19: sorpresa

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NARRA MELO:
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Abrí los ojos a causa de las caricias y besos que recibía por parte de Julia pero los volví a cerrar, haciéndome la dormida. Yo estaba acostada de espaldas y ella, acostada mirando hacia mi espalda, trazando suaves caricias en mi cintura y espalda con las uñas de sus cinco dedos. Me gustaba mucho que me tratase así de bien, con delicadeza y ternura. Intenté no moverme para que no se diera cuenta de que estaba despierta, así que disfruté de cada caricia y de cada beso.
Lo bueno es que podía sonreír sin que lo notara ya que, cómo he dicho, no veía mi rostro por la posición en la que me he encontraba

Seguíamos desnudas cómo anoche, aquella maravillosa noche. Me encantó demasiado, para qué mentir.
Fue la mejor noche que jamás había pasado nunca con nadie y por eso quería a Julia a más no poder, porque me hacía sentir como nadie lo había hecho nunca.

Sus dedos se dirigieron a mi cuello, acariciándolo suavemente.
Y yo seguía haciéndome la dormida, resistiendo mis ganas de girarme bruscamente y besarla con todas mis ganas.
Y permanecí quieta.

Sólo quería que siguiera acariciándome de esa manera, cómo lo hacía ella siempre al despertar.

Sus labios tocaron mi hombro.
Sus perfectos labios tocaron mi cuello.
Sus increíbles y perfectos labios tocaron mi oreja.
Sus maravillosos, increíbles y perfectos labios tocaron mi mejilla izquierda.
Sus irresistibles, maravillosos, increíbles y perfectos labios tocaron cada milímetro de mi espalda, sin dejar ninguna parte sin besar.

Y me dormí del placer.
Sin quererlo y sin darme cuenta, me dormí del placer.

No sé cuántas horas pasaron hasta que me desperté, lo que sé es que cuando Julia estaba acariciándome y besándome mientras que me hacía la dormida, era muy temprano, quizás las 7 de la mañana.

Desperté sin Julia a mi lado lo que supuse que estaría en la Universidad.
No sabía que hora era así que me giré para ver la hora en el despertador que había en la mesita de noche cuando algo fosforito y rosa llamó mi atención.

Un post-it pegado en el despertador cuya hora no estaba a la vista hasta que despegara aquel papelito rosa.

"BUENOS DÍAS IMBÉCIL 😻"

Reí mirando hacia la ventana, pensando en qué defecto podía tener Julia. El resultado fue cero.

El post-it en mi mano me dejó ver la hora.

-¿¡Las 1?! ¿¡en serio?! - Dije en voz alta. ¿Por qué últimamente me despertaba tan tarde?

Abrí el cajón de la mesita de noche para ponerme mis gafas pero otro post-it se interpuso en el camino.

"Si, coge las gafas porque las vas a necesitar 👓"

Y otra risa mezclada con confusión asaltó mi cara.

Me puse las gafas y mi vista se dirigió a la silla de la habitación para visualizar mi ropa. Había ropa pero no era mía, con otro post-it encima de esta.

"Ayer te comí a ti pero no a tu ropa. No me gusta que vayas desnuda por la calle, también porque mi ropa quizás te quedaría algo justa, y sé que te gusta la vestimenta ancha 🎽"

"No me comí tu ropa pero eso no significa que la hiciera desaparecer 😉"

Me mordí los labios y sonreí al recordar otra vez la noche de ayer.

Tenía razón; ayer me comió a besos, a miradas, a mordiscos y a todo. Me comió y me encantó, daría mi vida para que esto siguiera siendo así.

Hasta que te encontré. (Yellow Mellow)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora