Capitulo 6

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¿Qué haces aquí? –no pudo evitar el tono de fastidio en su voz ante su presencia.

El chico se quitó los lentes de sol mientras avanzaba a través del césped hasta situarse frente a la castaña, quien lo miraba con cara de pocos amigos. Todo lo contrario a él, quien encontraba divertida aquella situación.

¿Esta Lauren? –pregunto, tratando de mirar sobre el hombro de Camila al interior de la casa.

No, fue a llevar a nuestra hija al kínder –se encargó de remarcar cierta palabra, ahora cruzando los brazos sobre su pecho–. ¿Para que la buscabas?

Oh, tu sabes. Asuntos del trabajo –dijo con la sonrisa más cínica que pudiera haber en el mundo, Camila sabía que solo la estaba provocando–. Escucha Camila, yo sé que tu probablemente me odias, pero...

¿Odiarte? ¿Yo? –lo interrumpió la castaña de la forma más irónica posible–. Hay por Allysus, Brad. Yo no te odio. ¿De dónde sacas eso? –soltó una risita visiblemente falsa–. Es más, si te estuvieras ahogando en medio del océano y yo pasará en un bote junto a ti, hasta te saludaría.

Camila realmente lo odiaba.

Lo sé, ya entendí –murmuro él levantando ambas manos en signo de rendición–. Solo quería que supieras que... tengas cuidado.

Camila frunció el ceño.

¿Cuidado con qué?

Brad se encogió de hombros, avanzando un par de pasos hacia ella al final de los escalones que lo distanciaba de la casa.

Hay gente peligrosa ahí afuera –dijo moviendo la mano con desdén–. Pero estoy seguro de que eso ya lo sabes.

No sé de lo que hablas...

Ya, claro –respondió irónico metiendo ambas manos en sus bolsillos y regresando a largos pasos hacia su auto, Camila mirándolo amenazante, pensando seriamente en correr a la cocina por algo para golpearlo mientras sigue de espaldas a ella–. Cuida bien a Lauren... y a Mily.

¿Qué quieres decir con eso? –respondió a la defensiva.

Pero Brad no añadió más, se metió en su auto, se puso sus lentes de sol mandándole una última sonrisa a Camila antes de acelerar a todo lo que da y marcharse.

Brad ocultaba algo sin duda.

La mañana pasó tranquila, y por alguna razón no recibió ninguna llamada de su trabajo. Se dedicó a asear la casa y enviar uno que otro mensaje a Lauren expresando cuanto la extrañaba. Al terminar con las tareas, se sentó en el sofá agotada. Miró el reloj de la pared: 11:04 a.m. Emily salía a las 12 en punto, unos minutos de sueño se estaban permitidos. Así que se recostó permitiéndose descansar.

Pero el tiempo pasa volando.

Eran las 12:32 p.m. cuando se despertó, apenas vio la hora salió dispara de la casa en el auto. Llegando casi a la 1. Esperaba que la maestra Chelsea se encuentre con ella en la puerta esperándola, pero lo que vió la lleno de confusión. Pues alcanzo a ver a la rubia salir del kínder y aproximarse a su coche.

¡Chelsea! –la llamo para detenerla, la maestra girándose rápidamente.

Oh, hola Camila –la saludó con una agradable sonrisa–. Hace tiempo no te veía por aquí.

¿Dónde está Emily? –no perdió tiempo.

Chelsea la miró extrañada.

Amm, pasaron temprano por ella.

El Matrimonio Perfecto -CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora