Cap. 2

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POV: JESSY

¡Estoy harta! De verdad que estoy harta.

Mi vida es un completo infierno, no sé que más hacer, que más inventar. Ya han pasado una semana tras la discusión con mi jefa y los jodidos pedidos junto a mi tardanza.

Es que la muy perra si no fuera por mí y mis habilidades en los pasteles, su negocio quebraría. Lo sé, pero me aguanto ya que ambas nos necesitamos. Pues a pesar de la miseria de sueldo que recibo, me sacan de las deudas y cubren mis gastos.

Gracias a Dios que el semestre está terminando y voy a descansar un poco, al igual que me ahorrare unos cuantos dólares.

Me encuentro aparcando afuera de la pastelería "Dulce sabor", lugar en el cual trabajo. Al momento de desmontarme me doy cuenta de dos cosas; una, hay aparcado un maldito Maserati plateado en la pastelería, y dos, parado en la puerta se encuentra un tronco de hombre.

Digo tronco porque nada lo mueve (mal pensadas). Es moreno, cabello oscuro, ojos...no se por las distancia y más aun lleva unas aviadoras Ray Ban. Me dirijo a la puerta del local, al llegar a esta, saludo y recibo un asentimiento de cabeza, por lo que no puede escuchar su voz.

Al entrar, escucho a mi jefa pronunciar mi nombre, aun hombre que en este momento se encuentra dándome la espalda...

...-Ho, mire aquí esta- mi jefa no me deja reaccionar y me hala por un brazo situándome frente al individuo.

¡Ho por Dios! Es un maldito dios griego. Ojos cafés, tez clara (no tanto) cabello negro revuelto, no muy largos, cuerpo ¿Qué digo cuerpo? Cuerpazo de macho alfa, bien reguardado por un traje oscuro hecho a su medida, "ni mas faltaba".

Al darme cuenta que le estoy mirando como una colegiala, recompongo mi actitud y decido saber de qué va todo.

-Mucho gusto. Soy Jessy ¿En qué le podría servir?

-Creo que me sirves para muchas cosas...- ¿Qué ha dicho este espécimen de hombre?

-¿Qué?...

-Em....digo, estoy a qui porque mi pequeña hermana ha quedado encantada por el pastel que hasta hace unos minutos se que ha hecho usted. Y disculpe mi falta, soy Mathew Lombardi.

-He, gracias. Pero, aun no sé porque está aquí. ¡Ho, perdón! No fue lo que quise decir...

¿Qué diablos me pasa?

-No se preocupe, entiendo. Solo vine a felicitar a la dueña de tan hermosas y benditas manos.

Su voz me hace temblar y sé que debajo de sus amables palabras hay un tigre al asecho. ¡Esto me huele a filtleo!

-Ho, muchas gracias. Pero no debió molestar...

-Discúlpeme usted, si fue atrevido de mi parte venir aquí- dice el, dando a entender que esta "apenado". Si, como no.

-Claro que no señor Lombardi. Es todo lo contrario, es un placer tenerlo aquí- dice mi jefa, que para quita polvos búsquenla.

-Bueno, creo que es momento de irme y nuevamente gracias señorita Jessy por su tan sabroso pastel.

Mi nombre en sus labios te invita a quitarte la ropa y tirártele encima. Es una locura, yo no pienso así.

-De nada y gracias a usted por tomarse la molestia y venir personalmente- le digo y aunque estoy casi excitada tan solo por su voz, muero por que se valla para así al fin tratar que conseguir devuelta mi compostura. Es inaudito me estado.

-No es nada, además pasaba cerca lo más importante, mi pequeña hermana venia ella misma personalmente a felicitarle pero al no poder me encañono a mí- dice el con una pequeña sonrisa y ojos brillante, al acordarse de su hermana. Tal parece que se tienen mucho cariño.

-Ho, que pena- dice mi jefa. Lo cual se encuentra embobada y a los pies del aun extraño hombre para mí.

-Bueno, adiós.- hizo una señal en forma de reverencia y se marcho.

Después del pequeño incidente con el señor Lombardi, momento un tanto embarazoso, mi día termino como todos los días; monótono. Hice unos diez pasteles (sin exagerar) pues esta pastelería es grande, además que pija, por así decirlo. Y no es que yo sea la única repostera aquí, no, somos como ocho contándome, pero los pasteles encremados y animados por así decirlo me salen mejor a mí. Esto se debe a que antes de buscar trabajo, me hice de un curso de repostería para poder conseguir chamba más rápido

Siempre me ha gustado la cocina y más aun hacer postre, por tanto me dedique a aprenderé repostería de forma profesional pero sin dejar atrás el aprendizaje de deliciosos platillos, soy un maldita en cuanto a preparar platos se refiere pero no me veo en un futuro metida en una repostería o de chef en un restauran, caro que no, mi sueño es ser periodista.

Mi día de trabajo termino y como hoy gracias a Dios y todos los santos no me toca cerrar, Salí ha mi hora normal, 8:00pm.

Me encuentro en el sofá de mi sala, echada con un plato de pastel por un lado, un tarro de palomitas por el otro, dos piezas de KFC y un litro de coca-cola, viendo mi saga favorita:" Crepúsculo"...carai, como amo a Edward Collen y como envido a Bella Swan. Pero bueno, estoy a punto de introducirme una de las piezas de carne cuando el timbre suena.

Al no tener a nadie que me visite, lo ignoro y paran de tocar. Pero al cabo de un minuto vuelven a llamar al timbre, pero esta vez de forma desesperada y decido abrir ya un poco cabreada.

Miro mis fachas que consta de una camisa más arriba de las rodillas, ósea, hasta los muslos, sin sostén y unas bragas. Dudo abrir así pero al cabo de unos segundos decido abrir así, pero me arrepentí al momento de abrir.

En mi puerta ¡En mi maldita puerta, está el! Con unos Jeans, una camisa y una botella de vino Chateau L' Evangile Pomerol 2005, un vino Burdeos que supera los 200 euros de coste. Me preguntaran ¿Cómo lo sé? Pues me gusta todo lo que tenga que ver con comidas y bebidas, aunque no me pueda dar el lujo de comprar y probar. El me sonríe y sube la botella.

-Espero no importunar y... lindo vestuario.

Yo me miro y sonrojo al instante, pero lo más importante ¿Qué diablos hace el aquí? Y ¿Cómo diablos sabe mi dirección?

¡Bajo las garras del placer...! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora