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Jesús, ¿Qué había sido eso? Jungkook realmente no sabía lo que era tener un padre, pero aquel gesto se sintió como algo que un padre haría, ¿no?

Desde pequeño, había visto a otros niños ser abrazados por sus padres, ser recogidos después de la escuela, tener a alguien que les llevara en sus hombros tras una larga caminata, hacer actividades juntos o, simplemente, ser reprendidos. Para él, esas eran escenas de una película, momentos ajenos y lejanos. Creció sin esa figura paterna que le guiara también, que le diera soporte y lecciones. Su madre hizo lo mejor que pudo, pero siempre sintió la ausencia de algo, o alguien.

Sin embargo, aquello le dejó una sensación agridulce, extraña y punzante. Parecía llenar un vacío que ni siquiera sabía que existía, pero en lugar de sentirse enojado, se sentía confundido y un poco decepcionado. Quería algo más, algo que fuera más allá de una simple muestra de celos paternales.

-Que simpático – Dijo Hoseok con un tono de duda y sarcasmo que Jungkook notó de inmediato. Su sonrisa era de confusión y sus cejas se alzaron ligeramente, como si estuviera tratando de entender algo que no encajaba del todo. Comenzaron a caminar por la acera y el sonido de sus pasos, acompañados, resonaban en el pavimento.

-Sé que parece un poco serio, pero no es tan malo como parece – Jungkook sintió la necesidad de justificarlo sin pensárselo dos veces, aunque ni él mismo comprendía por qué.

-No te preocupes, kook. Los padre pueden ser así a veces – Su sonrisa se ladeó, una de esas sonrisas que siempre estaba a medio camino entre la burla y el cariño. Hoseok tenía ese don de hacer que todo pareciera menos complicado, aunque solo fuera por un momento -Aunque me sorprendió porque no es tu padre... pero claramente te tiene un gran cariño, como si fueras su propio hijo — Añadió después de un momento, mirándolo de reojo.

Había una sinceridad en sus palabras que Jungkook no quería escuchar, por lo que asintió quedadamente, por dentro sentía un nudo formarse en su estómago. La idea de ser querido como a un hijo no le agradaba en lo más mínimo. Era como un cruel recordatorio de la barrera insalvable entre sus sentimientos y la realidad. Le interesaba de una manera que iba más allá de lo permitido, y escuchar esas palabras solo hacía que esa barrera se sintiera más infranqueable.

-El cabrón tiene unos abdominales realmente increíbles — Se quejó frunciendo el ceño. Jungkook miró al suelo y soltó una risita nerviosa, tratando de ocultar su incomodidad. Sabía que este tipo de conversación podía llevarlo a pensamientos y sentimientos que prefería mantener bajo control.

Y no era justo. No era justo que él tuviera que lidiar con sentimientos tan intensos y contradictorios. No era justo que tuviera que esconderlos detrás de una sonrisa forzada y palabras superficiales.

Quería gritar, quería liberarse de ese peso, pero sabía que no podía. Así que, en lugar de eso, apretó los puños y siguió caminando manteniendo la conversación.

-Tú también estás en forma – Murmuró sin pensar, solo un comentario automático con la esperanza de cambiar de tema o, al menos, desviar la atención –Quiero decir... estar en el deporte tiene sus ventajas.

Si bien Hoseok tenía un cuerpo bien ejercitado, al punto de que cualquier prenda revelaba sus músculos definidos, Taehyung era distinto. Cada poro en él expulsaba una masculinidad innata que no necesitaba de un abdomen marcado para ser evidente. Esa presencia tan cruda y natural lo volvía jodidamente loco. Era como si su mera existencia desbordara una esencia que dejaba una marca indeleble en todo lo que tocaba.

-Por cierto – Prosiguió Jungkook –¿Desde cuándo estamos saliendo?

Hoseok soltó una risa despreocupada y negó con la cabeza, sus ojos marrones brillando con un destello más claro por estar bajo los rayos dorados del sol de la tarde.

El padre de mi mejor amigo. // -VKOOK-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora