Capítulo 214 : La Vuelta

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"General, hasta ahora el avance ha sido imparable. El 68º Regimiento ha seguido de cerca a la División Blindada alemana y ha logrado ocupar Atka. Si mantenemos este ritmo, mañana estaremos en Zaragoza", informó Kubala, un hombre de confianza del general Mora, mientras ajustaba su gorra con gesto de urgencia.

Zaragoza, una ciudad clave en el este de España, no era solo un centro de transporte, sino un punto estratégico vital. Su ubicación privilegiada la convertía en el corazón de las comunicaciones del norte del país, conectando Cataluña, el País Vasco, el Levante y la Meseta de Castilla. Controlar Zaragoza significaría dominar las rutas hacia el este y asegurar el flujo de suministros y tropas.

"La ocupación de Zaragoza no es solo una batalla más, es el punto de inflexión en nuestro avance hacia el este", exclamó Kubala con firmeza. "Y con las tropas blindadas alemanas allanando el camino, el Ejército del Norte solo tiene que seguir su estela".

Mora asintió lentamente, sus ojos fijos en el mapa desplegado sobre la mesa. "Nunca imaginé que los alemanes avanzarían con tanta ferocidad", murmuró. "Tomar Zaragoza no solo será un triunfo militar, sino un honor para nuestro Ejército del Norte. Una victoria que resonará en toda España".

Kubala, aprovechando el momento, se inclinó hacia adelante. "General, le sugiero que, una vez tomada la ciudad, vuele allí y pronuncie un discurso. Sería una oportunidad perfecta para aumentar su prestigio entre las tropas y el pueblo".

Mora negó con la cabeza, casi con desdén. "Prestigio . . . ¿De qué sirve el prestigio en medio de una guerra? Solo atrae enemigos y complicaciones. No necesito aplausos, necesito resultados".

Pero Kubala no se dio por vencido. "General, Zaragoza es más que un símbolo. Es un lugar estratégico. Deberíamos trasladar allí el cuartel general de la Legión. Desde allí, podríamos coordinar el avance hacia el este y asegurar el control de toda la región".

Las palabras de Kubala resonaron en la mente de Mora. El general sabía que el tiempo corría en su contra. La guerra no esperaba, y cada día que pasaba era una oportunidad perdida. Trasladar el cuartel general a Zaragoza no solo aceleraría el avance, sino que le permitiría consolidar su posición en el este. Era una jugada audaz, pero necesaria.

"Kubala, tienes razón", dijo Mora finalmente, con voz firme. "Prepáralo todo. Una vez que Zaragoza esté en nuestras manos, trasladaremos el cuartel general allí. Es hora de dar un paso decisivo".

Kubala asintió y salió de la estancia con paso rápido. Nadie notó la sombra de duda en sus ojos, ni la determinación oculta tras su rostro sereno. Mora lo había ascendido, le había dado su confianza, pero Kubala ya había jurado lealtad a otro. A Franco.

Mientras tanto, en Zaragoza, la ciudad se encontraba en un estado de desolación. Las calles, otrora bulliciosas, yacían silenciosas, interrumpidas solo por el sonido de las botas de los soldados y el crujir de las ruedas de los vehículos blindados. En una tienda militar, el general alemán Guderian se inclinaba sobre un mapa militar, su lupa recorriendo cada detalle del terreno. La batalla por Zaragoza estaba a punto de comenzar, y con ella, el destino de España pendía de un hilo.

"Hemos actuado con mucha rapidez. Normalmente, Zaragoza no debería haber reaccionado tan pronto", afirmó Kurt, comandante del 1er Regimiento Blindado, mientras estudiaba el mapa desplegado sobre la capó de su vehículo de mando. "Si mantenemos este ritmo, podremos atravesar el valle de La Muela y llegar a Zaragoza antes de que puedan organizar una defensa sólida".

El centro de España, con su terreno montañoso, había sido un obstáculo constante para el avance de las tropas. En los últimos días, el ejército había progresado con extrema cautela, reduciendo la velocidad de avance a apenas diez kilómetros por hora. Cada curva en el camino, cada elevación del terreno, era una potencial trampa. Pero una vez superado el valle de La Muela, se abrirían las vastas llanuras de la cuenca del río Ebro. Allí, los tanques podrían desplegarse en formación abierta y avanzar a toda velocidad, aplastando cualquier resistencia enemiga.

Los Tiempos de la GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora