La abandonada cárcel de Alcatraz oculta un oscuro secreto, el mundo entra en una pandemia mortal y un grupo de amigos deberán afrontar los cambios que están por venir a sus vidas.
Sin darle más vueltas al asunto, decide comentarle a alguien sobre lo que leyó a ver qué segunda opinión recibe. Sabiendo que no con cualquier persona puede hablar del tema sin ser tachado de loco, opta por visitar a Flavio y contarle todo lo que sabe.
Se dirige a la casa de su amigo, pero en el camino se topa nuevamente con Edward:
— Otra vez tú. —Le dice el de cabello rizado al topárselo en la calle—.
Sabiendo que Edward es una persona de suma confianza, decide contarle lo que leyó en el chat de Silvio y su amigo un poco conmocionado le responde:
— ¡No puede ser!
— ¿Qué crees que pueda ser? Porque la verdad todo esto no hace más que darme un mal presentimiento.
— ¿Y eso que importa? Además, quizá solo se trate de una simple broma de su primo. ¿No has pensado en eso? —Le responde despreocupado—.
No convencido por la respuesta recibida por el de cabello castaño, mejor opta por regresar a casa y distraer su mente lo que resta del día.
Anochece e intenta conciliar el sueño, da varias vueltas en su cama y coloca música mientras mantiene los ojos cerrados hasta que por fin consigue quedarse dormido.
De pronto, abre sus ojos y se haya acostado en medio de lo que parece ser una carretera envuelta en una espesa neblina.
«¿Dónde estoy? Todo luce opaco y... Lúgubre».
Se levanta sin poder ver nada por la densa niebla. Camina un poco por el lugar tratando de hallar alguna pista que le indique su ubicación. Un peculiar sonido llama su atención, es el de una guitarra eléctrica en la lejanía; intenta dar con el ruido, pero de la nada la tierra empieza a temblar haciendo que se tambalee hasta caer.
Exaltado, despierta de golpe. Ve su celular de reojo; está sonando la canción Dead de la banda My Chemical Romance.
Aturdido por la forma tan abrupta de despertar, se quita sus auriculares y mira la hora.
«¿Apenas son las tres de la mañana?».
Coloca sus manos en su rostro y pausa la música. Tras perder el sueño, desbloquea su teléfono y empieza a revisar sus redes.
Abre su poco usado Twitter y nota como un usuario americano al cual sigue habla sobre un extraño suceso que ocurrió en un barrio de San Francisco hace un par de minutos.
Puede leer que menciona la palabra "caníbales", le viene de golpe a la mente aquello que leyó por parte del primo de su amigo.
Revisa minuciosamente el post y ve que adjuntó un par de fotos en las que se puede apreciar como un par de personas atacan a otros. La poca resolución de las imágenes le hace perder credibilidad al escrito.
Todo esto lo deja preocupado y solo piensa:
Lo mejor es que descanse, quizás no sea algo tan grave.
Coloca su celular a un lado de la cama y se recuesta.
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