Te lo mereces

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Son las tres de la mañana cuando por fin salgo del trabajo, para mi mala suerte cae una tormenta de los mil demonios, parece el diluvio universal y quien espera que caiga esta lluvia cuando hace unas horas hacia un calor de muerte? Nadie. Asique aquí estoy yo en la puerta del bar pensando que hacer para volver a casa.

A estas horas encontrar un taxi es una locura, además me cobrarían un ojo de la cara y Mark estará en alguna de sus fiestas locas borracho, en definitiva o me mojo o espero a que escampe. Me quedo quieta mientras juego al Candy con la esperanza de que pare de llover.

- Ey por que no te vas a casa? - pregunta Vera mientras termina de cerrar el bar.

- No tengo coche, llueve y no vivo cerca de aquí total espero a que pare de llover - digo encojiendome de hombros.

- No tiene pinta de que vaya a parar, ven a mi casa - dice con una sonrisa mientras se apoya en la pared para encenderse un cigarro.

- No hace falta Vera, gracias esperare - digo tranquila mientras guardo el teléfono en el bolso.

- Venga, no pasa nada solo será un día, y el insoportable de mi hermano no está asi que vía libre - dice con una sonrisa mientras me golpea jugando con su codo, con un suspiro mientras miro el cielo asiento y empezamos a caminar a su casa.

Unos minutos después llegamos a una casa bastante bonita. Al entrar me sorprende el gran gusto que tiene la casa, sin duda la decoración es maravillosa algo digno de admirar .

- Bonita la casa - digo observando cada detalle de la misma.

- elegido por mi - dice mientras se quita las sandalias - Vamos a secarnos anda - yo solo asiento y la sigo.

Despues de secanos y de ponernos un pijama, el mio uno corto de conejos morado que me presta... si lo se, es ridículo, nos tiramos en su habitación a ver cualquier tontería en la tele.

- Tienes novio? - pregunta Vera mientras cambia progresivamente de canal.

- No, no estoy echa de esa pasta - digo sin más con una sonrisa - y tu? - pregunto

- Na, me gusta un chico pero soy invisible para el, código de los amigos, no saldrás con las hermanas de estos o algo así dice el imbécil de mi hermano - dice con una carcajada.

- Eso son tonterías - digo mientras realizó una mueca con mis labios.

- Ya... pero es lo que hay, con quien vives - dice ahora sacando su cajetilla de tabaco.

- Con una amiga, no estoy mal - digo entre risas para cojerle un cigarro.

- Eso es vida, me esta entrando sueño, mañana cuando te levantes estas en tu casa dudo que este mi hermano asique puedes hacer lo que se te plazca - dice mientras se acomoda en la cama al lado de la mía yo solo asiento para dejarme abrazar por los brazos de morfeo.

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Me despierto sudando, miro por la pequeña ventana y el día está nublado parece que hoy volverá a llover. Vera sigue acurrucada en su cama mientras duerme como un lirón, asique sigo su consejo y me siento como en mi casa, me lavo la cara en el baño y me dirijo hasta la que se supone que será la cocina.

Entro aun con los ojos más cerrados que abiertos, pero me quedo congelada al ver una enorme espalda junto a la barra americana de la cocina. Restriego mis ojos y ahí sigue ese hombre, sus músculos se contraen con cada movimiento y sus tatuajes relucen bajo su piel morena, un Bombón la verdad. Derrepente se gira y me quedo completamente helada...

- TU! - gritamos al mismo tiempo mientras nos miramos incrédulos con odio y sorpresa.

- Que haces aquí! - volvemos a gritar a la vez mientras fruncimos el ceño de mala gana.

- Es mi casa - dice con una carcajada - la pregunta es que haces tu aquí? No será que me acosas? - dice con una sonrisa de medio lado.

- Vine con Vera ayer llovía mucho y... - intento decir pero me corta.

- Sí ya ya, no me interesa - dice con desdén mientras se echa un vaso de zumo de naranja.

Le ignoro por completo para sacar un brick de leche para tomarme un cafe como desayuno, el observa cada uno de mis movimientos hasta que me fijo en un detalle...

- Me puedes dejar de mirar así? - digo colocando mis brazos en forma de tazón.

- Así como - dice mientras se apoya en la barra dejándome ver su perfecto torso bronceado y trabajado, mi mirada viaja por los múltiples tatuajes entre ellos el de sus costillas.

- Cerdo - digo de mala gana para buscar unas magdalenas por algún armario, tener su sucia mirada por mi cuerpo no es algo muy bonito que se diga.

- Te gustan mis tatuajes - dice burlón mientras se revuelve el pelo haciendolo parecer bastante sexy.

- No - digo intentando alcanzar las magdalenas que se encuentran en el último estante de la despensa.

Miro a su dirección y veo como esta disfrutando de la situación, ya que mis manos no llegan a atrapar las magdalenas y empiezo a maldecir por lo bajo.

Despues de escuchar una risa ronca unas manos agarran mi cintura para dejar de sentir mis pies sobre el suelo y poder llegar a las magdalenas. Segundos después vuelvo a estar en el suelo.

- Hubiese sido más fácil que me las bajarás tu - digo sentándome en un taburete para disfrutar de mi desayuno.

- Tal vez - contesta sentándose enfrente de mi con su zumo y un sonrisa picarona.

- Siempre eres así? Porque temo decirte que vas a acabar solo y con siete gatos sabes? - digo con una carcajada.

- Solo y con siete perras te corrijo - dice con aires triunfadores.

- No te aguanto - reconozco mientras sumerjo la magdalena en el café.

- Te detesto - dice mientras coje una magdalena de la bolsa para dar un mordisco.

- Eres un imbécil - digo frunciendo el ceño, me saca de quicio este hombre de verdad.

- Y tu una niñata odiosa - dice sacandome el dedo de corazón.

- Te lo mereces - digo riéndome diabólicamente.

- el que? - pregunta dudoso ante mi comentario.

- Esto - y después de decir la palabra mágica mi cafe esta esparcido por Max desde su cabeza hasta su cintura que se joda ja!.

Corro como alma que lleva el diablo para entrar a la habitacion de Vera, vestirme en cuestión de segundos y buscar escapatoria rápida. Miro por su ventana y oh, menos mal que no hay demasiada altura... tengo vértigo si... pero prefiero saltar a sufrir la venganza de este simio.

Miro por la ventana y ahí lo veo, mi escapatoria, un árbol, resoplo un par de veces para saltar y bajar por el árbol para después correr mientras me rio de mi travesura.

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