Capitulo 7

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¿No piensas saludarme hermanita?

La última vez que había visto a Sofia habían sido años atrás. Y sin pensarlo la abrazó.

Hola –dijo casi sin aliento, su hermanastra correspondiendo a sus brazos.

No había día que no pensará en ella, pues Alejandro había prohibido rotundamente que ambas tuviesen contacto. Seguramente ahora Sofia tenía 17 años. Los recuerdos llegaron a ella al igual que las lágrimas, pues aunque no fueran hijas de la misma madre, Camila amaba a Sofi como si en verdad fuese su hermana.

Perdona a papá –la escuchó disculparse, Camila separándose como si alguien hubiese reventado la burbuja donde se encontraban.

¿Por qué se la llevó? –le preguntó tratando de controlar su enojo.

Él solo me dijo que quería conocerla –contestó cabizbaja, el sonido de alguien aclarando su garganta hizo que ambas mirarán hacia atrás de Camila, Lauren con Emily en brazos las miraban a una distancia prudente.

Amor, ella es mi hermana, Sofia.

¿Amor? –preguntó Sofia casi en un susurró, totalmente confundida.

Si –dijo con la sonrisa más sincera cuando hablaba de la ojiverde–. Sofia, ella es mi esposa Lauren.

¿Esposa?

Ahora Camila estaba comenzando a asustarse por las reacciones de su hermanastra, después de todo ella había crecido bajo el cuidado y las enseñanzas que le dio Alejandro.

Un gusto –saludó Lauren extendiendo su mano hacía Sofia–. Al fin logró conocer a un familiar de Camz.

Por un segundo creyó que la hermana de su mujer no tomaría su mano, así que intento bajarla pero Sofia se apresuró a tomarla.

Igual es un placer –dijo con una sonrisa de lado.

¿Quieres quedarte a cenar? –preguntó Camila ilusionada, pues no había cosa que anhelara más que volver a ver a su hermana pequeña.

Sofia miró hacia atrás, donde un coche estaba estacionado al otro lado de la calle. Le hizo alguna clase de seña al chofer y este asintió.

Claro –aceptó, Camila dejando espacio para dejarla entrar.

El transcurso a la cocina fue silencioso, lo cual fue extraño, Emily estaba callada. Camila miró en su dirección y se dio cuenta del gran bostezo de su hija en los brazos de Lauren, y de cuanto le costaba mantener los ojos abiertos a causa del cansancio.

Y... ¿A dónde fueron el abuelo y tu Mily? –preguntó.

La pequeña dirigió su somnolienta mirada a su madre, con una gran sonrisa.

Me llevó al zoológico a ver a los pingüinos, y me compró una gorra de cebra cuando fuimos de safari... –se quedó en silencio un momento, como si estuviese recordando algo–. Creo que la olvidé en su auto –dijo desanimada.

Tranquila Emily, yo te lo traeré después –añadió Sofia.

¡Gracias Tia Sofi!

Era la primera vez que Camila escuchaba a su hija llamar así a su hermana, y no podía haber escena más tierna. Todas se sentaron en el comedor, Camila sirvió primero el primer platillo, que era avena. Pero Emily tenía otros planes para la noche.

No quiero –dijo con un puchero, alejando el plato de ella.

Si no te comes tu avena, no habrá espagueti –sentenció Lauren.

El Matrimonio Perfecto -CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora