OO1 ;; Caperucita roja y el lobo ferozEl sol matutino derramaba su luz dorada sobre la aldea de los Celestiales, un rincón apartado del mundo donde solo vivían criaturas de corazones gentiles y hábitos pacíficos. Conejos, ciervos, cabras y otras especies herbívoras coexistían en armonía, protegidos de los peligros del bosque profundo. Desde tiempos inmemoriales, una única regla los mantenía a salvo: nunca acercarse a los carnívoros.
Emily, una joven coneja enana de pelaje arlequín, se ajustaba la capa blanca que su hermana mayor le había tejido con esmero. Sus largas orejas temblaban levemente con la brisa matutina mientras sostenía una cesta cubierta con un paño bordado.
Dentro, pan recién horneado, frutas dulces y un pequeño frasco de miel esperaban ser entregados a su abuela Adina, una liebre sabía que vivía en una cabaña al otro lado del bosque.
Sera, su hermana mayor, se cruzó de brazos mientras la observaba con una expresión severa. Su porte noble y majestuoso la hacía resaltar entre los demás habitantes de la aldea. Sus ojos dorados reflejaban una mezcla de orgullo y preocupación.
—Emily, escúchame bien —dijo con firmeza—. Toma el sendero principal y no te desvíes por nada en el mundo. Sabes que el bosque no es un lugar seguro.
Emily asintió, aunque la emoción de su primer viaje sola brillaba en sus ojos azulados.
—Lo sé, lo sé —respondió, balanceando su cestita—. Iré directo a la cabaña de la abuela Adina.
Sera suspiró, inclinándose para colocar una mano en la cabeza de su hermana, acariciando con suavidad sus orejas suaves.
—No es un juego, Emily. El bosque no es solo árboles y flores. Hay ojos que nos observan desde la espesura. Criaturas que no son como nosotras.
Emily parpadeó, su expresión juguetona tornándose más seria. Desde pequeña, había escuchado sobre los carnívoros que habitaban más allá del bosque, pero nunca había visto uno de cerca.
—¿Te refieres a los depredadores? —susurró, con un atisbo de curiosidad.
Sera asintió lentamente.
—Los depredadores no son como nosotros, Emily. No piensan como nosotras. No viven en paz. Son criaturas astutas, mentirosas, siempre hambrientas. Si llegas a ver a uno... corre.
Emily tragó saliva. Sabía que su hermana hablaba en serio. En la aldea de los Celestiales, todos crecían con la misma advertencia: no confíes en los carnívoros, no te acerques a ellos, no los escuches.
Pero Emily siempre había sido diferente. Su corazón anhelaba descubrir lo que yacía más allá de los límites seguros de su mundo.
—Lo prometo —dijo, aunque una pequeña chispa de duda ardía en su interior.
Sera la abrazó brevemente antes de soltarla.
—Ten cuidado, Emily.
Con un último vistazo a su aldea, la pequeña coneja enana emprendió su viaje. El bosque se alzaba imponente ante ella, los árboles formando un túnel de sombras y luces danzantes. Emily inspiró profundamente y comenzó a caminar, siguiendo el sendero indicado.
Todo iba bien hasta que, en medio del camino, una presencia desconocida la obligó a detenerse.
Entre las sombras de los árboles, observándola con ojos rojos y afilados como cuchillas, un lobo alto y delgado sonreía. Su pelaje rojizo se mezclaba con los colores de los árboles del bosque, y su sonrisa era tan encantadora como inquietante.
—Vaya, vaya... —dijo con voz melódica—. ¿Qué hace una pequeña conejita tan lejos de casa?
Emily sintió un escalofrío recorrer su espalda. Había escuchado muchas historias sobre los depredadores. Pero nunca imaginó que uno le hablaría con una voz tan dulce.
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Contrato de sangre [AngelicSmile]
ФанфикAlastor creía que ayudando a la princesa del infierno , estaría más cerca de gobernarlo . Por eso llegó al hotel . Y en tan solo un poco más y llegaría a la cima de ambos reinos . o... Emily es desterrada y se encuentra al demonio de la radio luego...