Pov Percy
La tarde en el campamento no podía sentirse más deprimente.
Esa tarde tuvimos una reunión en la hoguera para quemar el sudario de Beckendorf y despedirnos. Incluso las cabañas de Ares y Apolo pidieron una tregua temporal para asistir. El sudario de Beckendorf estaba hecho de eslabones de metal, como una cota de malla. No entendí cómo se quemaría, pero las Parcas deben haber estado ayudando.
El metal se derritió en el fuego y se convirtió en humo dorado, que se elevó hacia el cielo. Las llamas de la fogata siempre reflejaban el estado de ánimo de los campistas, y hoy ardían negras. Esperaba que el espíritu de Beckendorf terminara en el Elíseo. Tal vez incluso eligiera renacer e intentar llegar al Elíseo en tres vidas diferentes para poder llegar a las Islas de los Benditos, que eran como la sede definitiva del grupo del Inframundo. Si alguien lo merecía, ese era Beckendorf.
Quería ir con Zoe, pero había estado ocupada limpiando su cabaña para la inspección, y ahora en la hoguera apenas me dirigió la mirada. Se fue sin decirme nada.
Al único que no había visto en toda la ceremonia fue a Alex. Tal vez estaba al otro lado, alejado. Habría esperado en realidad que dijera algunas palabras, pero... supongo que como yo no estaba de ánimos. Annabeth tampoco se veía de mejor humor, aunque ya habían corrido los rumores esta tarde sobre ellos de nuevo.
Suspiré y miré el fuego, observando cómo las llamas negras chisporroteaban. El sudario ya se había reducido a un tenue brillo en las brasas, y los campistas comenzaban a dispersarse, hablando en susurros o simplemente alejándose en silencio.
Me quedé allí, mirando el fuego que se apagaba. Silena estaba sentada cerca llorando, mientras Clarisse y su novio, Chris Rodríguez, intentaban consolarla.
Finalmente, me armé de valor para acercarme.
-Oye, Silena, lo siento mucho.-
Se sorbió la nariz. Clarisse me miró con enojo, pero siempre mira con enojo a todo el mundo. Chris apenas me miraba. Había sido uno de los hombres de Luke hasta que Clarisse lo rescató del Laberinto el verano pasado, y supongo que todavía se sentía culpable por ello.
Me aclaré la garganta.
-Silena, sabes que Beckendorf llevaba tu fotografía. La miró justo antes de que entráramos en batalla. Significabas mucho para él. Hiciste que el último año fuera el mejor de su vida.-
Silena sollozó.
-Buen trabajo, Percy.- Murmuró Clarisse.
-No, está bien.- Dijo Silena. -Gracias... Gracias, Percy. Debería irme.-
-¿Quieres compañía?- Preguntó Clarisse.
Silena sacudió la cabeza y salió corriendo.
-Es más fuerte de lo que parece.- Murmuró Clarisse, casi para sí misma. -Sobrevivirá.-
-Podrías ayudarnos con eso.- Sugerí. -Podrías honrar la memoria de Beckendorf luchando con nosotros.-
Clarisse fue a buscar su cuchillo, pero ya no estaba allí. Lo había tirado sobre la mesa de ping-pong de la Gran Casa.
-No es mi problema.- Gruñó. -Mi cabaña no recibe honor, yo no lucho.-
Noté que no estaba hablando en rimas. Tal vez no había estado presente cuando sus compañeros de cabaña fueron maldecidos, o tal vez tenía una forma de romper el hechizo.
Con un escalofrío, me pregunté si Clarisse podría ser la espía de Cronos en el campamento. ¿Era por eso que mantenía su cabaña fuera de la pelea? Pero por mucho que me disgustara Clarisse, espiar para los Titanes no parecía ser su estilo.
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-Imprudente.- "El último Héroe del Olimpo." (Saga Percy Jackson x Oc)
AventuraEl frío regresa, marcando el inicio de una cuenta regresiva ineludible. A medida que las temperaturas descienden, la tensión aumenta y la oscuridad se cierne sobre el campamento mestizo. El destino del mundo en juego donde los semidioses se preparan...