Hasta que te encontré. (Yellow Mellow)

17: hagamos que funcione

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NARRA MELO:
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-Para. - Dijo Julia riéndose sin que se le entendiera una palabra por culpa de la cantidad de helado ingerido.

-Pareces una yonki cuando sonríes porque se te ven los dientes marrones por el helado. - Dije riéndome provocando esta acción en Julia lo cual se convertía en un bucle constante de risas.

-Si sigues así no podré terminarme el helado jamás. - Contestó después de tragar con dificultad la cucharada de helado.

-Perdón, es que me pareces guapísima así de yonki. - Dije sin parar de reir.

-¡Imbécil! - Respondió con la boca llena lo cual hizo que mi risa aumentara.

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NARRA JULIA:
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-Eres una aburrida. - Bufé mientras andaba a paso rápido en dirección a mi casa.

-Julia son las doce de la noche y mañana tienes examen, no sé a que juegas. - Respondió la chica de pelo corto y rubio detrás de mí, intentando alcanzarme.

-Pero es mi vida Melo, si yo quiero quedarme hasta las 12 de la noche rondando por la calle y por los bares y restaurantes pues lo hago. - Respondí al girarme sobre mis talones frunciendo el ceño.

- Pues no lo hagas conmigo, no quiero ser responsable de tus decepciones respecto a tus notas... pero no deberías hacerlo ni conmigo ni con nadie, Stevens. Deberías tomarte la Universidad en serio, eso es realmente serio. - Dijo agarrándome inconscientemente de la mano.

-Esta conversación me suena... - Dije rodando los ojos al cielo.

De repente, Melo acortó la distancia que nos separaba tan rápido como pudo y posó sus manos en mi cara, sujetando mis mejillas.

- No me gusta perjudicarte sin darme cuenta, sin darnos cuenta. - Dijo mientras sus ojos buscaban los míos con urgencia y desesperación.

Fruncí el ceño y aparté sus manos de mis mejillas, alargando dos pasos hacia atrás la distancia que había entre nosotras.

-Para, no me perjudicas. No quiero pasarme este año, ni el siguiente, ni el otro encerrada comiendo libros para luego vomitarlos en un examen, no quiero. - Dije negando la cabeza sin dejar de fruncir el ceño.

-Yo tampoco quiero que hagas eso, sólo tómate todo eso y todo esto en serio, estudia pero a la vez diviértete, sal, viaja, puedes hacer todo lo que quieras con organización, pero no te confíes, sólo confía en ti misma, Julia. - Respondió tocando mi corazón con la punta de su dedo índice.

Mis ojos azules se centraron en los suyos marrones y al cabo de unos 15 segundos, asentí. Asentí segura de mí misma. Asentí y le regalé una sonrisa la cual provocó otra en su cara. Me abrazó suavemente y apoyé mi cabeza en su hombro.

-Todo te va a salir de puta madre, Stevens. Ya lo verás. - Dijo una voz detrás de mi oreja a lo que sonreí inconscientemente.

El abrazo se deshizo al cabo de pocos minutos para extender su mano y coger la mía y guiarme hasta mi propio hogar.

A los pocos minutos, llegamos y entramos directas hacia mi habitación.

-Muy educado acompañar a la chica pequeña e indefensa hasta su casa, señorita Moreno. - Dije con voz de señora importante.

-No me llames así, lo odio. - Dijo golpeándome el hombro.
Yo hice una mueca falsa de dolor y ella sólo se dejó caer en mi cama.

-Además, tú misma me demostraste que no eres pequeña e indefensa. Bueno, pequeña de estatura sí. A ver si crecemos, Stevens, que cada vez que te beso me entra la lumbalgia. - Dijo sosteniendo su cabeza con su mano y mirándome de arriba a abajo.