Sus padres habían creído que sería una maravillosa idea que sus hijos se casaran desde la primera sonrisa que se dedicaron, pero con lo que no contaron era en la difícil tarea que sería unirlos.
TaeHyung odiaba a JungKook.
JungKook odiaba a TaeHyu...
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El pueblo estaba en su máximo esplendor, decorado con flores de temporada y linternas de papel que colgaban sobre los caminos de tierra. El bullicio de los pueblerinos llenaba el aire: risas, música y el eco constante de tambores. Por esa y más razones, TaeHyung adoraba estar en el pueblo, siempre encontraban la manera de hacer ver a ese lugar lleno de vida y colores, se sentía cómodo y orgulloso de Daegu.
Tras de sí se encontraban los cuatro restantes igual de fascinados con el lugar, habían puesto todo su esmero por hacer de ese lugar algo encantador.
—Esto es hermoso, ¿no creen? —dijo TaeHyung, deteniéndose frente a un puesto de dulces de arroz decorados con flores comestibles. Sus ojos brillaban al mirar los detalles minuciosos de cada pastel.
—Hermoso, sin duda. —respondió NamJoon, pero no miraba los dulces. Su mirada estaba fija en TaeHyung, quién parecía completamente absorto en la simplicidad del momento. Su sonrisa suave, la manera en que sus dedos rozaban con delicadeza las flores que decoraban el puesto lo hacían ver tan bello
JungKook notó aquel destello en los ojos de NamJoon y se inclinó ligeramente hacia TaeHyung. Con un gesto casi casual, tomó la mano del otro príncipe y entrelazó sus dedos. TaeHyung lo miró sorprendido, pero pronto le regaló una sonrisa que podía iluminar cualquier rincón del mundo.
El solo gesto fastidio al rubio, como si una flecha le atravesara el pecho. Su mandíbula se tensó, pero aún así mantuvo su porte. No quería demostrar más de lo que estaba sintiendo.
—¡Oh, miren! —señaló una pequeña casa antigua cuyo letrero en la puerta mostraba un abanico con diversas flores de cerezo.
—¿Abanicos? —preguntó JungKook con curiosidad.
—Es una de las tradiciones en Daegu, pintar abanicos que reflejen la primavera. —indicó alzando una mano bajo la atenta mirada de todos, mientras HyeJin cerca suyo asentía en acuerdo
—Y es de las más importantes, Alteza. Se dice que quién logre representar de increíble manera la primavera, será dichoso todo lo que resta del año. ¿No es muy lindo?
—¡Yo quiero hacerlo! —exclamó EunWoo con entusiasmo mientras alzaba una mano.
—Es interesante, me apunto. —comentó NamJoon de brazos cruzados
TaeHyung entonces dirigió su mirada al azabache con esos ojos brillantes que tanto adoraba, por lo que suspiro y mostró una sonrisa—: Andando.
Una vez ingresaron al lugar una amable mujer de alrededor de 40 años les ofreció unos cuantos abanicos a cada uno y una cantidad grande de colores con los que podían comenzar a pintar.
