C10: Destinos unidos, caminos separados//Final de temporada

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Miércoles 28 de noviembre 03:15 a.m. Sabanagrande – Atlántico – Colombia

En la casa de Jean...

Rodrigo y el anfitrión se encuentran en el patio mientras piensan que hacer:

— Debemos buscar la forma de huir de aquí. —Habla Jean—.

Su colega no logra pensar bien, lo único que tiene en su cabeza es el bienestar de sus padres y hermanos.

— ¿Rod? —Lo zarandea el alto de cabello castaño—.

Como si de un hechizo se tratase, el tranquilo Rodrigo vuelve en sí sin saber de qué está hablando su amigo.

— No me jodas, no has estado escuchando.

— Lo siento, solo que no dejo de pensar en mi familia.

Jean da un suspiro y se apoya en uno de los tanques de aljibe que componen el patio.

— Ya lo sé, también estoy pensando en la mía, mi madre le tocó turno nocturno y por su trabajo no se puede evitar; y aunque mi padre esté durmiendo, el solo hecho de que hayan zombies en el pueblo me tiene intranquilo.

— A pesar de todo, de cierta forma hay cosas que siguen iguales, pensé que sería mucho peor.

— Rodrigo, esto apenas está empezando y se pondrá peor.

— Entonces ¿Qué hacemos?

El anfitrión observa detenidamente su humilde pero acogedor patio, entre tanto detalla el contexto de este, se le ocurre algo:

— Tengo una idea, pero debemos darnos prisa.

Su amigo de gajos negros se lo queda viendo y de inmediato entiende a que se refiere.

Mientras tanto en la frontera entre Sabanagrande y Santo Tomás...

Del auto baja un muchacho con el cabello oscuro y en punta hacia arriba, los demás desconocen de quién se trata el extraño conductor.

Con mucha frescura y amabilidad, sonríe diciéndoles:

— ¿Quieren un chance?

Los tomasinos no saben cómo tomar la curiosa, pero amena invitación. Teniendo presente que como están corren más peligro, deciden aceptar y suben junto con el joven de piel bronceada.

En Sabanagrande...

El grupo conformado por Camilo, Bryan, Carlos D. y Nicolás continúan huyendo del peligro inminente.

— No creo que podamos seguir así. —Habla Nicolás al detenerse exhausto por todo lo que han corrido—.

— No te vas a dar por vencido, Nico. —Le responde el de tez morena—.

— Hay que ser realistas ¿Cuánto tiempo de vida nos queda? Y estas armas —saca el revólver que le dio el papá de Camilo—. No creo que sirva de mucho si no lo sé usar. Solo es cuestión de tiempo para que todos muramos.

Bryan empezando a cansarse de las constantes quejas del preadolescente de mejillas llenas y cejas juntas, le responde:

— ¡Podrías dejar de lloriquear! ¿O es que acaso no comprendes la magnitud de las cosas?

Las fuertes palabras del gordito de pestañas largas, ponen cabizbajo a Nicolás.

— Espero que logres entender de una buena vez que esto no es como tus estúpidos video juegos, esto es la vida real.

De repente, se escuchan gruñidos a su alrededor.

Camilo queda atento a lo que está pasando e indica para esconderse detrás de unos arbustos. Los demás le hacen caso y guardan silencio; al cabo de un rato pasan tres zombies que omiten enfrentar para ahorrar sus escasas municiones.

Days Of The End© (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora