Capítulo 14

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Era domingo y en la mañana había ido a desayunar con papá, había sido un buen fin de semana con su compañía y como lo prometimos no volvimos a hablar de la separación. Terminé de ordenar mi mochila para mañana, estaba oscuro y de pronto escucho algo en el recibidor de la casa, salgo de mi cuarto y camino por el pasillo hacia la puerta de entrada pero me detengo antes de terminar el pasillo y miro el living. ¿Qué hace mi papá aquí? Me muerdo el labio...
- Por favor Christina –dice el molesto, ambos lo están- deja de ser tan poco razonable.-
- ¿Yo soy la poco razonable? ¿Qué haces tu en mi casa?.-
- Vine a despedirme de mi hija –alega el- pensé que ella abriría la puerta, no tu.-
- Pues, sorpresa –dijo ella con sarcasmo- fui yo.-
- Todo esto que ella está pasando es tu culpa –le dice papá más enojado ahora.-
- ¿Culpa mía? Claro... cuando la cosa está mal la culpa es mía.-
- Pues fuiste tu la que se fue de casa.-
- ¡Claro que me tenía que ir! –grita ella- ¿Acaso querías seguir peleando cada día estando ella en casa?.-
- ¿Dónde está ahora?.-
- Debe estar durmiendo, mañana tiene escuela así que sale de mi casa –apunta la puerta con rabia.-
- Oh Dios Christina –se toma el cabello unos segundos y la mira- ¿qué nos está pasando?.-
- Pues tal vez fue un error habernos casado –y siento que eso me duele.-
- ¿Te arrepientes de eso acaso? –le pregunta enojado pero ella solo agacha la cabeza. Se arrepiente, ambos se arrepienten. Se arrepienten de su matrimonio, se arrepienten de todo lo de su matrimonio. Se arrepienten de mi. Me muerdo el labio para evitar las lágrimas.-
- ¿Y tu no? –le responde ella y ambos se quedan en silencio un rato.-
- Esto es una idiotez, hablar contigo es una idiotez –le dice.-
- ¿En serio? ¿Qué pasó con... Oh Christina amo hablar contigo, siempre tienes algo inteligente que decir?.-
- ¿Qué pasó con... Albert, estaremos siempre juntos? –vuelvo a sentir otro golpe en mi pecho y me deslizo por la pared pero no dejo de mirar la escena.-
- Lo mismo me pregunto –responde mi madre.-
- Ya dejamos de ser una familia –dice mi padre y cierro mis ojos unos segundos. No somos familia. No más papá, mamá e hija- no creo que valga la pena cuestionarse mucho más.-
- Pero aun así lo haces ¿no? Te conozco –dice mi madre.-
- ¿Me conoces? –rió falsamente- si me conocieras esto no hubiera pasado.-
- ¿Qué quieres que sea? ¿Una esposa servicial que le di que si a todo a su esposo? –pregunta mi madre- ¿quieres eso acaso? ¿Una vida monótona? Sabes que no soy así y jamás lo seré –ella hace una media sonrisa, pero se ve triste- eso era lo que querías ¿no? Nunca fui lo que querías.-
- No se trata de eso.-
- ¿Entonces de qué se trata todo esto? ¿En serio quieres recuperar un matrimonio que estaba completamente roto? ¿Quieres seguir discutiendo?.-
- No todas nuestras discusiones eran iguales.-
- Claro que no, en algunas gritábamos más que en otras no más –ambos se quedan en silencio y puedo ver el dolor en sus ojos.-
- Contigo todo siempre era una competencia ¿cómo no discutir por eso?.-
- ¿Yo soy la competitiva? ¿Qué hay de ti? Ambos lo somos.-
- Pues... si –dice él.-
- Antes nos entendíamos, Alber –mamá mira una ventana- ahora no sabemos ni quienes somos nosotros mismos, para mi es una causa suficiente para ya no estar juntos.-
- Creo que siempre tuve una idea equivocada del amor –dice papá y veo como mi mamá lo mira dolida.-
- Entonces –noto como sus ojos están llenos de lágrimas- si tu no me amas no veo caso a que sigamos hablando.-
-Christina... .-
- Fuera de aquí, Albert.-
- Christina, por favor.-
- ¡Fuera de aquí! –gritó mi madre enojada y papá caminó hacia la puerta- ¡Lárgate de una vez!.-
- ¡Lo quieras o no voy a volver y sólo por _________! –gritó con más fuerza.-
- ¡Júntate con ella pero no vuelvas a entrar a mi casa!.-
- ¡Perfecto! –gritó él- ¡Adiós!.-
- ¡Adiós! –grito ella y papá cerró la puerta de un fuerte portazo.-

Veo a mamá desplomarse en el piso y comenzar un llanto amargo, quiero ir a abrazarla y llorar juntar por el fin de nuestra familia, pero ella no sabe que yo vi todo ni que escuché y es mejor que no lo sepa, esto era justamente lo que ella quería evitar al cambiarnos de ciudad. Me levanto antes de que ella lo haga y vuelvo a entrar a mi cuarto con un mal sabor de boca, me siento débil, triste y una mezcla de sentimientos tan amargos que hacen que solo quiera desaparecer.
Me siento pequeña otra vez, y escondo mi cara bajo la almohada y dejo que las lágrimas corran, quiero gritar, gritar con fuerza pero sé que no puedo hacerlo. Veo una luz aparecer por la puerta y hago como si estuviera durmiendo...
-¿Hija? –preguntó mi mamá, suspiró- gracias a Dios, estás dormida. Te amo –dice y cierra la puerta con suavidad.-

Espero varios minutos antes de poder moverme otra vez y me levanto de la cama, mi cuarto da la vista directa hacia nuestro jardín y me quedo mirando el árbol más grande por un largo rato evitando pensar en algo.
Ellos se arrepiente de su matrimonio y yo fui fruto de aquel, ¿acaso nunca se amaron en realidad y yo nací para llenar un vacío? Ese pensamiento hace que me duela el pecho y escondo mi cara entre mis rodillas, me siento quebrada por dentro, jamás me había sentido así y sólo quiero desaparecer. ¿Cuánto tiempo habrán querido separarse y yo era un obstáculo para que lo hicieran? ¿Acaso siempre fueron infelices y yo alimenté esa unión que ninguno disfrutaba? ¿Acaso todo el amor que yo vi era mentira?
A la mañana siguiente y siento el despertador, siento el cuerpo pesado y me duelen los ojos. Me baño y voy a tomar desayuno pero mamá no aparece en un largo rato, cuando al fin sale de su habitación está lista para trabajar y está seria, noto en sus ojos la tristeza pero si no la conociera no lo notaría...
-¿Lista ______? –pregunta con un tono neutro, debo admitir que actúa muy bien. ¿Cuántas veces habrá hecho lo mismo?.-
- Me lavo los dientes y vamos –la miro- ¿no vas a desayunar?.-
- No tengo hambre –contesta- hija apúrate, no quiero llegar tarde.-
- Si, si –camino nuevamente hacia mi baño.-
- Te espero en el auto.-

Correctamente DistintosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora