Ya estaba bien.
Todo el rato aparecían incendios cerca de la Academia Easton, sin aparente motivo y desprendiendo un montón de magia. El director Wahlbert me mandó a mí a investigar y, después de extinguir por lo menos una docena de incendios, regr...
"Tú justificas mi existencia. Si no te conozco, no he vivido. Y si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido."
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RAYNE
La voz suave de TN jadeando contra mi piel se sintió electrizante. Sus manos recorriendo mi cuerpo, apasionante. Hacerle el amor fue un universo completamente diferente que me dejó aturdido. Jamás creí que llegaría a amar tanto a alguien como lo hacía con ella. Que llegaría a desear tocar su piel a cada momento, tenerla cerca de mí, hablar con ella de cualquier cosa, incluso de sus gustos extraños sobre literatura.
Y finalmente la tenía sobre mí, plácidamente tumbada en mi cuerpo. Aquella había sido mi primera vez, al igual que la suya, y disfruté más de lo que me había imaginado. Exhausto por lo recientemente ocurrido, llevé mi mano a la maraña de pelo que escondía el rostro de la fémina, gentilmente lo aparté. Su piel estaba perlada de sudor y sus ojos brillantes hicieron su camino hasta toparse con los míos. Fue entonces cuando lo vi.
Cinco líneas de magia, dos cayendo de forma perfectamente recta por su mejilla izquierda; en la derecha serpenteaban hacia abajo las tres restantes.
Eso era claramente artificial. Me asusté. Mi mente comenzó a pensar a toda velocidad, tratando de buscarle una respuesta coherente.
― TN... ¿Por qué tienes de repente tantas líneas de magia?
Al escuchar mis palabras, TN se encogió sobre mi cuerpo. Sus pupilas se contrajeron rápidamente y aguantó la respiración. Parecía asustada, más asustada que yo mismo.
Inmediatamente después saltó de la cama y, aunque trató de huir, sus piernas flaquearon y temblaron, sus rodillas chocaron entre sí y cayó al suelo. Me asusté yo también, y, aturdido, me acomodé el pantalón y bajé de la cama, acercándome a su lado, mas ella simplemente se encogió en su lugar.
― TN― Susurré su nombre.
No quería asustarla, mucho menos hacer que me temiera. Pasara lo que pasara con respecto a sus líneas de magia, ella debía de estar muy asustada con el hecho de que yo la hubiera descubierto. ¿Quizá era eso lo que el director Wahlbert trató de alertarme constantemente? Entonces, el recuerdo de la primera vez que conocí a la contraria golpeó mi memoria con furia. Toda la poderosa cantidad de magia que había sentido en un inicio.
Deduje que ella era muy buena. Mala con la magia, sí, pero muy astuta a la hora de esconder su verdadera identidad.
Me arrodillé al lado de TN, quien permanecía desnuda, hecha bolita en el suelo: sus manos tratando de cubrir su rostro. ¿Estaba llorando? Con cautela, acerqué mi mano a su espalda y la acaricié con cuidado. Estaba temblando. Parecía un pequeño gatito asustado.
― TN, cariño, no te voy a hacer nada. Por favor, déjame verte la cara.
Fruncí los labios. Frustrado, lleno de incertidumbre, pero siendo plenamente consciente de que debía de ser fuerte. Por ella. Porque tenía la terrible sensación de que me estaba ocultando algo grande, muy grande, tango que incluso le aterraba la idea de que yo descubriera de qué se trataba.