Al abrir los ojos una azafata me miraba con curiosidad, me lentanté rápidamente con mi neceser y fuí a la puerta del avión, bajé las escaleras corriendo, me encaminé hasta el interior del aeropuerto, fuí a la cinta donde se recuperan las maletas. Suspiré aliviada al ver la mía, la cojí, la verdad es que si pesaba bastante.
- ¿Es usted Maia Turner?- me dijo un hombre robusto de unos 38 años, su cara estaba rígida y llevaba un uniforme negro.
-Si... - dije con desconfianza.
-Su padre me ha encargado que la esperara aquí y me asegurará que llegara con su tía. - se excusó el hombre.
-Acompañeme. -ordenó el hombre mientras se giraba y empezaba a caminar. Tardé un poco en reaccionar y comenzar ha seguirle, se adentró por una puerta donde había muchas personas, empezó ha acercarse a una mujer de estatura media con el cabello dorado, iba vestida formalmente, al llegar se giró extrañada al sentir la presencia del hombre, después miró en mi dirección y su cara a dio un cambio drástico, de extrañeza ha sorpresa y felicidad, su cara era fina y de rasgos delicados, sus ojos se achinaban debido a la sonrisa que tenía, los cuales eran de un color caramelo muy bonito.
-¿Tu eres Maia? - preguntó con asombro.
Asentí lentamente con la cabeza, soltó un gritito de emoción y con sus tacones se acercó tan rápido que no la había llegado a ver, me abrazó muy fuerte, demasiado diría yo.
-Me estas... E- estran... Estrangulando...- dije cuando me empezaba a faltar el aire.
Ella me soltó nada más decirlo- Lo siento mucho cariño, soy tu tía Merilyn, hacia tanto que no te veia, miraté, que grande estás, ¡y que guapa!- me dijo mientras me cogía la cara y me observaba minuciosamente.
Mis mejillas ardían, juraría que estaba más roja que un tomate.-Mi trabajo aquí ha terminado. - dijo el hombre y se fué caminando firmemente.
-Bueno, dejaremos los alagos para otro momento, que de seguro que estas cansada y deseando instalarte. El coche queda a una calle de la entrada. - y dicho esto se giró y caminó hacia la entrada del aeropuerto.
Una vez fuera caminamos por alrededor de 1 o 2 minutos hasta que se escuchó el desbloqueo de un coche que estaba cerca de nosotras, era un coche blanco, pequeñito y bastante mono. Mi tía me abrió el maletero y metí ahí la maleta, después me subía en el asiento de copiloto y esperé a que arrancara.-Y bueno, ¿qué tal el vuelo?- preguntó para romper el silencio incomodo que se había creado.
-Aburrido, la verdad es que he estado casi todo el vuelo dormida.- dije siendo honesta, a mi tía se le escapó una carcajada.
-Te pareces tanto a tu padre...- dijo con la mirada fija en a carretera.
-¿Estamos cerca de tu casa, tía Merilyn?- al preguntar, me dirigió una rápida mirada y siglo mirando a la carretera.
-Al rededor de treinta minutos.- una vez mi tía dijo eso, me quedé mirando la ventana.
Todo el camino estuve mirando por la ventana, a veces notoba que mi tía me miraba de reojo.
Cuando noté que el coche ya no estaba en movimiento, mire a mi tía y dijo:-Ya hemos llegado...
Me encontraba delante de una casa blanca, de tamaño mediano y bastante acogedora, lo que más llamaba la atención era su gran jardín, con tantas flores. Bajé del cocha y cojí las maletas, mi tía abrió la puerta y entró, la seguía.
-Bueno, tesoro éste es el salón. - dijo refiriéndose a la sala que había nada más entrar por la puerta. Entró por una puerta de cristal con dibujos en blanco. - Ésta es la cocina. - la verdad es que era muy bonita con los muebles en negro y una gran nevera.- salió y subió las escaleras de un color beig, al final del pasillo se encontraba una puerta morada, la abrió y juraría que mi mandíbula tocaría el suelo de no ser que estaba conectada ha mi cabeza. Me encantaba, entré y me tiré a la cama, las maletas las dejé en la entrada.- Bueno, te doy tiempo para que te instales y eso, fue tu madre la que me ayudó a decorar todo esto.
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I'm not afraid of you.(Editando)
VampireMe acorraló contra un árbol, mi espalda chocó contra la corteza propinando un golpe en mi cabeza, solté un quejido de dolor. Sus brazos se encontraban a ambos lados. Sus ojos me miraban fríos y furiosos, por un momento me perdí en ellos, observando...