¿Quién podría imaginar que el alfa más, serio y adinerado se vería atrapado por los encantos de un tierno omega? Pero este no es un omega cualquiera; se trata de uno verdaderamente singular. No es que posea un poder extraordinario, sino que su esen...
En ese momento, la puerta se abrió de golpe, interrumpiendo sus pensamientos. Un hombre corpulento, con la cara marcada por cicatrices, entró en la habitación.
Señor jeon n, tenemos un problema", dijo el hombre, su voz grave por aver interrumpido
Jeon levantó la vista, sus ojos oscuros y penetrantes se posaron en el hombre.
"Habla", dijo, su tono frío y calculador.
El hombre se aclaró la garganta y comenzó a hablar, relatando un nuevo desafío, un nuevo obstáculo en el camino de Jeon. Uno nuevo
Jeon escuchó con atención, su mente trabajando a toda velocidad.
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Jeon sabía que no importa quien sea, si lo traiciona los acabará
-Mátalo - ordena jeon a el hombre sin ningún problema, el hombre lo mira sorprendido dispuesto a hablar - largo - dice jeon -
Señor jeon no podemos -dice el hombre - el señor Hugo es con lo que mayor inversión tiene- dice mirando con asombro
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Jeon lo mira fijamente, la intensidad en sus ojos no dejando espacio para la duda. No soporta que le contradigan. -No te pregunte... si te digo 'mátalo', tú vas y lo matas-, dice, su voz fría y cortante. El hombre agacha lentamente la cabeza, su cuerpo encorvado bajo el peso de la amenaza. -Si no quiere ocupar su lugar...- El hombre asiente _ largo
Si señor - el hombre asiente y se retira, dejando a él alfa solo-
El alfa abre la notificación en su dispositivo, la imagen de Luis entrando a una cabaña aislada en medio de la nada aparece en la pantalla.
Una sonrisa se dibuja en los labios de Jeon, una sonrisa fría y calculadora. Se levanta de su asiento y sale de la habitación. Al salir, ve a dos guardias custodiando la puerta.
-Llamen a Namjoon y díganle que nos vemos en la oficina en cinco minutos-, ordena con autoridad.
El alfa, con la imagen de Luis entrando a la cabaña grabada en su mente, se movía con una determinación fría. La notificación en su dispositivo, una prueba irrefutable de la ubicación de su objetivo, era como una llama que ardía en su interior.