Capítulo 13

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Camila entró corriendo por la puerta de emergencias del hospital central de la ciudad; el fuerte olor característico de desinfectante, alcohol, y los colores claros y pulcros sólo le daban vueltas la cabeza, algo que le provocaba una sensación nauseabunda.

Tomando su bolso con ansiedad, caminó con rapidez hacia la primera ventanilla donde apenas plantarse frente a la recepcionista el nombre de su hija junto al apellido brotó de sus labios. La mujer le brindó una media sonrisa intentando tranquilizarla pero fue inútil, ni siquiera era consiente de la forma en que sus uñas se clavaban en las palmas de sus manos y el dolor en su labio inferior por la fuerza al morderlo le causaba. Y de pronto ya odiaba la robótica sonrisa de la recepcionista, brindándole una empatía que sólo lo hacía por costumbre o trabajo.

Apenas le dijo la habitación no escatimó en un agradecimiento. Sus pasos eran largos, rápidos y meticulosos, su blazer se agitaba y sus zapatillas resonaban. Claramente llamando más una mirada en su dirección hasta que se desapareció en el elevador.

Había recibido una llamada de Lauren, quien con voz mortificada le explicó que Emily había sufrido un accidente en casa y habían ido a urgencias del hospital. No esperó a escuchar más, la posibilidad de que Alejandro tuviese algo que ver en esto al no responder a sus llamadas fue algo que la heló por completo. Miles de escenas de su hija siendo lastimada por ese hombre la invadieron, y es que no quería ni pensar en eso.

Tocó un par de veces la puerta, sin esperar contestación la abrió sin problemas. Su pequeña estaba sentada en la camilla del consultorio, y una doctora le daba la espalda a ella para terminar de suturar la última puntada a un extremo de la frente de Emily.

La enfermera junto a la doctora la miró con una expresión confundida.

Disculpe, no puede entrar así –dijo con tono altanero, acercándose hacia ella seguramente para sacarla de la habitación.

Camila elevó una de sus cejas, con una expresión que congeló a la enfermera antes de que le pusiera un dedo encima.

Está bien, viene con nosotras –se levantó Lauren ligeramente de su asiento junto a la camilla, donde sostenía la mano de Emily con afecto.

Estaba tan enfocada en la situación que no se había tomado el tiempo de enfocarse en su mujer.

La enferma pareció ceder a su objetivo y permitió a Camila acercarse para después ella salir con un par de expedientes al pasillo.

–¿Qué ocurrió, Mily? –preguntó en voz más baja, dulcificándola cuando notó el puchero que se abría paso en la pequeña.

La doctora se apartó una vez colocó la gasa para cubrir las puntadas.

No pasa nada, Emily es una niña muy valiente. ¿Verdad que sí, princesa? –le dijo con una enorme sonrisa.

Al fin se tomó el tiempo de darle un vistazo a la doctora. Una alta mujer rubia, de ojos azul claro y sonrisa de barbie.

Sus ojos volvieron a su hija, quien asintió en respuesta a la doctora caramelo.

Suspiró tallando su rostro con estrés, jadeando cansada.

Ella entró a nuestra habitación, quiso tomar un álbum de fotos desde la parte más alta del armario subiéndose a una silla y se cayó –le explicó Lauren en voz muy baja poniéndose de pie, Camila asintió en alivio.

El Matrimonio Perfecto -CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora