Unidos ♡ (Minho y tú)

Capítulo 23: Minho

—¿Tu super idea es un suicidio?—hablé algo sorprendida por aquel descabellado plan—Es una estrategia terrible—suspiré llevando una de mis manos a mi frente.

Entendía el porque quería hacerlo de esa forma. Después de todo, muertos no le servimos a C.R.U.E.L. La explosión sería una excelente distracción.

—Es la única opción que se me ocurre—seguía pensando que era un plan horrible.

—Bien—accedí—Pero lo haré yo—le quité la bomba.

—¿Qué? No, no—reaccionó, intentó recuperarla, pero no lo dejé.

—Pensé que te había perdido, dos veces—le eché en cara—No te perderé una tercera vez—lo miré con el ceño fruncido—Además tu tuviste la idea del plan y yo lo ejecutaré, no dejaré que te lleves todo el crédito—dije en tono de broma para aligerar el ambiente.

—___—sabía que me intentaría convencer para cambiar de opinión, pero por la mirada que le di sabía que no lo haría.

—¿Dónde está Thomas y ___?—escuchamos la voz de Janson.

Con mi hermano nos levantamos de nuestro escondite y nos acercamos.

—Justo aquí—le contestó el castaño.

Levantamos los brazos cuando vimos como se acercaban soldados y nos apuntaban con sus armas.

Intenté mantenerme tranquila en todo momento. No mostrar debilidad frente a esa asquerosa rata, no otra vez.

Nos agarraron de la espalda y nos llevaron a paso rápido hasta aquel hombre.

—Thomas—saludó primero a mi hermano con una sonrisa venenosa. Y entonces sin previo aviso, Janson levantó su puño y le propinó un golpe directo en el estómago al castaño.

Vi como mi hermano se dobló de dolor y soltaba un quejido, algo en mí explotó. Vi rojo, mi corazón latía con furia, y antes de que pudiera pensar en las consecuencias, me lancé hacia Janson con toda la fuerza que tenía, conectando un golpe directo a su mandíbula.

El impacto dolió, pero valió la pena ver la sorpresa y la furia en su rostro. Sin embargo mi victoria duró poco. Los soldados me sujetaron de inmediato, y me hincaron en el piso.

—¡No la toquen!—escuché la voz dura de MInho.

—¡Suéltenme!—protestó Thomas a su lado.

Jason se acercó lentamente, su expresión era fría y calculadora. Me tomó con fuerza del rostro con una de sus manos, apretando mis mejillas con fuerza, obligándome a mirarlo.

—Me gusta ese carácter—dijo con una sonrisa burlona, aquello me dió asco.

Sin pensarlo, le escupí directamente en el rostro. El silencio que siguió fue breve, pero pesado como una tormenta a punto de desatarse. Janson se limpió lentamente, y antes de que pudiera reaccionar, me dio una bofetada que me hizo girar la cabeza.

El dolor ardió en mi mejilla, pero lo ignoré. Mi orgullo y mi rabia eran más fuertes que cualquier golpe.

—¡Déjala, Janson!—gritó Minho, su voz estaba cargada de furia y desesperación, luchaba contra las ataduras que lo mantenían inmovil.

A pesar del miedo y el dolor, levanté la barbilla, desafiandolo. No iba a dejar que me viera quebrarme. Nunca más.

—¡Dejenla con los demás!—ordenó a los soldados, que sin ningún tipo de delicadeza me tiraron junto a Thomas.

Al no tener las manos atadas, no fue muy difícil recomponerme y sentarme junto al castaño.

—Tienes la mejilla muy roja—me susurró Thomas preocupado.