Lauren se ocupó de observar a detalle entre la poca visibilidad que tenía, sin duda era una mujer, y a juzgar por su aspecto físico, joven; se detuvo en el objeto de sus manos un breve instante y luego volvió su vista al rostro, pero no le fue posible delinearlo, estaba muy oscuro, el bulto permanecía quieto entre esa oscuridad, parecía todo menos peligroso. Así que no pasó mucho tiempo antes de que ella tomara las correas de su caballo para montarse en él y emprender el camino de vuelta al puerto, antes de que la marea terminara por cubrir el camino.
Por su parte el corazón de Camila no dejó de latir hasta que perdió de vista a la extraña. Pudo notar que llevaba puesta una blusa blanca y pantalones casi al mismo color, el cabello largo y un objeto en las manos que Camila conocía muy bien, su padre los usaba para andar a caballo, pero sobre todo, había visto muchas veces cómo varios de sus amigos en la aldea habían sido castigados con ellos mismos, por lo que no le agradaban. Observó lo que llevaba en sus propias manos, Calum lo armó para ella en su pasado cumpleaños, era un arco, su padre le había hecho jurar que nunca saldría de casa sola por la noche sin él, así que ella siempre hacía lo que su padre le pedía. Fijó su vista de nuevo al camino, ya no podía ver nada, quien sea que fuera la persona que estuvo delante de ella, no pudo adjudicarle un nombre, pero no dejaba de sentirse asustada.
XXX
-Capitán Jauregui, el comandante Oliver la ha estado buscando...-
-Ponlo en algún lugar – Ordenó a la chica luego de arrojarle el látigo para montar en las manos.
-S-sí... Claro – Respondió la joven sorprendida.
Lauren no era la única muchacha en todo el lugar, Keana y Cece habían llegado al puerto dos años antes, y eran, a vista de todos, seres despreciables.
-Debo suponer que existe un archivo que señale la existencia de cada habitante de la isla ¿estoy en lo cierto?- Pregunto Lauren
-Lo hay, en el despacho de la biblioteca. Se tiene registrado cada nacimiento y muerte de los que viven allá, tanto de los bhoritas como de los desplazados.-
-Según lo que leímos en el informe que nos facilitó el Teniente Comandante Stromberg .. – Dijo sentándose en la silla reclinable tras un fino y enorme escritorio – Los desplazados reciben educación académica...-
-De ellos mismos, aprenden lo que sus mismos padres les pueden enseñar.- Respondió la muchacha
-Pero tienen escuela.- Agrego Lauren
-Y libros, y material que ellos mismos fabrican, o adquieren en el mercado negro. Sin embargo, ningún papel oficial les avala sus enseñanzas, por lo nunca llegarán a ser profesionales – Dijo la muchacha con una sonrisa.
Ante la frase, los recuerdos de Lauren volaron de nuevo algunos años atrás.
-Lauren, ¿puedes dejar de estar molestando por favor? – La niña de atuendo negro detiene sus maniobras para mirar con atención a la latina.
-No – Le dice con firmeza, y sigue arrojando tijeras contra un panel, mismas que se clavaban en él.
-Estoy tratando de ensayar una canción, tengo qué presentarla este viernes y no me dejas concentrarme, haces mucho ruido ¡Y no puedo escuchar mis notas! ¡QUIERES PONERME ATENCIÓN! – Grita, jadeando por el esfuerzo. La niña ojiverde la mira de nuevo y con una sonrisa inquietante señala.
-Camila... sabes que me importa tu presentación lo mismo que los poemas que me escribe James McVey... ósea ¡Nada!-
La latina alza la vista, acostumbrada a las frías palabras de la muchacha pálida. Deja el micrófono sobre la bocina y va a sentarse a su lado.
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Mundos Opuestos [Camren]
Acak-¿Es una promesa?- Lauren la miro con el pulgar arriba -Es una promesa.- Camila cogió el pulgar con el suyo sellando el pacto En un mundo gobernado por dinero, poder y un estatus social donde los oprimidos son desterrados y enviados a tierra de nadi...