No me comvenceras

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Abro mis ojos lentamente acostumbrandome a la claridad del día. Estiró mis brazos y ha paso descuidado me dirijo a la cocina.

- Hola hola - dice animada Deborah, no entiendo como saca esta energía por las mañanas mientras yo solo deseo golpear todo lo que está a mi paso.

- Buenos días - digo seca mientras lleno un tazón con cereales para desayunar.

- Que bonita es la vida eh? El sol brilla, el cielo está azul, somos independientes, vivimos en Madrid... y es verano!- dice con una carcajada mi querida amiga.

- Que mierda quieres Deborah - digo echando fuego por los ojos, mis despertares son así no os asustéis y ese tono de voz quiere decir que algo me va a pedir.

- Hay una fiesta en casa de Richie... ya sabes que.. - empieza a decir pero automáticamente la corto.

- No.. los odio y lo sabes - digo mientras introduzco una cucharada de cereal a mi boca.

- Estará Mark, y tambien Max ya sabes que donde vaya el siempre habrá Buenas fiestas... Además te vendría bien - dice sonriendo de forma inocente.

- Sigo diciendo que no - insisto malhumorada por la insistencia de mi amiga.

- Venga... si vas... hago los baños una semana - dice pestañeando.

- dos semanas y haces mi cama - digo sonriendo, algo tengo que sacar del mal sabor de boca que me voy a llevar esta noche.

- Oh... trato hecho amiga - dice abrazandome como un oso.

- De todas formas son unos imbéciles y el Max ese más aún, en la última fiesta... - digo suspirando.

- Sí, pego a un chico pero se lo merecía esa chulería... - dice defendiéndole cosa que me molesta bastante ya que siempre me ha parecido un idiota y eso que nunca he hablado con el.

- Y es un golfo -digo volteando los ojos, es la verdad alguien debería bajarle los humos.

- porque puede... venga Thais nunca has hablado con el no se a que viene ese odio hacia el - dice riéndose yo solo levanto los hombros en señal de que ni yo misma lo se.

Cuando cae la noche me ducho, y me pongo lo primero que pillo. Unos short vaqueros de tiro alto con un top negro junto con mis tacones del mismo tono. Pongo mi pelo castaño con tirabuzones, pinto mis labios de rojo y delíneo mis ojos marrones miel.

Cuando salgo de la habitacion, Deborah lleva un mini vestido azul con sus tacones del mismo color y una coleta alta. Se ve sexy, bueno ella siempre se emperifolla así para las fiestas.

Reviso que lleve todo y salimos andando hasta la maldita casa del infierno, tardamos unos 20 minutos en llegar ya que no tenemos coches y en Madrid tenerlo es una completa locura.

Al entrar el ambiente esta sobre cargado de gente, borrachos bailando como si flotaran en el aire, mujeres bailando a estilo gogo ( Enseñándolo todo) y mucho alcohol.

Mi amiga esta como loca, tenia ganas de venir pero yo dudo decir lo mismo, esto es un asco y más cuando ya se de quien es la fiesta.

Nos vamos apartando hasta llegar a la barra improvisada en medio de la sala de estar. Pedimos dos wiskys con cocacola y andamos hasta los primeros sofás que vemos libres.

- Tía... ahí está Richie - dice mi amiga sonriendo coqueta.

- Rodeado de mujeres junto con el boxeador de palo -digo de mala gana mientras observo la situación con una sonrisa falsa.

Ambos están situados en los sofás con una copa en la mano y una chica a cada lado de sus brazos. Que se creerán... no los trago se creen los reyes del lugar.

Lastima que mi mejor amigo Mark este en ese sillón con ellos, su mirada cruza con la mía y me sonríe indicándome que me acerque, dios... que empiece la pesadilla.

Me abro paso entre la gente llegando hasta el dichoso sofá. Más que llegó Mark se levanta cojiendome en brazos, como es habitual, llamando la atención de todos los que están en el sofá.

- Pequeña - dice abrazandome enérgicamente.

- Bombón - digo sonriendole para besar su frente como de costumbre para molestarle.

- Ey, porque no venís con nosotros - dice dejándome otra vez en el suelo.

- No creo que sea buena idea - digo mientras miro con desdén a los chicos que lo acompañan.

- Se que te caen mal pero disimula - dice susurrando en mi oído - están a lo suyo - finaliza.

Yo miro al otro lado donde se encuentra mi amiga y la hago un pequeño gesto para que venga. Ella con su sonrisa enérgica se acerca a toda velocidad echando a las dos chicas que rodeaban a Richie. Estas se levantan resoplando y desaparecen entre la gente.

La noche pasa demasiado tranquila para mi gusto, bebemos e intentamos pasarlo bien. Pero estar al lado de estos incompetentes, cosa que hace que me enfade y que haya ingerido alcohol desenfrenadamente no ayuda.

Me levanto sintiendo mis piernas agarrotadas por pasar tanto tiempo sentada en el dichoso sofa. Mis músculos flaquean pero aun así consigo andar para conseguir otra copa, y volver al lugar donde estaba.

- Ey, estas bebiendo mucho no? - dice mi amigo levantando su ceja mientras me observa.

- Esta todo controlado - digo aun de pie con mi copa.

Noto un leve empujón en mi espalda que hace que pierda el equilibrio derramando mi copa por completo en alguien. Levanto la mirada, y dios... no, mi muerte esta preparada.

- Mira mi camisa - dice Max matandome con la mirada a lo que yo suelto una carcajada, hay que enseñarle un poco de educación. El alcohol habla por mi...

- Oh, losiento, no era mi intención de verdad - digo en tono irónico - Es lo que esperas escuchar no? Me vale mierda que te haya manchado - digo riéndome en su cara.

Noto como su mirada fría se posa sobre la mía. Verde contra marrón tienen una lucha intensa. Sonríe de medio lado y se acerca más a mi, pero ello no me intimida.

- Mira niñata, ya estas disculpandote conmigo si no... - intenta decir pero le cortó.

- Y si no que? Me pegaras? - digo con rintintin mientras le miró fijamente.

- No lo quieras comprobar - dice sonriendome malicioso.

- No me das miedo sabes? - digo guiñandole un ojo.

Me doy la vuelta con aires de grandeza hasta que noto como cojen de mi muñeca, sus ojos me dicen que nada bueno planea y su sonrisa traviesa hace que mi piel se erice, estoy en problemas.

Su copa se vierte sobre mi top, mientras veo como las últimas gotas se esparcen por mi vientre. Mi cara debe de ser un tetris porque las ganas de asesinarle me pueden.

- Que mierda crees que has echo idiota!- grito cojiendole de su camisa de tirantes empapada para zarandearle.

- Ya estamos empaté nena, le estoy dando una lección a una niñata odiosa - dice sonriendo.

- Esto no se quedará así Max- digo amenazandole mientras suelto su camisa de mala gana.

- Eso ya se vera muñeca - termina de decir para sentarse en el sofá.

Todos me miran con los ojos abiertos, cojo mis cosas y me largo de ahí enseñándoles el dedo del medio a todos. A sabiendas que mis amigos están ahí me da igual, quiero estar sola.

Como se puede ser tan sumamente imbécil? Sin duda estar al lado de ese estupido no ha sido la mejor idea...

EnseñameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora