncillos.

—La tuya ha crecido—rio Aaron—. Se nota que llevamos más de un año sin hacer nada juntos.

Lo saqué de los calzoncillos. Seguía siendo tan grande como lo recordaba. Me encantaba. Jugué con ella, masturbando a Aaron unos segundos. Hice amagos de chupada con mi lengua, y me la metí en la boca.

—Oh, sí, oh—jadeó Aaron lujuriosamente.

Estuve varios minutos chupándosela. Apretaba suavemente su escroto, lo que hacía que Aaron gimiera cada vez más provocativamente.

—Bueno, vamos a ver ese culito—dijo Aaron obligándome a soltarle.

Me puse a cuatro patas sobre la cama, y Aaron introdujo su poderosa lengua en mí. Solté un orgásmico gemido. Gozaba como nunca, estaba cada vez más candente.

Más tarde, mi amante penetró sus dedos, dilatándome pausadamente.

—Buf, ya está—dijo Aaron muy excitado.

Aaron buscó los condones. Los guardaba donde siempre, en el segundo cajón de mi mesilla. Se puso uno, y untó su enorme pene erecto con lubricante. Se acercó a mí. Me dio un beso breve, pero romántico. Me dio un suave azote, y entró en mí. No me dolía prácticamente, aunque no estaba acostumbrado a que Aaron lo hiciese conmigo.

Me cambió de posición minutos después, me tumbó de costado y volvió a penetrarme. Volvimos a cambiar de postura, ambos sentados, mi favorita. Los ojos de Aaron me miraban furtivamente, brillaban sensualmente. Aaron estaba aguantando un montón, lo que me seducía aún más. Sin salir de mí, me tumbó en la cama, y lo hicimos frente a frente. Aaron apretaba los dientes, sudando por el enorme esfuerzo. Yo gemía, excitado como nunca.

—Ah, me corro—gemí, encogiendo los dedos de los pies.

Tuve un intensísimo orgasmo, uno de los mejores que recuerdo. Aaron seguía entrando y saliendo de mí muy deprisa. Salió poco después. Se quitó el condón rápidamente y empezó a masturbarse sobre mi cuerpo.

Baby, just say yes (Gay/Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora