Me desperté antes de lo normal, miré el reloj y eran las 5 am, realmente la noche anterior me había costado dormir.
Me fui a mi habitación sin cenar y no salí de ahí.
Toqué mi cara y la noté húmeda, genial, me había pasado la noche llorando y no tenía ni idea. Me levanté de la cama y caminé a paso lento a mi baño, el cuerpo me dolía como mil demonios.
Me quité la camiseta, quedando en ropa interior y observé mi cuerpo y mi cara. Una oleada de tristeza y rabia me inundaron. Tenía dos enormes moretones de diferentes tonos en mi espalda, hacían juego con el moretón que me quedó en el abdomen y en la pierna derecha. Sin mencionar las pequeñas marcas de sangre y pequeños moretones que quedaron en mi mandíbula.
Realmente verme el cuerpo así , me hacía sentir triste, es decir, seré una maleducada y agresiva, pero sigo siendo una chica después de todo.
Me deshice de la ropa interior y entré en la ducha, encendí el agua y enseguida pude notar el escozor que sentía mi piel al ser rozada con el agua. Así era imposible ir a algún sitio, si el mínimo roce me causaba 300 tipos de dolores diferentes.
Al salir envolví la toalla a mi cuerpo y volví a mi habitación para ponerme algo de ropa.
Al final escogí ponerme unos pantalones largos de un marrón claro y fuerte (ya que en ciertas partes tenía un color, y en otras otro), un top sin mangas ni cuello de color granate con algunas tachuelas doradas, junto con unos tacones Jeffrey Campbell negros con pinchos y por último mi amada cazadora de cuerdo con tachuelas.
Si, quizás tengo una ligera obsesión con las tachuelas y los pinchos.
Miré el reloj y a penas eran las 6 de la mañana, aún tenía tiempo de sobras, así que decidí arreglarme un poco más.
Sequé un poco mi pelo y le puse espuma, para que se viese algo desarreglado, después me lo puse a un lado y empecé a maquillarme un poco. Me puse mi pinta labios color rojo, rímel y la raya de arriba. La verdad, no me mataba maquillando, aunque esta vez tuve que agregar un poco de base para tapar el color de los rasguños y moretones que tenía en la mandíbula y debajo del ojo izquierdo.
Cogí unas gafas negras y redondas, las llaves de Betty, mi mochila y bajé hacia la cocina. Cuando estuve ahí cogí una manzana y salí.
Eran las 6:30 así que aún tenía unas dos horas y media para vagar por el mundo. Subí a mi querida Betty, ya que no me apetecía ir con los chicos y encendí el motor. El sentir el ronroneo del motor me recordó al accidente en el cual mi hermano murió y yo tuve que presenciar.
*FLASHBACK*
- Ve más despacio. - dije temiendo lo peor. A penas tenía 12 años, así que aún era algo temerosa, mi hermano en ese entonces tenía 17.
Tenía unos ojos azules preciosos, el pelo corto, formando una pequeña montaña puntiaguda y una sonrisa que calmaba toda mi ira.
El me hizo caso y disminuyó la velocidad.
- ¿Está bien así Brooks? - preguntó dulcemente, yo me apreté más contra su cintura y asentí.- Dentro de poco te iras...- comenté apenada. Estaba a punto de cumplir la mayoría de edad y eso significaba tener que marcharse del orfanato.
- Volveré a por vosotros y seremos muy felices - pude notar como sonreía. - tu tendrás tu propia habitación llena de muñecos y disfraces, Elliott tendrá sus propios juguetes, Ian se podrá apuntar a un equipo de fútbol, Will podrá estudiar teatro y Zac podrá jugar al lacrosse. - dijo demostrando su emoción. Si había alguien más positivo, era él.
Era el mejor hermano. Era mí ídolo, mi mejor amigo y mi ángel de la guarda.
- ¡Seremos felices! - grité con inocencia. Y todo eso, todos los sueños y esperanzas se fueron a la mierda en tan solo una curva.
Mi hermano y yo seguiamos hablando, cuando dos luces delante de nosotros no iluminó y no nos dió tiempo a reaccionar. Venía demasiado rápido e inestable.
Fue todo tan rápido y tan fuerte que no me dio tiempo a reaccionar, solo sentí un duro golpe en la espalda y una punzada en la cabeza, pero veía a mi lado y no había nada. Empecé a ponerme nerviosa, a penas podía moverme por el dolor pero cuando me enderecé, miré a mi lado y pude ver a mi hermano envuelto en sangre y heridas por todo el cuerpo.
Sus ojos ya no tenían el brillo de antes, estaban apagados y sin fuerzas, su boca donde antes tenía una gran sonrisa estaba llena de sangre. Se estaba muriendo.
- H-hey...- dije acercandome a su lado. - Sean...t-te pondrás ...bien. - dije mientras las lágrimas salían con fuerza de mis ojos. El dedicó una mirada llena de sufrimiento hacia mi. - N-no me dejes...te quiero Sean. - sollocé agarrándole la mano y zarandeando un poco su hombro.
El me dedicó una última sonrisa.
- C-cuídate...pequeña...- dijo con dificultad. - te quiero, se fuerte y...se feliz..- me miró como lo solía hacer cuando me veía triste. Con esa mirada de remordimiento y ternura a la vez.
Me estaba dejando. Y no podía hacer nada para evitarlo.
Sus ojos se cerraron y mi pulso se aceleró. No quería que me dejase, necesitaba a mi hermano como se necesita al oxígeno para respirar. Era mi ancla, mi ídolo, el que me protegía de todo lo malo.
- ¡N-no! ¡No me dejes sola! - grité largando un río de lágrimas. - P-porfavor...solo...quédate. - susurré aún sollozando.
Me abracé a él y pude notar como su calidez ya no estaba, solo era un cuerpo frío e inerte. Lloré y lloré.
Empecé a pensar en todo lo que había hecho por mi y por mis hermanos, por todo lo que pasó y todos los sueños que tenía. Jamás iba a verlo de nuevo.
Empecé a hiper ventilar y marearme, me entró un ataque de pánico.
*FIN DE FLASHBACK*
Una lágrima recorrió mi mejilla al recordar eso, yo rápidamente la aparté y me fui con Betty a no sabía donde.
Después de la muerte de mi hermano mi vida se convirtió en algo peor que el infierno.
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She is Bad
RomanceBrooke Bones, conocida como "Brooke Break Bones" (Brooke Rompe Huesos) es una chica de 17 años acabada de salir de un infierno, pensando en que por fin tendrá una vida mejor, y podrá cumplir todos sus sueños. Pero... ¿y si su infierno continua? ¿...